El verano es la temporada del calor, la playa y, por supuesto, las zapatillas de playa o las chancletas. Son cómodas, frescas y perfectas para caminar sobre la arena o ir de la piscina al agua. Sin embargo, Joaquín Peñalver, fisioterapeuta, ha alertado sobre el peligro de abusar de ellas. En sus redes sociales, Peñalver subraya que este tipo de calzado no está diseñado para más que para momentos específicos. Y el abuso de las zapatillas de playa, según él, puede tener consecuencias para nuestra salud.
¿Os acordáis de aquel ligamento lateral interno que no te dolía?
Peñalver comienza su vídeo con un tono irónico pero directo: ”¿Qué te crees que eres, un maasai con estas zapatillas?” Con esta frase, el fisioterapeuta hace un llamado de atención sobre el uso excesivo de las chanclas. Aunque son cómodas y prácticas, no están pensadas para ser usadas durante largas caminatas o en actividades cotidianas. Su uso debe estar limitado a situaciones específicas como la piscina o la playa, y no como calzado habitual para el día a día.
Chanclas
En sus palabras, “estas son solo para la piscina, para la playa, para ducharse... Y nada más”. De forma clara, el fisioterapeuta aclara que las chanclas deberían ser vistas como una prenda limitada a ciertos entornos, no como un calzado “todo terreno” para el día a día.
El principal riesgo de abusar de las chanclas, según Peñalver, es la falta de soporte que tienen. Las chanclas tienen una suela plana y minimalista, lo que provoca que los pies trabajen de manera incorrecta al caminar. Esto puede derivar en una serie de problemas musculoesqueléticos, que van desde dolores leves hasta lesiones más serias.
“¿Os acordáis de aquel ligamento lateral interno que no te dolía? ¿Te acuerdas de aquella tendinopatía de Aquiles que se te había ido? ¿Te acuerdas de aquella fascitis plantar, que ya habías superado? Están aquí, han llegado para recordártelo”, advierte Peñalver. El abuso de las zapatillas de playa no solo puede reactivar viejas dolencias, sino que también puede causar nuevas lesiones debido a la inestabilidad y el mal alineamiento que generan en el pie y la pierna.
Chanclas
Y estos son solos, chicos y chicas, para la piscina, para la playa, para ducharse, para nada más
Peñalver no está en contra de las chanclas en sí, sino de su uso prolongado e inapropiado. Según él, la clave está en utilizarlas con moderación y en el contexto adecuado. Las chanclas son perfectas para la playa, la piscina o las duchas, pero no deberían convertirse en el calzado habitual para actividades cotidianas como caminar por la ciudad o hacer compras.
El mensaje final de Peñalver es claro: cuidar nuestros pies es esencial para mantener nuestra salud a largo plazo. Las zapatillas de playa, por muy cómodas que sean, no ofrecen el soporte necesario para caminar de manera adecuada durante muchas horas. Si no tenemos cuidado, podemos terminar pagando el precio con dolor, lesiones o incluso problemas crónicos.
El fisioterapeuta nos recuerda que, al igual que no comeríamos helado todos los días para el desayuno, no deberíamos usar chanclas todo el tiempo. El verano está para disfrutarlo, pero sin poner en riesgo nuestra salud. La moderación es la clave, y si somos conscientes de cómo usamos este tipo de calzado, podemos evitar que problemas como la tendinitis o la fascitis plantar vuelvan a nuestra vida.
