Cada relación es un mundo, pero, por normal general, todas tienen ciertos aspectos en común. Y uno de ellos es que, con el paso del tiempo y especialmente a raíz de la convivencia, suelen aparecer las temidas discusiones de pareja. Muchas personas creen que una pareja que no discute puede tener muchas más posibilidades de perdurar en el tiempo. Pero la realidad es totalmente diferente.
Así lo expresaba la psicóloga Silvia Congost en una de sus últimas entrevistas. ''Discutir debería ser obligatorio en una relación'', decía de forma tajante en el famoso podcast Tenía la duda, presentado por Judith Tiral.
''No sabes la de casos que vemos en consulta de personas que vienen para superar un duelo y lo que te dicen es 'estoy devastada porque no lo entiendo y no lo entiendo porque nunca en 20 años de matrimonio tuvimos una discusión'', relataba. La respuesta de la psicóloga fue clara: ''No puede ser que no discutas en 20 años''. Tal y como explicaba la experta, ese tipo de personas suelen tener un problema con el conflicto.
''Para evitarlo, dice 'vale, vale, vale' y va tragando. 'Hoy vamos a casa de mi madre' y dice 'vale', pero odia ir a casa de su suegra Entonces llega un momento que uno explota y ya no hay marcha atrás'', aseguraba. Este tipo de situaciones dan lugar a problemas en la pareja. ''Aparece una tercera persona, alguien que te estira y ahí encuentras la fuerza suficiente como para enfrentarte y ya no hay nada más que hacer'', aseguraba.

Discusión de pareja
Por ello, la especialista insistía: ''Si no discutimos, no sabemos qué es lo que le molesta a la otra persona y no tenemos la oportunidad de arreglarlo''. Eso sí, Congost explicaba que las discusiones de pareja no se tienen que convertir en grandes enfrentamientos cargados de toxicidad que en el peor de los escenario: a gritos, con reproches o silencios incómodos.
Tal y como dejaba claro, hay que hacerlo ''sabiendo discutir, hablando los puntos de dolor o desacuerdo con respeto, escuchando con atención a la otra parte y haciéndolo desde el amor''. También entendiendo que él/ella no es ''nuestro enemigo'', ya que estamos en el mismo bando y ''sintiendo que durante la discusión no nos dejamos de querer''. Y por supuesto, ''tratando de no herir''. ''Simplemente expresando nuestros sentimientos o necesidades y percibiendo que al otro le importan. Aprender a hacer esto, debería ser obligatorio'', añadía.