Fran Díaz, pediatra: “Dejar que tu bebé use pantallas antes de los 2 años puede hacer que acabe teniendo problemas de adicciones en un futuro”

Pantallas

Aunque pueden parecer una buena solución para mantener a los niños entretenidos, lo cierto es que a largo plazo pueden generar graves problemas de comportamiento

Fran Díaz es pediatra y fisioterapeuta en Marec Salud

Fran Díaz es pediatra y fisioterapeuta en Marec Salud

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En un mundo donde las pantallas forman parte del día a día en prácticamente todas las situaciones de nuestra vida, los padres cada vez tienen más preguntas sobre cómo esta exposición afecta al desarrollo de los más pequeños. Especialmente cuando hablamos de bebés, las dudas son aún mayores, pues esta es una etapa en la que el cerebro está en plena construcción y cada estímulo cuenta.

Algunos expertos en salud infantil insisten en la importancia de reflexionar sobre el uso que hacemos de móviles y tablets en presencia de los niños más pequeños. No se trata de generar alarma, sino de entender qué ocurre cuando un bebé pasa tiempo frente a una pantalla y cómo eso puede influir en su manera de aprender, de jugar… y de relacionarse con el mundo que lo rodea.

El experto pediátrico Fran Díaz, que ofrece servicios de atención pediátrica integral en Marec Salud, asegura que, especialmente antes de los 2 años, el córtex prefrontal, conocido como la zona de aprendizajes, madura a través de luz, sonido y movimiento. “Por eso, los juguetes infantiles tienen colores brillantes, suenan y tienen piezas móviles”, explica. 

De 0 a 2 años, mejor sin pantallas en la vida de nuestros niños

Fran Díaz

Para que podamos hacernos una idea de la brutal diferencia que existe entre el estímulo que genera una pantalla y un juguete infantil, el experto explica que, mientras que una maraca libera aproximadamente 10 endorfinas, una pantalla multiplica por 10 esa cifra, es decir, libera unas 100 endorfinas. Por tanto, si un niño utiliza pantallas de forma abundante antes de los 2 años, el cerebro se acostumbra a estímulos altos para aprender y sentirse feliz.

Fran explica que, por muy cómodo que pueda parecer, no es bueno que los niños menores de 2 años utilicen pantallas

Fran explica que, por muy cómodo que pueda parecer, no es bueno que los niños menores de 2 años utilicen pantallas

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El gran problema de esto es que, tras usar pantallas, el cerebro rechaza estímulos más bajos (como un sonajero), y requiere mayores dosis de estimulación para activarse. Por eso, es normal que el niño empiece a decir cosas como “esto es caca, dame la pantalla”, cuando intentamos que se divierta con los juguetes infantiles que debería y que le corresponden por su edad.

Por exagerado que pueda parecer, lo cierto es que las pantallas son tan adictivas que, cuando las utilizamos de manera prolongada, se activa el mismo circuito de recompensa cerebral que con otras adicciones como el juego o incluso las drogas. Por eso, según Fran, el uso frecuente de pantallas a edades tempranas aumenta el riesgo de desarrollar adicciones más adelante, ya que cuando se retira el estímulo, el cerebro sufre un bajón emocional y puede presentar cuadros de ansiedad, frustración e incluso depresión. 

Cuando enseñas a un cerebro que para ser feliz necesita disparos de 100 endorfinas, el resto del mundo ya no le vale

Fran Díaz

Es precisamente por esto por lo que los niños que ya se han convertido en “adictos” a las pantallas tienen problemas de autogestión emocional y reaccionan con brotes cuando los padres intentan retirarles el dispositivo. Para evitar que esto acabe sucediendo, Fran reitera que es imprescindible evitar al máximo cualquier tipo de contacto con las pantallas antes de los 2 años, pues aunque es consciente de que es algo muy cómodo para los padres, a largo plazo es contraproducente, ya que inevitablemente acabará empeorando el comportamiento.

A pesar de su mensaje, el pediatra asegura que, aunque sí que debemos evitarlas todo lo que podamos, tampoco es bueno demonizar las pantallas, ya que desgraciadamente vivimos rodeados de ellas. Por eso, lo importante es no usarlas como solución rápida para entretener, promover otras formas de estimulación y evitar que el cerebro se “malprograme” para requerir altas dosis de recompensa. 

Si se exponen durante mucho tiempo a las pantallas, su cerebro acaba programándose de una manera que no debería

Si se exponen durante mucho tiempo a las pantallas, su cerebro acaba programándose de una manera que no debería

Getty Images/iStockphoto

Referencias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece en sus directrices sobre actividad física y comportamiento sedentario en menores de cinco años que los niños menores de dos años no deberían estar expuestos a pantallas en ningún momento. La recomendación se basa en la necesidad de priorizar el juego activo, el contacto humano y las experiencias sensoriales reales, fundamentales para el desarrollo cognitivo y emocional en esta etapa temprana. La exposición precoz y prolongada a pantallas se asocia a un mayor riesgo de retrasos en el lenguaje, problemas de atención y dificultades en la regulación emocional.

Para los niños de entre dos y cuatro años, la OMS aconseja limitar el tiempo de pantalla a un máximo de una hora diaria, siempre supervisado por un adulto y con contenido apropiado para su edad. Estas pautas no solo buscan proteger el desarrollo cerebral en sus fases más sensibles, sino también fomentar hábitos saludables, prevenir el sedentarismo y promover una infancia más activa y conectada con el entorno real.

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