Toni García fue reconocido en 2018 como el Mejor Profesor de España y actualmente dirige el Colegio Joaquín Carrión, en San Javier (Murcia). Para muchos, es un auténtico revolucionario de la educación. Con más de 25 años de experiencia como docente, también es escritor, poeta y autor de varios libros. En una entrevista junto a David Jiménez, abordó uno de los temas que más debate genera en el mundo educativo: los exámenes y los deberes.
Es el eterno dilema: ¿hay demasiadas tareas o son pocas? ¿Sirven realmente o son una carga innecesaria? Jiménez, director del programa, se posiciona claramente en contra de los deberes, alegando que, mientras los adultos al terminar su jornada laboral vuelven a casa y desconectan, los alumnos, en muchos centros, deben dedicar dos o tres horas más a tareas escolares después de una jornada ya extensa. Una argumento con el que Toni García, coincide.

Niña haciendo deberes
“Yo cuando era tutor o cuando daba una asignatura antes de la pandemia, porque después por la burocracia solo puedo dar apoyos, es decir, no puedo entrar en el aula a dar una asignatura, no ponía deberes. Los deberes solo tienen una finalidad, que es el refuerzo y el construir ese hábito de estudio, es lo único que tienen. No se puede ampliar materia. Un deber no está para ampliar materia, para eso está el aula”, apunta.
Desde su perspectiva, los deberes deberían tener un papel limitado y muy concreto: ayudar a los alumnos a crear una rutina de estudio adecuada a su edad y nivel educativo. “Por ejemplo, en primero necesitan una media horita, y se trata de ir avanzando para construir ese hábito de estudio que luego sí que van a necesitar cuando vayan a la universidad”, explica. “Cuando se nos va la cabeza a algunos docentes y ves que envían fichas y fichas y fichas, yo digo, esto es una locura”.
Cuando se nos va la cabeza a algunos docentes y ves que envían fichas y fichas y fichas, yo digo, esto es una locura
Y en cuanto a los exámenes, Toni García también lo tiene claro: “No puedes poner un examen un lunes. Estás obligando a estudiar el domingo. Deja a la gente en paz. A pasar el fin de semana estudiando. No es que el día anterior no se estudia. Sí, da igual, pero por lo menos tienes que repasar. No lo hagas un lunes. ¿Para qué lo haces un lunes? Hay ciertas cosas que hemos cogido como tradición que en realidad deberían… Bueno, son rutinas muy difíciles de romper”.
Y es ahí cuando Jiménez apunta entonces a una de esas rutinas más enquistadas en el sistema educativo: la cultura del suspenso. “Son muy complicadas de romper. Porque aunque se renuevan, los profesores que llegan adoptan las anteriores. También, como ellos han sido educados, al final es lo que replican. El mismo sistema”. Para García, esa mentalidad sigue muy presente en muchos centros y critica a aquellos compañeros que dicen: “el 10 no existe”. “Pues entonces, ¿qué mierda de examen has puesto? Porque un examen tiene que tener una puntuación. Si el niño lo ha hecho perfecto, es un 10”.

Niños en un aula realizando un exámen
De esta manera critica con dureza a los docentes que parecen sentirse superiores por la dificultad de sus exámenes y el bajo número de aprobados: “Eso de querer parecer mejor que nadie, ese orgullo de docente, de decir: ‘mira qué bueno soy, qué dificultades les pongo a mis alumnos, que suspenden y que nadie ha sacado un 10’... Es una concepción absolutamente equivocada de lo que es la docencia”.
Para él, enseñar no va de complicar, sino de acompañar y facilitar el aprendizaje: “La docencia está para ayudar al alumnado, para enseñar. Si tus alumnos son capaces todos de sacar un 10, eso es un orgullo para ti”. Eso sí, aclara que no habla de regalar notas, sino de lograr que los estudiantes alcancen sus objetivos. “Sacando 10 justamente. Cuando consigues que gran parte de tu alumnado consigue los objetivos que tú quieres, eso es una satisfacción”. Y concluye con una frase muy contundente: “La satisfacción no es decir: ‘mira a todos los que me he cargado, qué bueno soy’. Eso es un error. Eso es una persona que no debería estar en la docencia”.