Ser una persona complaciente no es bondad, es supervivencia”: con esta contundente afirmación empieza uno de sus recientes vídeos el psicólogo Nicolás Salcedo, quien habitualmente habla sobre salud mental en redes sociales.
El terapeuta expone que la mayoría de las personas que son muy complacientes con los demás lo son por una respuesta traumática. Apunta que, en muchos casos, se trata de personas que han crecido en una casa en la que las emociones de uno de los padres marcaban el bienestar emocional de los demás.
“Si un día [este progenitor] estaba enfadado, había mucha tensión y estabais todos alerta para no enfadarlo más. Y, si estaba tranquilo, aunque podías respirar un poco, siempre estabas con un ojo puesto ante cualquier cambio que se pudiese dar”, argumenta Salcedo.
El psicólogo sigue explicando que estar en este estado de alerta e hipervigilancia de las reacciones de esta persona “te entrenó a ser un experto en anticipar los estados emocionales de los demás; te volviste muy observador con el fin de poder modificar tu conducta dependiendo de cómo le iba a afectar al otro”.
Nicolás Salcedo destaca que una simple mueca, un suspiro, un silencio o cualquier detalle “podía indicar peligro”. Sin embargo, “tú ya estabas acostumbrado y sabías perfectamente lo que tenías que hacer con el fin de contener su estado emocional, y eso te hizo un experto en mitigar el conflicto”, apunta el experto.
Sin embargo, este método de defensa se centra en evitar el conflicto a toda costa, no en manejarlo y resolverlo. Para Salcedo, lo peor de todo es que actuar así funciona en el momento y permite que no haya caos diario, por lo que estas personas terminan integrando estos patrones y ahora, como adultas, siguen poniendo a los demás por delante de ellos, tienen miedo a decir que no y temen que estalle un conflicto si dicen lo que realmente piensan o si ponen un límite.
Reacciones en redes
“Has descrito mi infancia y, como adulta, efectivamente, tengo problemas para poner límites”
El psicólogo concluye que estos patrones se pueden cambiar y que las personas que han aprendido a ser tan complacientes pueden superar el miedo a poner límites y a priorizarse, si es necesario, con ayuda profesional. Y termina el vídeo con esta reflexión: “Sé que parece muy cómodo callarte para mantener la paz, pero cuando eso te pase, pregúntate: '¿La paz de quién estoy manteniendo?' Spoiler: no es la tuya”, advierte Salcedo.

