Sara Martínez, nutricionista: “Nunca debes obligar a tu hijo a acabar el plato, respetar el hambre de los niños les ayuda a autorregularse”

Comer bien

Frente a la obsesión de muchos por establecer una dieta perfecta para sus hijos, la nutricionista Sara Martínez recuerda un pilar esencial en este proceso: no se trata de comer perfecto, sino con sentido y sin culpa

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.Sara Martínez, nutricionista

Un niño que no come es una de las mayores preocupaciones de padres y abuelos. Con la vuelta al colegio, muchas familias se plantean cómo mejorar la alimentación de sus hijos y fomentar una relación sana con la comida. Comer bien no solo es indispensable para su crecimiento físico y desarrollo cognitivo, sino que también les proporciona la energía necesaria para jugar, aprender y explorar el mundo cada día.

Frente a la obsesión de muchos padres por establecer una dieta perfecta para sus pequeños, la nutricionista Sara Martínez recuerda un pilar esencial en este proceso: no se trata de comer perfecto, sino de hacerlo con sentido y sin culpa. “Una dieta saludable es aquella que, en su conjunto, favorece el bienestar y enseña a los niños a tener una relación positiva con la comida”, explica en el programa El Pla B, de Rádio 4, donde ha compartido cuatro consejos prácticos para aplicar en casa.

A young girl with short hair is crying at the table, looking at the food on her yellow plate. She appears distressed, while a person's hand holding a fork is visible nearby.

Niña llorando por la comida

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En primer lugar, Martínez propone un enfoque flexible: si el 80 % de las comidas de la semana son saludables y equilibradas, no pasa nada si el 20 % restante incluye alimentos menos nutritivos, como una pizza o un pastel. “Esto ayuda a que los niños no asocien ciertos alimentos con prohibiciones, lo que a la larga puede evitar la ansiedad por comerlos”, señala.

Si la mayoría de comidas son saludables, también hay lugar para disfrutar sin remordimientos

Sara Martínez, nutricionista

En segundo lugar, la nutricionista advierte que forzar a un niño a comer más de lo que necesita puede interferir en su capacidad de reconocer el hambre y la saciedad. “Respetar estas señales les permite aprender a autorregularse y tener una relación más intuitiva con la comida”, explica la experta. Una buena alternativa es ofrecer raciones más pequeñas y permitir repetir si aún tienen hambre. Si el niño no quiere terminar lo que hay en el plato, no deberíamos obligarlo. La presión puede generar rechazo hacia ciertos alimentos y afectar su relación con la comida en el futuro.

Martínez también subraya que el ejemplo de los adultos es fundamental. Si quieres que tu hijo coma verdura, cómela tú también. Compartir las comidas en familia, mostrar entusiasmo por los alimentos saludables y hablar de ellos en positivo puede marcar la diferencia en los hábitos de los niños. Además, la hora de la comida puede convertirse en un momento perfecto para que todos los miembros de la familia compartan lo ocurrido durante el día.

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Por último, la nutricionista alerta sobre lo perjudicial que puede ser comer frente al televisor, la tablet o el móvil, ya que estas distracciones impiden disfrutar de la comida y dificultan detectar la sensación de saciedad. Martínez recomienda crear un espacio de encuentro en torno a la mesa. La hora de comer es también un momento para conversar y reforzar vínculos familiares. Si quitamos las pantallas, los niños comen más despacio y son más conscientes de lo que ingieren.

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