Sandra Ortonobes, biomédica: “La criopreservación de órganos tiene futuro; podría acortar listas de espera para trasplantes y salvar muchas vidas en los próximos años”

Ciencia y evolución

La biomédica Sandra Ortonobes desvela si es posible el proceso de criogenización o si es solo producto de película

Sandra Ortonobes, biomédica

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“¿Congelarías tu cuerpo para que te descongelaran en unos años, cuando la medicina haya avanzado?”, pregunta la biomédica y creadora de contenido Sandra Ortonobes en su canal de YouTube La Hiperactina. La especialista dedica un vídeo a la criogenización, un proceso que consiste en congelar un cuerpo para “viajar en el tiempo”, algo que hemos visto una y otra vez en muchas películas. “La idea es poder realizar viajes interestelares o esperar a que en el futuro exista cura para enfermedades hoy incurables”, destaca.

Pero, ¿es esto realmente posible? Sandra Ortonobes responde todas las preguntas sobre esta sorprendente práctica.

Explicada por una biomédica

La criogenización

“Hoy en día, ya existen empresas que ofrecen este servicio: congelarte y devolverte a la vida tras un tiempo”, afirma Sandra en su canal de YouTube. Aunque, para entenderlo, el primer paso es saber cómo reacciona nuestro cuerpo al frío.

“Somos organismos compuestos por células, que básicamente son pequeños sacos con paredes de grasa rellenos de agua. Dentro de este líquido flotan orgánulos y sustancias químicas que reaccionan constantemente para generar lo que conocemos como vida”, explica la especialista. 

Según ella, estas reacciones necesitan unas condiciones de presión y temperatura muy concretas. “En humanos, la temperatura ideal ronda entre 35 y 37,5 ºC. Esta puede aumentar, por ejemplo, cuando tenemos fiebre. Si la temperatura supera los 43 ºC, los órganos pueden fallar y la persona puede morir por hipertermia”, cuenta a sus seguidores,

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Con el frío extremo ocurre exactamente lo mismo. Cuando el cuerpo se enfría demasiado (hipotermia), el metabolismo se ralentiza y las células dejan de funcionar correctamente, lo que también puede llevar a fallos orgánicos.

“Aquí entra en juego la criobiología, la rama de la biología que estudia qué ocurre con los organismos a bajas temperaturas. De ahí nace la criopreservación, que busca conservar células, tejidos e incluso organismos completos a temperaturas muy bajas durante largos periodos de tiempo”, sigue la biomédica.

De hecho, los laboratorios ya utilizan esta técnica. “Por ejemplo, congelan células de pacientes con cáncer en nitrógeno líquido para usarlas más adelante, evitando tener que extraer nuevas muestras continuamente”, explica.

Esto puede parecer similar a congelar comida en casa, pero, según  la especialista, no es igual del todo. 

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“Si dejas un filete fuera de la nevera se pudre. Si lo metes en el congelador, dura meses, pero cuando lo descongelas, su textura cambia y suelta una especie de líquido rojo. Esto es porque al congelarse se forman cristales de hielo que rompen las células del filete”, relata.

Y es que, según ella, en criopreservación, eso no puede suceder. “Por eso se usan criopreservantes como el glicerol, que impiden que se formen cristales de hielo. También se puede usar la vitrificación, un proceso de congelación tan rápida que no da tiempo a que se formen cristales”, destaca.

Así, si la muestra se conserva a -195,8 ºC en nitrógeno líquido, teóricamente puede conservarse para siempre, siempre que la temperatura no suba, tal y como cuenta Sandra en su vídeo de YouTube.

Crioperservar tejidos y órganos

¿Cuál es su futuro?

Este proceso es algo que lleva utilizándose décadas. “La criopreservación funciona mejor con muestras pequeñas (como células sueltas, óvulos o embriones). De hecho, se lleva haciendo en clínicas de fertilidad desde hace más de 50 años”, destaca. De esta forma, hay dos bebés que nacieron a partir de embriones congelados hace 30 años, su madre era solo tres años mayor que ellos.

Por otro lado, con organismos completos, el proceso está sujeto a otros ritmos. “Con algunos, como el gusano C. elegans, se ha logrado. Incluso conservaron su memoria olfativa después de ser vitrificado”, explica. Sandra también relata otro ejemplo del 2023, cuando se logró vitrificar y reanimar un riñón de rata, que funcionó durante 30 días. “Aunque pueda parecer poco, es un gran hito científico, ya que podría revolucionar los trasplantes”, añade.

Cuanto más grande el organismo, más difícil es enfriar de forma uniforme y hacer que el crioperservante llegue a todas las células

Sandra Ortonobes, biomédica

Todo se complica cuando hablamos de humanos, ya que es mucho más complicado. “Cuanto más grande el organismo, más difícil es enfriar de forma uniforme y hacer que el crioperservante llegue a todas las células”, cuenta en su canal.

Por otro lado, tampoco existe una forma segura de descongelar un cuerpo sin dañar sus tejidos. “Aun así, hay empresas que ya ofrecen este servicio. Aunque eso sí: sin ninguna garantía de que alguna vez puedas ser revivido”, sigue.

La ciencia lo explica

¿Se puede utilizar en humanos?

Cuando hablamos de criogenizar organismos enteros en el tiempo, entramos en el terreno de la criogenia. La biomédica explica el primer caso de humano criogenizado. “No, no fue Walt Disney. Fue James Bedford, en 1967. Tenía 73 años, cáncer de riñón con metástasis, y donó su cuerpo a la ciencia. Lo congelaron justo después de su muerte. Sin embargo, los químicos usados probablemente eran muy tóxicos, por lo que hoy es imposible revivirlo”, cuenta.

Y es que, a día de hoy, hay muchos pacientes congelados. En Arizona hay 225 y en Rusia 92 personas en “suspensión”. “También hay más de 100 mascotas”, añade. Pero, todos tienen algo en común: fueron congelados después de su muerte, ya que, si no, sería ilegal (asesinato).

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”Otras personas optaron por solo congelar su cerebro, ya que es más barato”, destaca Sandra. Conservar un cuerpo entero tiene un coste de 200.000 dólares, mientras que solo el cerebro son 80.000 dólares. “La idea es que, en el futuro, se podrán crear cuerpos nuevos y unirlos al cerebro criopreservado”, asegura.

Pero, ¿mientras tanto? “Las empresas dejan claro que no pueden descongelarte ahora, pero confían en que en el futuro la tecnología avance lo suficiente para reparar las células dañadas y devolver la vida”, comenta en su canal.

“Actualmente, no existen herramientas para reparar cada célula dañada ni técnicas seguras para descongelar cuerpos humanos. Todo sigue siendo ciencia ficción”, afirma. Aunque, lo que sí que es seguro para la biomédica es que la conservación de órganos tiene futuro. “Podría acortar listas de espera para trasplantes y salvar muchas vidas en los próximos años”, concluye.

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