Álvaro Patón, docente en España: “Las fichas y los exámenes no pueden ser la única forma de medir el aprendizaje. Los niños deben aprender a gestionar sus emociones para estar más motivados y preparados para el futuro”

Educación

“La juventud no está reñida con la preparación ni con la vocación. Un profesor joven aporta energía, motivación y cercanía”, destaca Patón

Álvaro Patón, docente en España

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“Los profesores no solo damos clase; también acompañamos, orientamos, resolvemos conflictos, escuchamos problemas personales y muchas veces somos el primer adulto de confianza fuera de la familia”, explica Álvaro Patón, docente en España. Patón, a sus 26 años, ya ha ejercido como profesor de primaria durante varios cursos y es uno de los profesores más reconocidos en redes sociales de España, (@alvaropaton_ en Instagram). Desde La Vanguardia hemos hablado con él para que nos cuente cómo se gestiona desde dentro poder acompañar a los niños en una de las etapas más importantes de su vida, como es el crecimiento. Junto a ello, también hablamos de los retos y desafíos que supone ser un profesor joven y cómo esto puede aportar un soplo de aire fresco a las nuevas generaciones para alejarse de la enseñanza tradicional. 

“Esa parte invisible es la que más impacta en los niños, porque sienten que alguien cree en ellos y se preocupa de verdad. Y cuando un niño se siente apoyado, aprende mucho mejor”, cuenta. A Patón siempre le había gustado ayudar a los demás. “De hecho, ya en bachiller me di cuenta de que disfrutaba mucho cuando explicaba a mis compañeros algún tema que no entendían”, comenta. Con el tiempo, se dio cuenta de lo mucho que le llenaba, esa sensación de poder aportar y acompañar. “Aquello me marcó”, explica. A partir de ahí tuvo claro que quería ser maestro, y cuando estudió Magisterio en la Universidad de Granada confirmó que era su vocación. “Hoy me siento plenamente realizado dedicándome a la educación primaria, porque creo que en esa etapa puedes dejar una huella muy especial en los niños”, explica.

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Pese a ser un profesor muy joven, algo que puede suponer un reto, él lo tiene claro y es firme respecto a eso: “La juventud no está reñida con la preparación ni con la vocación. Un profesor joven aporta energía, motivación y cercanía”, destaca con firmeza. Además, considera que hoy en día los padres están viendo que la educación está cambiando, y que la combinación entre docentes con experiencia y docentes jóvenes genera un equilibrio muy positivo: “Creo que lo importante no es la edad, sino la pasión, la formación continua y la capacidad de conectar con los alumnos”.

Aspectos que quedan por el camino en la primaria tradicional

La visión de Patón es clara: “En la educación primaria tradicional en España, a veces se deja en un segundo plano lo emocional y lo social. Los niños no son solo un boletín de notas; son personas en formación, y necesitan aprender a gestionar sus emociones, a relacionarse y a tener confianza en sí mismos”. Además, expone que, en ocasiones, el sistema prioriza tanto lo académico que se olvida de esas habilidades que serán igual o más importantes en su futuro. Por eso a él le gusta siempre sentirse cerca de sus alumnos: “No solo como profesor dentro del aula, sino también fuera. Preguntarles cómo están, si tienen algún problema, escucharles. Creo que esa cercanía marca la diferencia”.

Álvaro Patón

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El docente cuenta que esa cercanía es la que marca la diferencia. “También trabajamos dinámicas de grupo, actividades de confianza y proyectos donde todos tienen que colaborar. Les enseño que las normas son importantes, pero también que equivocarse y aprender de ello forma parte del camino”, explica. Además, destaca que “las fichas y los exámenes son herramientas válidas, pero no pueden ser la única forma de medir el aprendizaje. Los niños aprenden de muchas maneras: creando, explicando, experimentando. Si solo evaluamos lo que saben memorizar en un examen, estamos dejando fuera gran parte de sus capacidades”. Pero a Patón le gusta trabajar de forma distinta, combinando lo tradicional con lo innovador: “Trabajo con proyectos, presentaciones, debates, juegos de rol o incluso dinámicas de escape room educativas. De esa forma, los niños muestran su creatividad y sus habilidades más allá del papel, y yo puedo conocer mejor su verdadero progreso”.

Cómo gestionar la presión de los exámenes

Cuando llegan los exámenes o las evaluaciones, suelen ser una fuente de preocupación para muchos alumnos e incluso para los padres. Por tanto, él intenta buscar una nueva visión para que los alumnos los afronten de otra manera. “Intento que los exámenes no sean una fuente de miedo, sino una oportunidad de demostrar lo que han aprendido. Les explico que un resultado no define quiénes son, y siempre doy valor también al esfuerzo y a la actitud. Creo que la evaluación debe ser justa, pero también motivadora, y que el alumno sienta que tiene margen de mejorar”, expone.

Pero en otros lugares, como Alemania y Finlandia, los niños pasan más tiempo al aire libre o en contacto con la naturaleza, al contrario que en España. Pese a ello, su visión es clara: “En España, sin duda, debería ser igual. El contacto con la naturaleza despierta la curiosidad, mejora la concentración y ayuda a que los niños aprendan de forma más significativa. En España tendríamos que potenciar mucho más esas experiencias fuera del aula. Creo que los aprendizajes que se hacen al aire libre son los que más se recuerdan”. Por ello, el docente siempre intenta inspirarse en países nórdicos, aquellos que dan más libertad al alumno y confían en su autonomía. También le gustan los modelos que apuestan por proyectos reales y por dar protagonismo al niño en su aprendizaje. “En España se pueden aplicar muchas de esas ideas, adaptadas a nuestra realidad”, añade.

Por ejemplo, el tema de las pantallas es algo que está causando revuelo estos últimos años. “Soy consciente de que las pantallas forman parte de su vida, pero en clase intento que tengan un sentido educativo. Las usamos para investigar, crear o exponer, no para distraernos. También hablo con ellos sobre los riesgos del mal uso y la importancia de desconectar. Creo que el equilibrio es la clave”, explica.

Álvaro Patón intenta dar lo mejor de sí en cada proyecto

En la actualidad, aunque este curso no se encuentra ejerciendo como profesor, está inmerso en un proyecto de redes sociales en el que lleva a cabo una serie buscando el mejor colegio de España, donde ya ha grabado el EP1, centrado en centros afectados por la DANA. Patón es un apasionado de su profesión, pero aun así hay cosas del sistema educativo que le gustaría que cambiaran. También muestra su experiencia en redes sociales: 

“Empecé a hacerlo porque me parecía bonito mostrar el lado positivo de la educación, ese que a veces no se ve desde fuera. Quería que las familias y la sociedad entendieran que en las aulas pasan cosas increíbles, llenas de humor, creatividad y emoción. Mis redes sociales se han convertido en un puente entre el colegio y la gente, y creo que esa conexión ayuda a dar valor a la labor docente”. “El sistema todavía depende demasiado de libros de texto, exámenes y contenidos cerrados. Apostaría por dar más margen a la creatividad, al trabajo por proyectos, a la educación emocional y al contacto con la realidad. Creo que eso haría que los niños estuvieran más motivados y preparados para el futuro”, concluye.

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