Lucía Galán, pediatra: “Los niños deben usar gafas de sol de categoría 3 o 4 en verano para prevenir lesiones oculares que podrían ser permanentes debido a la radiación UV”
VERANO
”“Son necesarias y recomendables porque protegen de forma importante los efectos nocivos de la radiación solar en la retina”, apunta la pediatra

Lucía Galán, pediatra

Con la llegada del buen tiempo, los parques, las playas y las montañas se llenan de familias disfrutando del sol. La mayoría no olvida aplicar protector solar en la piel de los más pequeños, pero hay una parte del cuerpo que a menudo se descuida: los ojos. ¿Deben los niños utilizar gafas de sol? ¿A partir de qué edad? ¿Son todas seguras? La protección ocular en la infancia sigue siendo una gran olvidada, a pesar de que los ojos de los niños son especialmente sensibles a la radiación solar. Aunque muchas familias asocian las gafas de sol a un complemento estético o a una incomodidad pasajera, lo cierto es que su uso puede marcar una gran diferencia en la salud visual a largo plazo.
La pediatra Lucía Galán, con casi 20 años de experiencia y madre de dos adolescentes, ha compartido en sus redes sociales un mensaje claro: los niños también deben proteger sus ojos del sol. En un post reciente, explica por qué el uso de gafas de sol homologadas es fundamental desde edades tempranas y qué aspectos deben tener en cuenta las familias a la hora de elegirlas. “Son necesarias y recomendables porque protegen de forma importante los efectos nocivos de la radiación solar en la retina y en otras estructuras solares, que sí ya son delicadas en adultos, en niños más aún. Las lesiones a edades tempranas pueden suponer lesiones permanentes”, apunta.

La principal razón por la que se recomienda que los niños usen gafas de sol es la protección frente a los rayos UV, pero no solo esto: también los resguarda de elementos como arena, insectos, contaminación o ácaros que pueden dañar sus ojos, especialmente sensibles durante la infancia.
“Las gafas son seguras siempre y cuando estén homologadas por la Comunidad Europea. Podréis comprobarlo con la pegatina del sello de CE que garantiza que cumplen la normativa. Y, por supuesto, os aconsejo que las compréis en centros de confianza como pueden ser las ópticas o las farmacias que garantizan que las gafas sean aptas y estén homologadas”, apunta Galán.
Existen cuatro categorías de gafas de homologadas por la Unión Europea. La categoría 0 hace referencia a gafas que dejan pasar a través de sus cristales al menos un 80% de la luz visible: estas se emplean como protección en ambientes con poca luz y también pueden ser utilizados en interiores por personas que padezcan fotofobia, y no son recomendables en niños. “Las gafas de categoría 1 tienen filtros que dejan pasar entre un 43% y un 80% de la luz. Estos filtros son aconsejables para la ciudad, pero no en niños”, cuenta Lucía.

En cuanto a las gafas de categoría 3 y 4, ambas son las más indicadas para niños. La primera de ella tiene filtros con transmisiones de luz visible entre el 8% y el 18%, especialmente aconsejadas en verano, lugares de playa y en montaña con mucho sol. Y las de categoría 4, tienen filtros que poseen una transmisión entre el 3% y el 8%. Estas lentes son adecuadas para zonas de alta montaña, esquí y deportes acuáticos. Debido a la baja transmisión que presentas estas lentes, su uso está desaconsejado en la conducción de automóviles.
Aunque, como también señala Galán, no todos los niños se sienten cómodos con las gafas de sol, especialmente los más pequeños. En esos casos, insiste en que no debe convertirse en una fuente de preocupación para las familias. “Si las toleran, genial, y si no, podemos recurrir a alternativas como un gorrito o una visera que les proteja del sol”, sugiere. Recuerda además que no existe una edad mínima para comenzar a usarlas: lo importante es encontrar la forma de proteger sus ojos sin que eso suponga un motivo de estrés o agobio para padres y madres.