Qué significa andar rápido (o lento), según la ciencia
Comportamientos
La velocidad de marcha supone un indicador del envejecimiento de una persona
“Nuestra edad biológica refleja el mundo en el que vivimos”: los tres factores poco considerados que aceleran el envejecimiento
El ritmo al que caminan las personas está relacionado con su proceso de envejecimiento.
Siempre está esa persona que parece ir con prisa a todas partes, aunque no tenga compromisos o cualquier otro motivo que limite su tiempo. Simplemente, sin que exista algún tipo de motivo, camina rápido de un lado para otro. Y, del mismo modo, no puede faltar aquella persona que es todo lo contrario. Ese amigo, familiar o pareja cuyos pasos son relajados y pausados, puede que incluso lentos según la opinión de algunos. Pero, ¿existe una explicación a estas dos tendencias tan diferenciadas? La ciencia dice que sí y, de hecho, podría tratarse de un indicador de cómo será el proceso de envejecimiento de una persona. Esto es lo que señala el estudio encabezado por la doctora Line Jee Hartmann Rasmussen, del Departamento de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte. En el que se asegura que la velocidad de marcha de una persona en la mediana edad podría revelar cómo se llevará a cabo su envejecimiento a lo largo de la vida, con el posible origen de ciertos déficits del sistema nervioso central durante la infancia.
Para analizar este fenómeno se estudió una muestra de 904 pacientes en Nueva Zelanda, a lo largo de un total de cinco décadas, según detalla la investigación. El objetivo principal consistía en estudiar cómo la velocidad de marcha de una persona supone un reflejo de su envejecimiento biológico y los factores asociados a esta en etapas anteriores de la vida. “La velocidad de la marcha es un indicador bien conocido del riesgo de deterioro funcional y mortalidad en adultos mayores”, señalan los investigadores. De hecho, desde la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG) destacan este indicador como un marcador importante de “riesgo de muerte o de deterioro funcional”.
El estudio tuvo en cuenta a pacientes nacidos entre 1972 y 1973, quienes fueron observados hasta los 45 años. La conclusión a la que llegaron los científicos es que la velocidad de la marcha en adultos está asociada con algo más que el estado funcional geriátrico. Es decir, esta también se vincula con el envejecimiento en la mediana edad y la salud cerebral a lo largo de la vida.
¿Qué significa que andes rápido o lento?
Los resultados del estudio se muestran claros: las personas que caminan lento a los 45 años se asocian a unos indicadores físicos y biológicos de un envejecimiento acelerado, lo que también incluiría una integridad cerebral comprometida. En la investigación se detalla que los adultos de mediana edad que informaron contar con más limitaciones físicas en su vida diaria tenían una velocidad de marcha más lenta. Así como menor fuerza de agarre, peor coordinación visomotora y peor desempeño al levantarse de una silla, por ejemplo. Sus signos de envejecimiento avanzaban a un ritmo más rápido e incluso su aspecto y su rostro parecían de mayor edad. Y su funcionamiento neurocognitivo igualmente se mostró peor que el de los pacientes que caminan más rápido.