Salir a correr o practicar 'running' se ha convertido en parte fundamental de la rutina diaria de muchas personas. No es ningún secreto que hacer deporte es esencial para llevar una vida saludable. Por ello, son muchos los que optan por salir a correr, practicar algún deporte, dar largas caminatas o ir al gimnasio.
Además, salir a correr es una alternativa accesible y versátil, ya que además de no requerir ningún equipamiento costoso ni instalaciones especiales, sino que también ofrece beneficios para nuestra salud, tanto a nivel físico como mental. Sin embargo, muchas personas que llevan a cabo esta actividad en su día a día podrían estar pasando por alto algo fundamental: el uso de un calzado adecuado.

Running shoe closeup of woman running on road with sports shoes
Y es que elegir las zapatillas incorrectas para correr puede afectar negativamente el rendimiento e incluso provocar lesiones. Así lo explicaba la podóloga Paola Sanz en sus redes sociales. A través de un vídeo publicado en su perfil de TikTok, la experta explicaba los motivos y las consecuencias que puede tener elegir un mal calzado para hacer 'running'.
''Si sigues corriendo con tus zapatillas favoritas aunque estén hechas polvo, tienes que tener cuidado porque te puede costar una lesión y hoy te cuento el porqué'', comenzaba diciendo. En primer lugar, la experta explicaba que, cuando una zapatilla ha superado su vida útil, su elementos de amortiguación, ya sea gel o eva, entre otros, es normal que sean prácticamente inexistentes. ''De esta manera, todas las fuerzas que nosotros al correr imprimimos sobre el suelo y que el suelo nos devuelve, la están absorbiendo nuestras articulaciones'', advertía
En segundo lugar, la podóloga aseguraba que el dibujo de la suela es un elemento clave para practicar deporte en condiciones adecuadas. ''Con el paso de los kilómetros este dibujo desaparece, de manera que se da una suela completamente lisa que nos va a predisponer a resbalones, torceduras o caídas'', afirmaba.
En tercer y último lugar, Sanz desvelaba que unas zapatillas deformadas pueden cambiar la pisada. ''De manera que se pueden dar sobrecargas a nivel de pies, tobillo, rodillas o caderas. Y es que las zapatillas no hay que cambiarlas cuando las veamos rotas, sino cuando ya no nos estén protegiendo. Por ello, recuerda: cámbialas después de 600-800 km, aunque aún las veas 'bien'. Tus pies merecen un descanso'', señalaba.