El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
Uno de los aspectos clave en este sentido es la depuración mental, en particular dejando atrás los elementos que consideremos más perjudiciales. Un hecho en el que se ha detenido Patricia Ramírez, más conocida como Patri Psicóloga en redes sociales. La divulgadora y experta en salud emocional comentaba, mediante un vídeo compartido en TikTok, la posibilidad de dividir el cerebro en dos zonas distinguibles: una hecha de teflón, y otra de velcro.
“Imagínense que en la mente tenemos las dos posibilidades de tener una mente teflón, una mente velcro. Lo que tratamos es de visualizar como todo aquello que nos hace daño, los consejos no pedidos, la crítica en plan hater, opiniones de otras personas que no van de acuerdo a nuestros valores, nuestro propio autosaboteo o cuando nos infravaloramos o cuando nos criticamos, todo eso a partir de ahora, teflón”, aportaba.
“Ustedes visualmente, o sea, visualizan esa parte del cerebro y cómo aquello que llega, que te puede hacer daño, doler, pero que no va a cambiar nada de ti porque no suma, nos resbala y lo dejamos estar. Por otro lado, imaginemos una zona velcro, que es todo aquello que se queda adherido. ¿Qué tenemos que adherir? Bueno, pues aceptar nuestra parte vulnerable, sin juzgar y sin criticar, aceptar experiencias bonitas que ocurren durante el día”, añadía.
Mantener lo positivo
“Pasear y ver una sonrisa, que alguien te dé los buenos días y que tú los devuelvas, que tú te valores, un trabajo que has hecho, un comentario que has hecho, un momento que ha sido gracioso, todo aquello que te ayuda a sentirte valiosa como persona. No solamente lo que te dice es lo que piensas, sino las experiencias de vida. Imagínate que se van quedando grabadas ahí en un velcro, las memorizamos y cuando podamos las revivimos y las agradecemos”, sentenciaba.
Recientemente, Ramírez también se pronunciaba sobre la esperanza: “En un artículo del New York Times que leí hace tiempo comentaban que hay una serie de ejercicios muy sencillos que nos ayudan a cultivar la esperanza. Uno de ellos es visualizar dónde quiero estar dentro de unas semanas o un mes en relación a ese proyecto o proceso para el que necesito esperanza. También el que yo vaya pensando o actuando dando esos pequeños pasos que me acercan al lugar donde tengo que estar”.