Hay personas que, ya sea por la respuesta de su entorno, por autoexigencia o por distintos estímulos repetidos y acumulados durante su vida, han aprendido que su valía depende de sus logros. Si las cosas les salen bien, se sienten válidos, pero, si no, sienten que no son suficiente.
Sobre ello habla el psicólogo Nicolás Salcedo en una de sus recientes publicaciones en redes sociales. En el vídeo, el experto en salud mental recuerda un estudio realizado por una psicóloga de Standford llamada Carol Dweck que se relaciona con esta sensación de valía según lo que se consigue o no.
“Reunió a tres grupos de niños para que resolvieran problemas de lógica relativamente sencillos. Al primer grupo, al terminar la tarea, le felicitaban valorando su inteligencia, con frases como: 'Qué listo eres' o 'qué buenos sóis'. Al segundo grupo no les decían nada, pero al tercero les valoraban por su esfuerzo y les reconocían el trabajo que habían hecho”, explica Salcedo.
“Y ahora viene lo bueno”, comenta el psicólogo antes de seguir explicando el estudio de Dweck. “Para la siguiente tarea de lógica, el problema era imposible. Los investigadores querían ver quién aguantaba más sin rendirse”, cuenta.
Los resultados fueron los siguientes: el grupo que fue valorado por su esfuerzo aguantó mucho más tiempo que el que fue valorado por su inteligencia. Y el grupo al que no se le dijo nada aguantó también más que al que fue valorado por su inteligencia.
”Esto ocurre porque a los niños a los que se les reforzaron sus habilidades asociaron que su valía dependía del resultado: si lo hacen bien es que son muy listos y, por ende, más válidos, pero si no, es que no eres suficiente y no vales”, argumenta Nicolás Salcedo.
Reacciones en redes
“Wow!!! Qué increíble experimento, para quitarse el sombrero”
La valoración basada en los resultados “crea una presión altísima, especialmente para los niños, que crecen con mucho miedo al rechazo y a equivocarse. Esto, de adultos, se desarrolla como un alto perfeccionismo y una alta autoexigencia, lo que les hace mucho más propensos a sufrir estrés y procrastinación”, advierte el psicólogo.

