El inicio del curso escolar siempre viene acompañado de una dosis de nervios tanto para los alumnos como para sus familias, especialmente en etapas primarias. Una de las principales preocupaciones de los pequeños de la casa es la clase a la que permanecerán durante todo el año.
La psicóloga infantil Carmen Esteban defiende que el hecho de no ir a clase con los amigos más próximos “es positivo para el niño”. Pese a reconocer que el hecho que los hijos vayan a la misma aula que algún amigo “nos da tranquilidad”, ya que los adultos entienden que estarán cómodos y socialmente seguros.
En una publicación en sus redes sociales, Esteban destaca todos los aspectos beneficiosos que esto conlleva y que normalmente pasan desapercibidos. Según relata, los estudios apuntan que es muy positivo para los niños mezclarse e interactuar con otras nuevas personas. “Quedarse forjado siempre en la misma relación, especialmente si es de dos, puede llevar a relaciones de dependencia y en caso de conflicto, a un aislamiento aún mayor”.
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Precisamente, para evitar el aislamiento de los niños se recomienda mezclar clases y que los niños tengan la oportunidad de hacer más amigos y “de desarrollar habilidades sociales” y también adaptarse a los cambios “una habilidad esencial para el futuro”.
Un estudio publicado en la revista Economics of Education Review por diversos expertos de Estados Unidos, señala que el hecho de cambiar a los niños de clase y mezclar grupos puede tener un impacto incluso en el rendimiento escolar, así pues, los estudiantes beneficiados por compañeros con mejores logros muestran mejoras en resultados de matemáticas y lenguaje.
En España, diversos estudios sustentan la teoría que el cambio de alumnos puede ayudar a mejorar el rendimiento escolar. Además, según el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) del Ministerio de Educación, la proporción de más niñas en un grupo-clase implica un mejor ambiente que beneficia sobre todo a los niños.
