Begoña del Campo, neuropsicóloga: “Cuando estás viendo una película y de repente te preguntas por qué has cogido el móvil; eso es porque tu cuerpo te está pidiendo la dopamina barata que te produce”
Bienestar
La experta explica por qué a veces el cerebro tiende a priorizar los pensamientos negativos
Begoña del Campo, neuropsicóloga
Los humanos somos seres racionales y complejos, con memoria, emociones y con muchos pensamientos. Aunque nos hemos adaptado a la vida moderna, conservamos rasgos primitivos: nuestro cuerpo y, sobre todo, nuestro cerebro siguen operando bajo los principios básicos de la supervivencia. Así lo indica la neuropsicóloga Begoña del Campo en una charla con el empresario Nayo Escobar, donde explica cómo nuestro cuerpo y mente responden ante las amenazas externas.
Los humanos somos seres racionales y complejos.
El cuerpo es muy adicto a lo negativo porque necesitamos sobrevivir evolutivamente
Según la experta, aunque vivamos en una sociedad moderna, rodeados de tecnología, a veces nuestro organismo reacciona con un instinto primitivo; por ello sentimos a veces, ansiedad o miedo sin un motivo aparente. El cerebro no siempre es capaz de distinguir cuando una amenaza es real o imaginaria, de modo que reacciona ante ambas situaciones.
“El cuerpo es muy adicto a lo negativo porque necesitamos sobrevivir evolutivamente. El cerebro siempre va a buscar lo negativo para protegerse de las amenazas externas. Somos seres que vivimos con un cuerpo y una biología primitiva en un mundo moderno. Por eso hay tanta insatisfacción”, empieza explicando. El cuerpo está preparado para presentar atención ante cualquier situación, y esta es la razón por la cual muchas personas se sienten insatisfechas con su vida, según la neuropsicóloga.
Si son pensamientos de queja, te va a subir el cortisol, te va a subir la adrenalina
Esta búsqueda constante de amenazas tiene consecuencias químicas, generando hormonas como el cortisol y la adrenalina: “Si son pensamientos de queja, te va a subir el cortisol, te va a subir la adrenalina. Es decir, se desarrollará una neuroquímica, una cascada química negativa”, explica.
Como solución, Del Campo propone ejercicios que nos ayuden a detectar esas señales y a tranquilizarnos. Nos invita a tomar distancia de los pensamientos negativos y verlos con perspectiva. “Cuando pillo a mi cerebro quejándose, le digo, ‘ya no te quejes, ya estamos’. Es como si yo saliera de mí misma, mirara a mi cerebro y le dijera: no, tranquilo”, señala.
Además, remarca que nuestras células desempeñan un papel importante en el proceso. “Resulta que las células tienen en su periferia unos receptores para los químicos que tu cerebro propone, buenos o malos, y, las células se vuelven adictas a esos químicos”, dice. Cuando el cuerpo se acostumbra a estar en alerta, busca inconscientemente situaciones que generen esas mismas reacciones químicas, creando un ciclo que refuerza los patrones negativos.
Además, la experta compara el cerebro con el algoritmo de cualquier red social, en el que cuanto más pensemos en los problemas, quejas o preocupaciones, más alimentamos ese patrón. Un ejemplo cotidiano que usa para ilustrar cómo nuestros hábitos están conectados con esta química interna es el impulso de consultar el móvil sin una razón concreta, simplemente porque el cuerpo busca una dosis rápida de dopamina: “Estás viendo una película y de repente te preguntas por qué has cogido el móvil. Eso es porque tu cuerpo te está pidiendo la dopamina barata que te produce, por ejemplo, el 'escrolear'”, concluye.