Cuando tu hijo pequeño empieza a crecer, seguramente te planteas cuál es el momento adecuado para sacarlo de tu cama por las noches. Muchas veces se piensa que hay una edad concreta en la que los niños deberían dejar de dormir con sus padres y pasar a su propia cama, pero en realidad no existe una edad exacta ni universal que marque ese cambio.
Carlos González, pediatra, autor y divulgador especializado en crianza, alimentación infantil y salud familiar, reflexiona sobre esto en su pódcast Criando Sin Miedo. González, que también comparte contenido en redes sociales con consejos y respuestas claras, lanza una pregunta que probablemente también te haces: ¿hasta cuándo debería dormir tu hijo contigo?

Madre e hija amorosas durmiendo juntas en la cama por la noche
“¿Cómo es posible que todavía haya gente diciendo que si metes a tu hijo una sola vez en la cama, se acostumbrará y no saldrá nunca? ¿Verdad que tú no quieres ser un bebé pequeñito y tonto? Pues entonces no tienes que dormir nunca más con papá y mamá. Los niños, igual que los adultos, no funcionan bien bajo presión. Probablemente le entrará tanta angustia que se pondrá a llorar y se te va a venir”, dice en uno de sus episodios.
González plantea que si nunca le dijeras nada a tu hijo sobre dejar tu cama, no está claro a qué edad lo haría de forma natural. “No conozco ningún estudio experimental en el que se hayan limitado a esperar qué ocurre, pero sospecho que antes de los 12 o 13 años la inmensa mayoría ya habría preferido dormir solo”, explica.
Ahora bien, como es habitual que quieras sacarlo antes, es normal que intentes buscar una forma de hacerlo que respete su proceso. ¿Cómo? Carlos explica que antes de los tres años no suele ser fácil: “No nos engañemos. Los niños menores de tres años probablemente van a querer dormir con sus papás. A partir de los tres años, más o menos, aunque varía mucho, como todo en los niños: cuándo caminan, cuándo hablan... es más probable que, si se lo explicas bien, lo entiendan”.
Por ejemplo, puedes decirle: “Cariño, como ya eres muy mayor y ya casi no cabemos todos en la cama, vamos a poner una camita para ti aquí al lado, o a los pies de nuestra cama”. Carlos insiste en que no es lo mismo irse a su propia cama en la misma habitación que cambiarse a otra completamente distinta. Y aunque hay niños que, incluso con dos años, se van felices a su cuarto sin problema, no es lo habitual.

Madre e hija amorosas durmiendo juntas en la cama por la noche
Lo más común es que tu hijo acepte dormir en su cama, pero aún cerca de ti. Por eso, González recomienda ofrecerle varias opciones. “Primero le vendes la moto, ¿no? Mira, cariño, ahora tendrás tu propia cama para ti solo porque ya eres mayor. Vamos a comprar unas sábanas que te gusten.” Le das a elegir, haces que participe, que se ilusione con la idea. Y sobre todo, le dejas claro que si alguna noche quiere venir a dormir con mamá y papá, puede hacerlo: “Solo te pido que no hagas ruido, porque papá y mamá tienen que dormir, y que primero pases por el baño”, sugiere.
Según el pediatra, cuando les das opciones y les dejas una puerta abierta, tu hijo se siente tan seguro que muchas veces ni siquiera vendrá. Pero si le dices que nunca más va a dormir contigo, probablemente se angustie y se ponga a llorar. “Y si insistes en que duerma en otra habitación, es probable que tengas que ir dos, tres o cuatro veces cada noche a ver qué le pasa”, avisa.
Eso sí, también te recuerda algo importante: si tu hijo te llama por la noche, ve. No se va a traumar porque respondas a su llamada. “Normalmente, los niños de menos de tres años llaman hasta que tú vas. Y los mayores, muchas veces ni siquiera llaman: se levantan, caminan y se meten en la cama. No tienen por qué llorar para hacerlo”, concluye.