La higiene personal forma parte de la rutina diaria y, más allá de sentirse limpio, es un hábito fundamental para mantener una buena salud e higiene. Esta práctica ayuda a eliminar las células muertas, el sudor acumulado durante el día o la noche, los gérmenes y otros residuos. Sin embargo, aunque muchos crean que la ducha es importante, también lo es la forma en que uno se seca, ya que un secado inadecuado puede favorecer la proliferación de microorganismos y aumentar el riesgo de infecciones.

Es importante lavar las toallas cada tres días.
Boticaria García, farmacéutica y divulgadora científica, habló recientemente de la importancia del secado en el programa Y ahora Sonsoles, donde respondió a una duda de la que se habla poco: ¿Cada cuánto tiempo hay que cambiar las toallas? ¿Se puede usar la misma toalla para todo el cuerpo?
Según Boticaria García, la frecuencia ideal y recomendable para cambiar la toalla corporal es cada tres días, sobre todo si esta se utiliza para todo el cuerpo, incluidos los genitales y los pies: “A partir de una semana ya hay un 89% de bacterias que pueden causarnos problemas. La ciencia recomienda cambiarlas cada tres días”, afirma.
Como no vamos a tener 27 toallas y usamos una sola, lo ideal sería primero secarse la cabeza, después el cuerpo y dejas los genitales y los pies para el final”
La farmacéutica reflexiona que muchas veces no somos conscientes de la carga bacteriana que pueden acumular las toallas, aunque las usemos con el cuerpo limpio. Por eso, usarlas de forma continuada sin un hábito de lavado diario puede suponer un riesgo para la salud, sobre todo para aquellos que tienen el sistema inmunológico más débil como los niños o los ancianos.
Científicamente hablando, Boticaria afirma que lo ideal sería contar con tres toallas distintas tras la ducha: una para la cara, otra para el cuerpo y otra para los genitales y los pies. Sin embargo, insiste en que, si solo se utiliza una, lo más adecuado es cambiarla diariamente o, como máximo, cada tres días.
El virus labial se contagia mucho a través de las toallas
Para usar correctamente la toalla después de la ducha, García recomienda un orden para minimizar el riesgo de transmisión de gérmenes o virus: “Como no vamos a tener 27 toallas y usamos una sola, lo ideal sería primero secarse la cabeza, después el cuerpo y dejas los genitales y los pies para el final”, señala. Este orden sigue una lógica higiénica: los genitales son una de las zonas más sensibles del cuerpo, y su contacto posterior con otras zonas a través de la toalla podría facilitar la transmisión de gérmenes y virus.
Boticaria añade que es fácil contraer ciertos virus o bacterias como el herpes labial. “El virus labial se contagia mucho a través de las toallas, por eso recomiendo una toalla solamente para la cara”, advierte. Otro virus propenso a transmitirse mediante toallas es el virus del papiloma humano (VPH) que causa verrugas en distintas partes del cuerpo. Esto se debe a que se transmite por contacto directo con la piel infectada, pero también puede sobrevivir en superficies húmedas como las toallas, especialmente si no se secan adecuadamente después de su uso. Asimismo, es importante destacar que el uso de la toalla es personal y no es transferible.
Con estos consejos, la farmacéutica pone el foco en que no basta solo con ducharse para mantener una buena higiene, sino que esta se extiende desde los objetos que usamos después de la ducha. En épocas como el verano, cuando nos duchamos con más frecuencia e incluso usamos la toalla varias veces al día, el lavado de la toalla cobra aún más importancia. Por este motivo, Boticaria destaca la relevancia de ser concientes en la higiene personal.