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El truco de la abuela para identificar la miel de buena calidad: “Si se te queda en el dedo la gota y no escurre con rapidez, es una buena miel”

Alimentación

Comprobar la textura de la miel es una de las fórmulas más efectiva para identificar la de mejor calidad 

Los mitos y verdades sobre la miel que debes conocer

La Maestra Jacobina comparte consejos para diferenciar una miel de calidad de otra que no lo es.

@alacocinaconjacobina

La miel cumple con toda una serie de funciones en la cocina, siendo una de las más populares la de endulzar de manera natural infusiones o yogures, por ejemplo. Pero también se emplea en la preparación de alimentos, especialmente en lo que se refiere a la elaboración de aderezos o salsas. Y supone ese toque de gracia tan especial en el acompañamiento de postres o platos salados, como los quesos. Sin embargo, cabe señalar que no todas son iguales. Por tanto, existen algunos aspectos que hay que tener en cuenta antes de comprar un tarro de miel, para asegurarse de que esta sea de calidad.

Jacobina, más conocida en redes como ‘Maestra Jacobina’, explica en un vídeo, publicado en su perfil de la red social de TikTok, en qué hay que fijarse a la hora de averiguar si una miel es buena o no. Uno de los consejos más sencillos que ofrece tiene que ver con comprobar la textura de esta: “Si se te queda en el dedo la gota y no escurre con rapidez, es una buena miel”, apunta. También se puede probar vertiendo una cucharadita en un vaso de agua. Si la miel se mantiene compacta, se trata de una buena señal. Además, Jacobina recomienda leer siempre el etiquetado del producto y la lista de ingredientes para salir de dudas, sobre todo acerca de si la miel está o no rebajada con agua.

¿Cuáles son los tipos de azúcares presentes en la miel?

La Fundación Española de la Nutrición (FEN) describe a la miel como un “producto biológico muy complejo”, con ciertas particularidades en su composición nutricional, ya que esta se ve influida por diversos factores que la hacen variar, como pueden ser el clima y la flora presente en la zona. Entre sus componentes cuenta con una mezcla de hidratos de carbono, aminoácidos, enzimas, minerales, pigmentos y ácidos orgánicos, entre otros. Desde la FEN se señala a la fructosa, la glucosa y la sacarosa como sus principales azúcares, que tienden a concentrarse en unos porcentajes aproximados del 38%, 31% y 1-2%, respectivamente.  

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Uno de los puntos fuertes de la miel es que la fructosa es el azúcar más destacado de su composición, siendo la ventaja de este el hecho de que, al consumirse, se convierte en glucógeno en el hígado. Todo ello por medio de un proceso que no requiere insulina.

Esto puede convertirla en una alternativa más saludable que otras para endulzar platos, pero igualmente conviene no abusar, tal y como señala la nutricionista Sandra Moñino: Actúa como un azúcar. Puedes tomarla en momentos puntuales, aunque yo prefiero que endulcemos con miel que con azúcar, y prefiero que endulcemos con miel a que le añadamos muchísima cantidad de edulcorante. Sí podemos tomar miel, pero el objetivo es ir reduciéndola hasta que nuestro paladar se acostumbre al sabor real de los alimentos”.