Núria Noguerón, odontóloga: “Respirar por la boca constantemente activa el sistema nervioso simpático, como si estuviéramos corriendo o en peligro todo el día”
Respiración
Un gesto tan automático como respirar puede desequilibrar nuestro cuerpo si no lo hacemos por la nariz
Núria Noguerón es odontóloga especialista en vías aéreas
Aunque no solemos ser conscientes de ello, la forma en que respiramos puede tener un enorme impacto en nuestra vida. Cada día realizamos entre 17.000 y 25.000 respiraciones, de modo que este gesto automático influye profundamente en nuestro bienestar. Hacerlo de manera incorrecta, en cambio, puede acarrear consecuencias muy negativas para nuestro organismo.
Teniendo en cuenta que al menos un tercio de esas inhalaciones y exhalaciones ocurren mientras dormimos, de poco sirve mantener una respiración adecuada durante el día si todo se descontrola en el momento de acostarnos. Por eso es importante ser conscientes de cómo respiramos, y sobre todo, escuchar a los profesionales para saber cuál es la mejor forma de realizar una respiración que sea lo más beneficiosa posible para nosotros.
En una conversación con La Vanguardia, la odontóloga especializada en vías aéreas, Núria Noguerón, asegura que respirar por la boca no solo tiene consecuencias locales en la cavidad oral, sino que también desregula el sistema nervioso autónomo, manteniendo el cuerpo en un estado de alerta constante.
Si estás continuamente en estado de alerta, estás desarrollando una hipertensión casi crónica
“Si respiramos por la boca, estamos desregulando continuamente el famoso sistema nervioso autónomo, que ahora se habla tanto, de que estamos en un sistema de alerta continuo, o que tenemos el sistema simpático hiperactivo”, explica.
Núria sostiene que los odontólogos deben mirar siempre más allá de la boca
Según la experta, respirar por la boca constantemente hace que nuestro organismo interprete que estamos en alerta, ya que es lo que sucede cuando estamos corriendo, cuando nos ponemos nerviosos o cuando tenemos una emergencia, puesto que es la vía más rápida. Por ello, este mecanismo repetido perpetúa una sobreactivación del sistema inmune y puede contribuir a problemas como la hipertensión por ese estado continuo de “peligro”:
“El aire llega sin filtrar a los pulmones, porque la nariz limpia el aire que respiramos. Entonces llega sucio de partículas, de bacterias y, por lo tanto, pone en alerta de manera perpetua el sistema inmunitario, que está hiperactivo todo el día. La hipertensión, por ejemplo, va muy ligada con el tema de la respiración oral también. Porque si estás continuamente en estado de alerta o con tu sistema simpático activado siempre porque tienes una respiración oral, estás desarrollando una hipertensión casi crónica”, sostiene Noguerón.
Nunca es tarde para cambiar nuestra respiración y todo son ventajas después
Según la odontóloga, a diferencia de lo que sucede con la respiración oral, la respiración nasal actúa como un “freno” del sistema nervioso simpático, ayudando a regular y calmar el cuerpo. Por eso, en todas las prácticas ancestrales de salud, como el yoga, la meditación o el ‘mindfulness’, se dedica una parte importante del tiempo a controlar la respiración nasal, ya que es una vía imprescindible para calmar el sistema nervioso general de la persona.
Respirar por la boca hace que nuestro organismo interprete que estamos en alerta, como cuando corremos o estamos nerviosos
Por último, Noguerón explica que, aunque muchas personas puedan pensar que ya es tarde para cambiar su respiración en la edad adulta, lo cierto es que no es así, pues siempre están a tiempo de modificarla para tratar que sea lo más beneficiosa posible. Cada respiración cuenta, y aprender a hacerlo bien es una de las formas más sencillas y poderosas de cuidar de nosotros mismos.