Mónica Branni, sexóloga: “En relaciones disfuncionales, lo que a menudo se siente como deseo, en realidad es adrenalina y se traduce en ansiedad”

Cambio de perspectiva

La divulgadora médica exponía las diferencias entre dos conceptos que pueden llegar a solaparse

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Mónica Branni, psicóloga y sexóloga: “El deseo puede disminuir incluso en relaciones felices porque tiene dos mecanismos: uno espontáneo y otro responsivo”

Mónica Branni, psicóloga y sexóloga

El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.

Las relaciones personales son las más complicadas de gestionar en este sentido, en especial cuando una de las dos partes no actúa igual que la otra. Un apunte que ha destacado la psicóloga y sexóloga Mónica Branni, quien comparte habitualmente sus conocimientos a través de las redes sociales. Mediante un vídeo publicado en su perfil de TikTok, la experta comentaba la diferencia entre dos conceptos tan solapados como son el deseo y la ansiedad.

“No era deseo, era ansiedad. A veces, en consulta escucho frases como esta: ‘En mis relaciones anteriores tenía mucho deseo y en esta no, aunque sea un vínculo mucho más sano’. En relaciones disfuncionales, lo que a menudo se siente como deseo, es en realidad adrenalina: una montaña rusa donde la alerta se traduce en ansiedad y necesidad de generar apego. El deseo, aquí, es necesidad de sentirse validadx”, apuntaba.

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“En un vínculo inestable te sientes vivx, deseadx, especial porque cada gesto de atención es una validación. El sexo no sólo es placer: es la forma de sentirse elegidx y conectadx. Pero en cuanto la otra persona se aleja, vuelve el miedo y la ansiedad. Cada encuentro se vuelve una forma de aferrarse e intentar convertir la inestabilidad en amor. Buscar seguridad en el sexo se siente como pasión, pero es un mecanismo adaptativo”, sumaba.

Aparcar el temor

“Aprendiste que el sexo era la forma más rápida de asegurar cariño y permanencia. Así sobrevivías al miedo al abandono. Ahora, en una relación sana, parece que el deseo ha desparecido, cuando lo único que ha cambiado es que no hay amenaza. Una relación sana puede parecerte ‘plana’ al principio, porque tu cerebro aún no reconoce la calma como un lugar seguro. Pero, si te quedas, esa calma es lo que aprenderás a valorar y necesitar para sentirte de verdad en casa”, insistía.

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“Y construirás una forma de desear sana. Entenderás que un deseo sano se siente desde la elección, y no desde la urgencia. Recuerda que no perdiste el deseo, estás aprendiendo a reconocerlo sin la ansiedad. ¿Era pasión o era tu sistema nervioso en alerta?”, concluía.

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