Durante décadas, hacer ejercicio ha sido, junto a la alimentación, la herramienta ideal para bajar de peso, moldear el cuerpo o cumplir con un ideal estético, pero lo cierto es que movernos es también, y sobre todo, una forma de cuidarnos, de prevenir enfermedades y de ganar calidad de vida. Aun así, para muchas mujeres, entrenar sigue siendo un desafío pendiente. No por falta de ganas, sino por culpa de mensajes erróneos que aún hoy en día y a pesar de las voces de infinidad de expertos se siguen repitiendo, como que lo importante es comer menos y no tanto entrenar.
Gracias a miles de estudios, hoy sabemos que el entrenamiento, especialmente el de fuerza, es una de las claves más eficaces para envejecer bien, vivir más años y sentirnos más capaces, tanto para hombres como para mujeres. Sin embargo, las cifras demuestran que ellas aún entrenan menos que ellos, y que dar el primer paso puede convertirse en una batalla contra la culpa, el tiempo, y los estereotipos. ¿Por qué sucede esto? ¿Y qué podríamos cambiar si empezáramos a ver el ejercicio con otros ojos?
La nutricionista y experta en salud femenina, Carla Romagosa, en el pódcast A lo grande, no tan solo asegura que el entrenamiento de fuerza es altamente beneficioso para las mujeres a nivel general, sino que afirma que las que entrenan fuerza entre 1 y 2 horas por semana tienen hasta un 29% menos de riesgo de morir en comparación con las que no entrenan nada.
Muchas mujeres han sido superprogramadas para creer que la única forma de mejorar el cuerpo es hacer dieta
Romagosa explica también que si además combinan ese entrenamiento de fuerza con ejercicio aeróbico, como nadar, correr o ir en bici, el riesgo se reduce hasta en un 46%, una cifra absolutamente descomunal que pone de relieve el gran impacto positivo del ejercicio físico en la salud y longevidad femenina.
Uno de los aspectos más llamativos de los que habla la experta es que, según diversos estudios, las mujeres, dedicando menos tiempo al ejercicio, obtienen mayores beneficios que los hombres. Sin embargo, la pena es que, pese a esos beneficios, sigue siendo difícil que las mujeres se animen a entrenar, algo que Romagosa atribuye a un “condicionamento cultural” que asocia el mejorar el cuerpo con hacer dieta, no con entrenar:

El entrenamiento de fuerza es imprescindible tanto para hombres como para mujeres, pero ellas obtienen mayores beneficios entrenando menos tiempo
“Muchas mujeres han sido superprogramadas para creer que la única forma de mejorar el cuerpo es hacer dieta. Además, esta dieta suele implicar restricción social, como evitar salidas o encuentros, lo que a menudo la hace insostenible”, asegura.
Por eso, Romagosa anima a todas las mujeres a cambiar esa mentalidad cuanto antes, pues los beneficios del entrenamiento de fuerza son descomunales y pueden cambiar, literalmente, la vida de muchas de ellas.