El Alzheimer y otros tipos de demencia no aparecen de un día para otro. Según el cardiólogo José Abellán, el deterioro cerebral comienza a gestarse décadas antes de que surjan los primeros fallos de memoria, y casi la mitad de los casos podrían prevenirse adoptando hábitos saludables a tiempo.
Tu cerebro no es reemplazable
Apoyándose en un estudio publicado en The Lancet, Abellán recuerda que existen 14 factores de riesgo identificados, aunque cinco de ellos destacan por su impacto en la prevención. El primero es evitar el alcohol. “Mata neuronas y acelera el deterioro cognitivo. No hay una cantidad segura”, advierte, subrayando que reducir su consumo mejora incluso el rendimiento mental en edades avanzadas.
El segundo factor es combatir la soledad. El aislamiento social, explica, eleva el riesgo de deterioro cognitivo y podría estar detrás de hasta un 4% de los casos. Mantener vínculos, participar en actividades comunitarias o, simplemente, conversar con amigos y familiares actúa como una verdadera medicina para el cerebro.
El tabaco ocupa el tercer lugar de la lista negra. Su efecto dañino sobre los vasos sanguíneos cerebrales acelera la neurodegeneración, y dejarlo podría prevenir casi un 5% de los casos de demencia. “Incluso si lo abandonas en edades avanzadas, el beneficio es notable”, destaca el cardiólogo.

El cardiólogo explica qué cinco hábitos son esenciales para prevenir enfermedades neurodegenerativas
La salud de los sentidos es otro pilar fundamental. La pérdida auditiva en la mediana edad es, de hecho, el factor prevenible con mayor peso: hasta un 8% de los casos podrían evitarse con revisiones periódicas y el uso de audífonos si es necesario. Lo mismo ocurre con la visión: corregir problemas visuales y proteger los ojos de daños innecesarios ayuda a reducir riesgos.
El quinto hábito clave está en el estilo de vida: alimentación equilibrada, ejercicio regular y control del peso. La actividad física, por sí sola, podría prevenir más del 3% de los casos gracias a que estimula el crecimiento neuronal, mejora el sueño y disminuye el estrés.

Para seguir una alimentación saludable es importante consumir abundantes frutas y verduras.
Abellán recuerda que la depresión no tratada también daña el cerebro y aumenta el riesgo de Alzheimer, por lo que detectarla y tratarla debería formar parte de cualquier estrategia de prevención. “Tu cerebro no es reemplazable, cuídalo”, insiste.
Los datos respaldan la advertencia: actuar sobre estos factores no garantiza que el Alzheimer o la demencia no aparezcan, pero sí puede reducir de forma significativa las probabilidades. La diferencia puede empezar por algo tan simple como moverse más, escuchar mejor y no aislarse.