Los infartos siguen siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Cada año, cientos de miles de personas los sufren, y aunque la mayoría identifica la imagen clásica del dolor opresivo en el pecho que se irradia al brazo izquierdo, la realidad es que no siempre se presenta de la misma manera. De hecho, muchos episodios pasan desapercibidos durante horas o incluso días, con consecuencias muy graves para la salud.
En España, la enfermedad cardiovascular continúa encabezando las estadísticas de mortalidad, y pese a los avances médicos, el factor tiempo sigue siendo decisivo, pues cuanto más se retrasa el diagnóstico, peor es el pronóstico. Sin embargo, existe un ángulo menos visible, pero igual de crucial: las diferencias entre hombres y mujeres a la hora de sufrir un infarto, un aspecto que todavía genera desconocimiento y que explica por qué tantas mujeres llegan tarde a urgencias.
Hablar de ello no es solo cuestión de medicina, sino también de concienciación social. Comprender que el infarto puede manifestarse de maneras inesperadas, y que no siempre responde al “manual clásico” es clave para salvar vidas.
Una mujer puede tener dolor abdominal, náuseas, mareo, cansancio… y está infartando
En el último episodio de The Wild Project, el cardiólogo José Abellán, muy conocido por sus vídeos en redes sociales, ha querido tratar precisamente este tema sobre las diferencias entre hombres y mujeres a la hora de sufrir un infarto. Abellán asegura que el infarto no duele igual en hombres que en mujeres, pues “en ellas los síntomas son muy difusos, y por eso muchas veces se ignoran”.

La habitual opresión en el pecho de los hombres no es tan habitual en mujeres cuando sufren un infarto
El cardiólogo asegura que, a diferencia de los hombres, los cuales en la gran mayoría de casos sienten dolor en el brazo izquierdo o el pecho opresivo cuando están sufriendo un infarto, las mujeres pueden tener dolor abdominal, náuseas, mareos, cansancio… síntomas muy distintos que hacen todavía más difícil si cabe la detección de la enfermedad.
Para Abellán, el gran problema de esto es que existe un riesgo enorme de que el infarto femenino no sea detectado a tiempo cuando se produce, ni por la paciente ni por el sistema sanitario, lo que supone consecuencias fatales en prácticamente la totalidad de los casos. Por ello, tanto él como otros profesionales del ámbito médico subrayan la importancia de aumentar la concienciación, tanto entre pacientes como entre profesionales de la salud, para mejorar el reconocimiento temprano del infarto en mujeres:
“He visto mujeres que llegan a urgencias después de estar días sintiéndose mal, y ya venían con el corazón dañado. A veces te dicen: ‘creía que era una indigestión’, y resulta que era un infarto”, asegura el cardiólogo.

Las mujeres suelen experimentar síntomas muy distintos a los de los hombres
Referencias. Un estudio publicado en Circulation, revista de la American Heart Association, analizó más de un millón de casos de infarto agudo de miocardio en Estados Unidos y encontró que las mujeres, especialmente las menores de 55 años, presentan síntomas significativamente diferentes a los hombres. Entre ellos destacan el cansancio extremo, dificultad para respirar, náuseas, sudoración fría, mareo y dolor abdominal, en lugar del clásico dolor torácico irradiado al brazo. Esta presentación atípica contribuye a que los infartos femeninos sean menos reconocidos tanto por pacientes como por personal médico, lo que se traduce en mayores tasas de complicaciones y mortalidad.
El mismo estudio reveló que las mujeres tienen un mayor riesgo de ser mal diagnosticadas en urgencias cuando presentan un infarto, y que en muchos casos el tratamiento se inicia más tarde que en los hombres. Además, se detectó una tasa de mortalidad intrahospitalaria mayor en mujeres jóvenes con infarto, en parte debido a esta diferencia en los síntomas. Los autores del estudio recomiendan formación específica para el personal sanitario y campañas de concienciación dirigidas a la población femenina para reconocer los signos de alerta propios del infarto en mujeres.