Con la llegada del verano y de las esperadas vacaciones, muchos buscamos descansar, desconectar de la rutina y disfrutar de un ritmo más lento del habitual. Sin embargo, el teléfono móvil —y especialmente el WhatsApp, la aplicación de mensajería instantánea— nos dificulta que desconectamos, ya que acapara nuestra atención y acabamos siendo “esclavos” de la tecnología.
Mensajes constantes, grupos de WhatsApp activos y notificaciones cada dos por tres, pueden acabar interfiriendo en nuestro bienestar. La psicóloga Gemma Ventura reflexiona sobre cómo cambia nuestra relación con esta aplicación durante las vacaciones de verano y alerta que, si no establecemos ciertos límites, la inmediatez digital nos puede impedir descansar bien.

¿Qué uso hacemos del teléfono móvil en verano?
Además, la especialista propone estrategias sencillas para recuperar el control sobre la tecnología y hacer del teléfono móvil una herramienta útil. En esta conversación con La Vanguardia, Ventura subraya que el verdadero reto no es una desconexión puntual, sino aprender a mantener un estilo de vida digital más saludable que preserve nuestro tiempo y los vínculos reales.
Entrevista
La psicóloga Gemma Ventura reflexiona sobre el uso del WhatsApp en verano
- En verano, ¿cambiamos la forma en que utilizamos el WhatsApp respecto al resto del año?
Durante el verano, el tiempo pasa más lento, rompemos rutinas y eso se refleja en la forma en que nos relacionamos con el WhatsApp. No solo cambia el tiempo de uso, sino también el papel que juega en nuestra vida diaria y mental.
Durante el año, la aplicación funciona como una herramienta de control: nos mantiene atrapados en la sensación de que nada puede esperar, con la presión de responder deprisa, tanto por el trabajo como para mantener vínculos y obligaciones. En cambio, en verano deseamos descanso, libertad de horarios y contacto con el cuerpo y la naturaleza.
Durante el verano, el tiempo pasa más lento, rompemos rutinas y eso se refleja en la forma en que nos relacionamos con el WhatsApp
Esto hace que respondamos con menos prisa y que hagamos un uso más lúdico y emocional. En realidad, lo que se transforma es nuestra relación con el tiempo y el deseo de conexión. El WhatsApp deja de ser una herramienta de control y se vive como un espacio más libre de conexión.
- ¿Cómo influye en nuestra salud mental estar pendientes de los mensajes durante las vacaciones?
Estar demasiado pendientes del WhatsApp durante las vacaciones de verano interfiere en nuestro descanso y no desconectamos del ritmo habitual. Cuando la mente continúa atrapada en la inmediatez de los mensajes, en el deber de responder deprisa y en el miedo de desconectarse de los otros, el psiquismo no tiene el espacio necesario para recuperarse. Eso puede generar más estrés, irritabilidad y la sensación de no haber descansado.
Desde la psicología, la dependencia constante a los mensajes puede ser un síntoma de angustia ante el vacío. Nos cuesta tolerar el silencio y el no hacer nada. Sin embargo, estos vacíos son los que precisamente nos permiten reconectar con nuestros deseos y con la vitalidad. De esta manera, una cierta distancia del WhatsApp en verano es saludable porque nos permite disfrutar de una libertad, la cual tendríamos que trabajar para mantener el resto del año.

Gemma Ventura, psicóloga: “Una cierta distancia del WhatsApp en verano es saludable”.
- ¿El verano es una buena época para practicar una “desintoxicación digital”?
No soy partidaria de las “desintoxicaciones digitales”, las encuentro poco ambiciosas porque aspiran a poco. Es como aceptar que la saturación digital es inevitable. Si necesitamos una desintoxicación es porque sufrimos una exposición excesiva a estímulos que resultan nocivos para la salud física y mental. Esto no es un problema a maquillar, sino en resolver.
El abordaje tiene que ser más valiente y disruptivo: hay que poner a disposición de todo el mundo técnicas útiles e información clara que empodere la ciudadanía. No nos hacen falta una desconexión puntual, sino un estilo de vida continuo que nos permita recuperar tiempo y vínculos reales.
Estrategias sencillas para desconectar del WhatsApp
1Quitar la aplicación de la pantalla principal y agruparla en una carpeta, así no aparece de forma inmediata.
2Silenciar o desactivar las notificaciones para romper con la sensación de constante urgencia.
3Poner la pantalla en blanco y negro para que los mensajes y aplicaciones sean menos atractivos visualmente.
4Planificar momentos sin móvil, como durante las comidas o en el dormitorio, para dar espacio al descanso y conectar con los demás.
5Romper con la falsa idea de estar siempre disponible: muchas personas creen que deben estar accesibles en todo momento, pero en realidad no es necesario.
- ¿Cómo nos afecta que nuestro jefe o compañeros de trabajo nos escriban por WhatsApp durante las vacaciones?
Cuando eso pasa, se rompe el espacio del descanso y tenemos una sensación de ansiedad o de culpa. El móvil se convierte en la voz de “el otro exigente” que nos recuerda obligaciones y nos impide desconectar. Eso hace evidente la necesidad de establecer límites y proteger nuestra salud mental.
Cuando nuestros jefes nos escriben por WhatsApp durante las vacaciones, se rompe el descanso y tenemos una sensación de ansiedad
- ¿Poner el teléfono en “silencio” o “no molestar” ayuda a relajarnos o genera culpa?
Depende de la relación personal que cada uno tenga con el móvil y con los otros. Poner el teléfono en silencio es más que un gesto técnico: es un acto simbólico que nos da permiso para establecer un límite y cuidar de nuestro tiempo. Lo que realmente relaja no es la función del móvil, sino la capacidad de aceptar que no podemos estar siempre disponibles.