Raquel Clapés, nutricionista experta en menopausia: “Durante el verano, el calor hace que el cuerpo luche para enfriarse, disparando los sofocos nocturnos y empeorando la calidad del sueño”
Menopausia
Además del calor y los sofocos, los cambios hormonales también afectan directamente al sueño
Raquel Clapés, experta en salud hormonal
Las altas temperaturas intensifican los sofocos, sudores nocturnos y despertares frecuentes que afectan al descanso de las mujeres en la etapa de la menopausia. Expertas y estudios explican por qué el insomnio menopáusico empeora en verano.
Por más que el cuerpo esté agotado, muchas mujeres en la menopausia pasan las noches en vela y no son capaces de descansar. Se acuestan, sudan, se despiertan empapadas, dan vueltas en la cama y, en muchos casos, no logran volver a dormirse. Durante los meses de calor, este mal dormir se intensifica.
Y no se trata de casos aislados, la ciencia ya ha confirmado que el insomnio es uno de los síntomas más frecuentes de la menopausia, y que en verano puede agravarse por culpa del calor y la humedad.
Mujer con sofoco
Según una encuesta realizada por DOMMA empresa especializada en la investigación, acompañamiento y tratamiento de la menopausia a más de 13.000 mujeres, el 60% de las participantes declaró tener dificultades para conciliar o mantener el sueño durante la noche. Y un 57% afirmó padecer sudores y sofocos nocturnos que les impiden descansar.
“El origen de estos problemas es multifactorial: síntomas vasomotores, cambios hormonales y también trastornos del estado de ánimo”, explica Raquel Clapés, nutricionista experta en menopausia de DOMMA. En esta etapa, los cambios hormonales alteran el centro termorregulador del cuerpo, provocando respuestas exageradas como sofocos o sudores, incluso ante pequeñas subidas de temperatura corporal.
“Durante el verano, el calor ambiental y la humedad hacen que el cuerpo luche más para enfriarse, lo que dispara la frecuencia e intensidad de los sofocos nocturnos. Esto interrumpe más el descanso y empeora la calidad del sueño”, añade.
De media, una mujer en transición menopáusica puede experimentar hasta 12 sofocos al día cuando la temperatura exterior alcanza los 31ºC, frente a los 3 sofocos diarios que puede sentir a 19ºC.
Además, la duración también varía, ya que en verano, cada episodio puede alargarse hasta seis minutos, mientras que en invierno suele quedarse en dos. Y los sudores nocturnos siguen el mismo patrón: en junio se incrementan hasta en un 50% respecto a enero.
Menopausia
Todo esto provoca un mayor número de interrupciones del sueño. “Algunas mujeres sólo tienen episodios esporádicos, pero muchas se despiertan empapadas varias veces por noche, lo que impide un descanso reparador y genera mucho malestar”, apunta Clapés.
Además del calor y los sofocos, los cambios hormonales también afectan directamente al sueño. “La caída de estrógenos y progesterona también altera los patrones de sueño, provocando insomnio y despertares frecuentes”, explica la experta. Y como si esto no fuera suficiente, los trastornos del estado de ánimo se suman: “La ansiedad y la depresión, muy comunes en la menopausia, están estrechamente ligadas con los problemas de sueño”, concluye.