Bienestar

Javier Iriondo, conferenciante: “La esperanza es lo que te da la fuerza en el presente y necesitamos crear una visión de cómo puede ser nuestro futuro”

Visto en TikTok

El conferenciante insiste en que el motor que nos empuja hacia adelante es el sentido profundo de lo que hacemos

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Javier Iriondo, conferenciante: “La esperanza es lo que te da la fuerza en el presente y necesitamos crear una visión de cómo puede ser nuestro futuro” 

Javier Iriondo, conferenciante: “La esperanza es lo que te da la fuerza en el presente y necesitamos crear una visión de cómo puede ser nuestro futuro” 

@SERESMORTALESOFICIAL / YouTube

La esperanza no es un lujo reservado a los momentos felices ni un concepto abstracto que se aleja de la vida cotidiana. Para Javier Iriondo, conferenciante y escritor especializado en desarrollo personal, se trata de una herramienta esencial que puede marcar la diferencia en los periodos de mayor dificultad. En sus palabras, “la esperanza es lo que te da la fuerza en el presente y necesitamos crear una visión de cómo puede ser nuestro futuro”.

Cada persona debe aprender a proyectarse hacia un futuro posible en el que desarrolle todo su potencial. Imaginarnos en ese lugar, sostiene, despierta emociones positivas y activa un sistema interno que nos impulsa a movernos. “Cuando tienes algo digno que perseguir, aparecen las emociones positivas, aparece la dopamina y entonces te pones en marcha”, explica. 

Javier Iriondo, conferenciante: “La esperanza es lo que te da la fuerza en el presente y necesitamos crear una visión de cómo puede ser nuestro futuro”
Javier Iriondo, conferenciante: “La esperanza es lo que te da la fuerza en el presente y necesitamos crear una visión de cómo puede ser nuestro futuro”TikTok @aprendemosjuntosbbva

El conferenciante insiste en que el motor que nos empuja hacia adelante es el sentido profundo de lo que hacemos. Tener un objetivo claro, un propósito o un “porqué” sólido se convierte en la fuente de energía que permite continuar incluso en medio de las caídas. “Cuando tienes ese porqué es cuando tienes la energía”, asegura. Ese motivo puede estar relacionado con una persona significativa, con un proyecto vital o con el deseo de alcanzar una mejor versión de uno mismo. La clave, afirma, está en que sea lo suficientemente fuerte como para justificar el esfuerzo y el sacrificio que muchas veces exige la vida.

Iriondo advierte de que, sin una dirección clara, resulta fácil caer en la desmotivación o en la apatía. El sacrificio pierde sentido si no se vincula con una razón profunda y, cuando todo parece fallar, es ese motivo personal el que sostiene la determinación para levantarse de nuevo. “Cada uno tiene que encontrar esos porqués, esa razón de decir, cuando todo falle, por qué te vas a levantar”, señala. Esta reflexión conecta con una idea ampliamente estudiada en psicología positiva: las personas que mantienen un propósito vital suelen mostrar mayor resiliencia ante la adversidad.

Cada uno tiene que encontrar esos porqués, esa razón de decir, cuando todo falle, por qué te vas a levantar

La propuesta que plantea no se centra en logros materiales ni en metas superficiales, sino en un sentido vital que aporte coherencia y dirección. Encontrar esa motivación, explica, implica reconocer qué es lo que verdaderamente da sentido a nuestro esfuerzo diario. A veces tiene que ver con alguien a quien queremos cuidar, otras con un proyecto personal o con la aspiración de llegar a ser lo que sabemos que podemos ser. Lo esencial es identificar esa “luz que aporta fuerza y energía para salir a veces del agujero en el cual nos metemos”, como él mismo señala.

Para Iriondo, cultivar la esperanza es una forma de entrenamiento emocional. No basta con esperar que las cosas mejoren por sí solas, sino que se trata de generar una visión clara que active los recursos internos. Esa proyección funciona como combustible psicológico: ayuda a mantener el ánimo en los momentos bajos y refuerza la disciplina cuando toca enfrentarse al esfuerzo diario. La esperanza, en este sentido, no es pasividad sino acción, una actitud que orienta cada decisión hacia lo que realmente importa.