Criar a un hijo es, en parte, un acto de amor y, en parte, una sucesión interminable de decisiones que nadie te enseña a tomar, pero que son cruciales para el futuro. No hay máster, libro o gurú que te prepare para el momento en que tu hijo se niega a compartir un juguete, se tira al suelo en un supermercado o responde con un “no” seco a una orden aparentemente inocente. En esas pequeñas situaciones cotidianas es donde se esconde el verdadero miedo de la crianza, en no saber si estás educando correctamente o simplemente haciendo aquello que se presupone que debes hacer.
Durante décadas, se han transmitido ideas como si fueran verdades absolutas, tales como que los niños deben obedecer ciegamente, compartir sin rechistar, saludar con un beso o portarse bien “delante de la gente”. Pero cada vez son más los padres, especialmente los más jóvenes, que se están cuestionando esas normas heredadas. ¿Estamos enseñando empatía o anulando su voluntad? ¿Estamos formando adultos responsables o personas incapaces de poner límites?
En medio este debate, hay cientos de voces de expertos, especialmente a través de las redes sociales, que ayudan a detenerse, cuestionar y ver las cosas desde otro ángulo. Una de ellas es la de Pedro García Aguado, ex deportista de élite y educador social, conocido por haber presentado durante muchos años el programa Hermano Mayor. Aunque Pedro lleva años alejado de la opinión pública, en una reciente intervención en el pódcast Worldcast, ha querido dar su opinión sobre las nuevas formas de crianza.

Para los niños los juguetes son su tesoro más preciado
Todos tenemos cosas preferidas que nos encantan. ¿A que no las dejamos libremente? ¿Por qué obligamos a nuestros hijos a compartir?
Una de las más criticadas por Aguado es el hecho de que los niños siempre tengan que compartir sus juguetes incluso con desconocidos, como si no fueran algo íntimo y de su propiedad, más aún cuando los adultos no lo hacemos con algunas de las cosas a las que más aprecio les tenemos. “¿Tú le dejas tu coche a cualquiera? ¿Tú le dejas tu raqueta de tenis si te gusta? ¿No, verdad? ¿Entonces, por qué obligas a tu hijo a hacerlo?”, critica el educador.
Para él, aunque esta es una creencia repetida desde tiempos inmemoriales, no es correcta. Lo preocupante, añade, es que muchos padres la aplican más por miedo al qué dirán sobre su hijo que por convicción educativa: “Muchas veces obligamos a los niños no por enseñarles valores, sino por miedo a cómo nos juzgarán a nosotros como padres”, explica.

La manera en la que educas a tu hijo en la infancia es clave para el futuro
En su opinión, en vez de obligar, lo que los padres deben hacer es ofrecer una estrategia participativa. El educador asegura que la clave para esto es preguntar a su hijo qué juguete le gustaría compartir, así es el niño el que puede escoger y se respeta aquello que valora mucho.
Si esto no se realiza de esta forma, según Pedro, el problema puede ser mucho mayor en un futuro, ya que obligar a compartir puede interferir en el desarrollo de límites personales. Por eso es importante que el compartir nazca de forma natural, no por imposición. “No es egoísmo, es que tiene celo por sus cosas. Y eso es sano”, sentencia.