El nutricionista Pablo Ojeda ha compartido recientemente un video en sus redes sociales en el que lanza una advertencia clara y directa: reducir o eliminar el azúcar de la dieta no solo tiene un impacto positivo en el cuerpo, sino también en el funcionamiento del cerebro, y los efectos pueden notarse desde el primer día.
A través de su experiencia personal y con un enfoque divulgativo, Ojeda busca concienciar sobre los efectos que el consumo habitual de azúcar puede tener en nuestra salud física y mental, animando a sus seguidores a reflexionar sobre sus hábitos alimenticios diarios.
Como explica Pablo Ojeda, basta con un solo día sin consumir azúcar para empezar a notar menos picos de glucemia. El cuerpo comienza a requerir menos estímulos y, poco a poco, se inicia un proceso de mejora. Si mantienes una alimentación sin azúcar durante una semana, los antojos disminuyen notablemente, y el organismo empieza a reajustar los niveles de dopamina y endorfinas, generando una mayor sensación de estabilidad emocional.
Para quienes deseen continuar con el reto, el nutricionista advierte sobre las múltiples mejoras que se pueden experimentar al eliminar el azúcar durante un mes. Entre los beneficios para el cerebro se incluyen mayor claridad mental y una notable reducción de la niebla cerebral. Además, la memoria y la concentración mejoran significativamente. Según Pablo Ojeda, diversos estudios demuestran que el consumo excesivo de azúcar afecta negativamente la memoria y el hipocampo.
Consejo
Dejar atrás el azúcar conlleva beneficios a nivel físico y mental
Si mantienes una alimentación sin azúcar durante un año, los beneficios son profundos tanto a nivel físico como mental. Tal como afirma Pablo Ojeda, disminuye la inflamación, mejora la sensibilidad a la insulina y se reduce notablemente la grasa abdominal, lo que conlleva un menor riesgo cardiovascular. Pero los cambios no se limitan al cuerpo: el cerebro también se reconfigura.
El nutricionista explica que desde la primera semana sin azúcar, las vías de recompensa comienzan a normalizarse. Una ingesta alta de azúcar eleva excesivamente la dopamina, alterando su funcionamiento y afectando las vías asociadas a las adicciones. Al eliminar el azúcar, este equilibrio se recupera, favoreciendo una mente más estable y menos dependiente de estímulos artificiales.