El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
En este sentido, una de las grandes preguntas que surgen es: ¿cómo se gestionan los momentos positivos y negativos? Una duda que ha resuelto Leonor Espinosa, considerada la mejor cocinera del mundo con cuatro estrellas Michelin a sus espaldas. La colombiana participó en el ciclo de conferencias Aprendemos Juntos 2030, de BBVA, donde destacó la tendencia de montaña rusa de la vida, balanceando altos y bajos a lo largo de los años.
“El éxito ha llegado porque han llegado esos momentos de crisis. Cuando uno tiene esos momentos complejos y dice: ‘Caramba, ¿por qué me está pasando esto?’. Es como agradecer, bueno, algo tengo que mejorar, algo tengo que cambiar. A veces decidimos quedarnos ahí caminando en círculo. A los 35 años me vino esa crisis de para dónde voy, que finalmente si quiero ser artista, ¿por qué no lo soy? Y el mensaje llegó a través de la cocina”, exponía.
“¿Cómo tomo la decisión sabiendo que estoy cómoda y me voy a arriesgar hacia algo desconocido? Pero eso es lo que a mí me gusta. Digo, va en cada cual, en cómo nosotros nos hacemos nuestras, nos proponemos nuestras ideas y nuestras metas. Pero eso depende de cómo quiero vivir, quiero estar. Toda mi vida haciendo algo que no me gusta. Quiero llegar a vieja y tener que replantearme eso porque voy a decir, yo no viví”, sumaba.
Atención dividida
“¿Qué sentido tuvo que yo hubiera nacido, crecido y ahora me voy? ¿Qué hice de todas esas cosas? ¿Qué realmente me llevo?”, preguntaba, a modo de conclusión. Aprendemos Juntos aúna a distintas personalidades de distintos mundos, como por ejemplo Aarón Fernández del Olmo, neuropsicólogo y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja. El conferenciante se expresó en su intervención sobre cómo afecta a los menores el TDAH.
“Vemos que existe el trastorno por déficit de atención, que de hecho, por desgracia, como neuropsicólogo infantil también os digo, es el diagnóstico por elección a cualquier niño que se mueve más de la cuenta o que no atiende. No nos preguntamos si la persona que le habla es aburrida o no, es el niño el que no atiende. Pero la cuestión de esto, cuando hablamos del TDAH, es la idea errónea que hay de que un niño con TDAH no puede atender a nada”, exponía.