La doctora María Muñoz, médica experta en aparato digestivo: “El albedo es mucho más que un simple resto de la fruta: protege, nutre y refuerza tu organismo”

Salud digestiva

Quienes eliminan el albedo de los cítricos desperdician una fuente natural de vitaminas esenciales

6 recetas con mandarina para aprovechar al máximo esta deliciosa fruta

Dra. María Muñoz, especialista en aparato digestivo

Dra. María Muñoz, especialista en aparato digestivo

El albedo, esa parte blanca y algo áspera que recubre los gajos de las mandarinas (y otros cítricos), muchos lo retiran de la fruta antes de degustarla. Sin embargo, según advierte la Dra. María Muñoz, especialista en aparato digestivo del Hospital Virgen de la Arrixaca en Murcia (además de profesora colaboradora en la Universidad de Murcia y miembro de la Sociedad Española de Patología Digestiva), deshacerse de esos hilillos blancos es un error que puede privarnos de grandes beneficios para la salud. El albedo es una defensa natural con propiedades extraordinarias para nuestro cuerpo. Su contenido en fibra, antioxidantes y micronutrientes lo convierten en un aliado discreto pero poderoso de nuestro bienestar.

El albedo, más que una simple piel

Aunque a menudo se considera un residuo desagradable por su textura fibrosa o sabor ligeramente amargo, el albedo está cargado de compuestos que favorecen la digestión y la salud cardiovascular. Contiene pectina, una fibra soluble que ralentiza la absorción de azúcares, estabilizando los niveles de glucosa y ayudando a regular el tránsito intestinal.

Además de la pectina, el albedo es una fuente sorprendente de vitamina C y flavonoides. Estos últimos, conocidos por sus efectos antioxidantes, contribuyen a reforzar el sistema inmunológico y a mejorar la salud de los vasos sanguíneos. Es como si la fruta diera un pequeño escudo para el cuerpo.

Según datos de Naranjas Ecológicas Sevilla, el albedo de la naranja, que comparte propiedades con el de la mandarina, contiene entre 15 y 20 veces más compuestos fenólicos que la pulpa del fruto. Estos compuestos ayudan a neutralizar los radicales libres, reduciendo así el riesgo de enfermedades crónicas y el envejecimiento celular.

El albedo de las mandarinas es muy importante.

El albedo de las mandarinas es muy importante.

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Blanquear el albedo suaviza su sabor, y en cocina puede dar un matiz inesperado que eleva el plato, explican desde el equipo de Naranjas Ecológicas Sevilla. Esta técnica culinaria, que consiste en hervir brevemente el albedo con agua y sal, reduce su amargor y lo vuelve más versátil. Curiosamente, lo que muchos desechan hoy fue, y sigue siendo, un ingrediente cotizado en la cocina de vanguardia. Ferran Adrià, referente mundial de la alta gastronomía, incluyó el albedo en su receta de espardeñas con puré de albedo, publicada en su libro de 2007 Cocina con firma. Otros chefs como Rodrigo de la Calle, Paco Roncero o Marcos Morán también han incorporado esta parte del cítrico por su toque amargo, fresco y sofisticado. Pero más allá de la alta cocina, también se aprovecha en recetas tradicionales como las pieles de naranja confitadas, un dulce que muchas familias siguen elaborando, especialmente en época navideña

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El albedo no sólo protege la pulpa del fruto del ataque de insectos o microorganismos, sino que actúa como una barrera contra la oxidación y la radiación solar. Y como si fuera poco, es también una reserva de nutrientes que la fruta utiliza durante su desarrollo. Consumir los cítricos enteros, sin retirar el albedo, es un gesto mínimo que marca una diferencia enorme, destaca la doctora. 

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