Vivimos en un mundo hiperconectado, pero cada vez estamos más solos. En una sociedad que promete contacto constante con tan solo un clic, lo paradójico es que nos encontramos, con diferencia, en la época en la que más solos nos sentimos. Conversaciones pausadas, miradas cómplices, abrazos que llegan sin aviso… todo eso empieza a escasear en el día a día de millones de personas, sustituidos por likes en Instagram o textos de Whatsapp. Lo que antes sucedía sin esfuerzo en el bar, en la calle o en casa, ahora necesita agenda, excusa y batería cargada.
Mientras avanzamos hacia un mundo más digital, más rápido y más productivo, los vínculos humanos parecen quedar relegados al fondo de la lista. Se multiplican las interacciones, pero se reducen los afectos. Y aunque aún no lo asumamos del todo, la falta de contacto real tiene un precio. Uno que, según la ciencia, no se paga solo en tristeza o en ansiedad, sino también en salud física, en enfermedad e incluso en mortalidad.
Hoy en día, la soledad ya no es solo una cuestión emocional, sino que se ha convertido en un problema de salud pública, silencioso, transversal, y profundamente humano. En uno de los últimos pódcast de The Wild Project, que ha contado con la presencia del conocido cardiólogo José Abellán, este explica que, ante este aumento de la sensación de soledad, es más necesario que nunca mantener buenas relaciones humanas, pues no solo son “buenas” para la salud, sino que son medicina real, ya que tienen efectos fisiológicos comparables a los de un tratamiento.

Mantener buenas relaciones sociales es clave para la salud
Cuando tienes a alguien con quien hablar, tu corazón late mejor
Abellán asegura que “las relaciones humanas son el mejor ansiolítico que existe”, pues son varios los estudios que han demostrado que una buena conversación con alguien cercano baja más la tensión que un fármaco. Esto sucede porque, cuando tenemos ese apoyo social, este actúa sobre el sistema nervioso autónomo, especialmente sobre el eje simpático-parasimpático, regulando así el estrés.
El cardiólogo asegura además que, “cuando tienes a alguien con quien hablar, tu corazón late mejor”. Aunque pueda sonar poético o exagerado, lo cierto es que es así, ya que la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV) mejora con la interacción social positiva. Una buena relación social regula el cortisol y produce una tensión arterial más baja, lo que reduce el riesgo de infarto, ictus y una infinidad de enfermedades cardiovasculares.

Una buena conversación con amigos puede ser más beneficiosa que cualquier fármaco
Asimismo, mantener buenas relaciones sociales no es tan solo necesario por los beneficios que conlleva, sino también por todos los peligros que evita. Lo que nos protege no es solo el amor o la amistad, sino principalmente la ausencia de soledad patológica: “La soledad no es solo triste, es peligrosa: está asociada a un mayor riesgo de infarto, de muerte súbita y de peor pronóstico en cirugías. Por eso, un paciente solo, con pocos vínculos, se recupera peor, con más riesgo de reingreso, de complicaciones y de depresión”, sentencia Abellán.