Lleva años entre nosotros sin que nos demos cuenta y, lo peor, es que está atacando a millones de personas sigilosamente. La inflamación crónica de bajo grado es uno de los procesos más habituales a los que se están enfrentando millones de personas actualmente; una lucha que el organismo está librando contra infecciones, lesiones, toxinas o cualquier proceso nocivo que pueda dañar el cuerpo, provocando una respuesta del sistema inmunitario.
El problema llega cuando se produce una respuesta excesiva de nuestro sistema inmune. La inflamación que resulta beneficiosa para el organismo, se puede volver negativa y se alarga en el tiempo. La inflamación crónica que dura mucho tiempo puede ser peligrosa porque se asocia a la pérdida de función de muchos procesos fisiológicos y patológicos.
Irene Sendino, médico y nutricionista: “Mucha gente no sabe que hay muchos parámetros que pueden ser indicativo de inflamación”.
El problema es que actualmente este tipo de inflamación no se detecta en el sistema médico tradicional. A este dilema responde la doctora Irene Sendino, médico y nutricionista, que habla en el podcast Gente Interesante sobre esta pandemia silenciosa. “Las pruebas están diseñadas para detectar cosas graves, cosas muy agudas, como un tumor; no son tan sensibles, aunque nos pueden dar pistas”, explica la especialista.
Aún así, Sendino deja claro que cualquier prueba médica puede dar indicios de que exista un problema de inflamación, comprobando ciertos parámetros como la proteína C reactiva, la velocidad de sedimentación o la ferritina. “Lo que pasa que mucha gente no sabe que eso puede ser indicativo de inflamación”, señala.
Irene Sendino, médico y nutricionista: “Mucha gente no sabe que hay muchos parámetros que pueden ser indicativo de inflamación”.
Oriol Roda, presentador del podcast, lamenta que la sociedad de hoy haya normalizado padecer inflamación crónica de bajo grado. “Hoy en día, ¿quién no tiene uno o dos o tres síntomas? Es un poco porque al final necesitamos tirar para adelante y necesitamos seguir con nuestro día a día y hasta que no llega un punto en el que nos limita, nosotros normalmente vamos a seguir tirando hacia delante”, explica.
La especialista señala que, por culpa de este ritmo de vida prácticamente robotizado, al final tiene que ser nuestro cuerpo el que pida una pausa. “Muchas veces el cuerpo el que te tiene que hacer parar para decirte: ‘oye, hay cositas que tenemos que cambiar o tratar de mejorar, pero sin duda estamos acostumbrados por nuestro estilo de vida a un nivel de inflamación altísimo desde la hora que nos levantamos”.
Indicativos de inflamación crónica 1Exceso de alimentos ultraprocesados.
2Desequilibrio entre omega-6 y omega-3.
3Disbiosis o desequilibrio de la microbiota intestinal.
4Demasiado azúcar y carbohidratos refinados.
5Deficiencia de nutrientes (como magnesio, vitamina D o antioxidantes).
6Sedentarismo.
7Estrés crónico.
8Falta de sueño.
Nuestro sistema digestivo nos puede dar la clave de que hay inflamación, pues gran parte está relacionada con la alimentación que consumimos. Los alimentos ultraprocesados habituales en cualquier estante y nevera del supermercado, pueden producir malestar, además de otros trastornos como digestiones pesadas, gases, estreñimiento, dolores abdominales, infecciones recurrentes… Todos ellos son un excelente indicador de inflamación crónica.
Para evitarla, lo mejor es cambiar de estilo de vida. Una dieta saludable rica en frutas, verduras, legumbres, pescado azul, aceite de oliva y, probióticos: reducir el consumo de azúcar, los alimentos ultraprocesados, harinas refinadas o los fritos, hacer ejercicio moderado y continuo -el deporte intenso puede generar inflamación- y dejar de lado el estrés pueden ayudar a acabar con este trastorno.
