“Si te preguntas a qué edad debes empezar a hablar de sexualidad con tus hijos, la respuesta es desde ahora mismo. Con tres años no le importará cómo se pone un preservativo, pero puedes explicarle las partes del cuerpo”

Educación sexual

Las sexólogas Elena Crespi y Sílvia Catalán han publicado el libro 'I ara què li dic?', una guía inclusiva, divertida y cuidada para que madres y padres no se queden en blanco ante las dudas de los niños sobre sexualidad

“Si te preguntas a qué edad debes empezar a hablar de sexualidad con tus hijos, la respuesta es desde ahora mismo. Con tres años no le importará cómo se pone un preservativo, pero puedes explicarle las partes del cuerpo”

Cedida | Jordi Casas Caritg

“¿Cómo llega un bebé a la barriga?”. Una pregunta inocente que hacen todos los niños cuando la curiosidad empieza a crecer dentro de ellos. Solo hay una respuesta correcta, pero las familias utilizan mil y una para eludir un tema que consideran que aún no es adecuado para los niños. Para evitar hablar de sexualidad, inventamos historias que involucran cigüeñas, París o un único gesto de amor como es un beso entre dos personas que se quieren. Ser honestos con las respuestas a las dudas sobre sexualidad que plantean los hijos e hijas desde que son pequeños es un paso importante para empezar a romper el tabú que rodea este tema. Sí, el tema del sexo.

Las psicólogas especializadas en sexualidad Elena Crespi y Sílvia Catalán han publicado el libro I ara què li dic?, de Eumo Editorial, que es una guía inclusiva y ligera que da opciones a madres y padres para poder responder todas aquellas preguntas sobre sexo que hacen los niños y que pueden llegar a ser incómodas o sorprenderte.

¿Por qué decidisteis escribir juntas este libro?

Elena Crespi (E. C.): Primero, porque a Sílvia y a mí nos resulta fácil encontrarnos juntas haciendo muchas cosas. Y segundo, porque Eumo Editorial detectó que juntas nos entendíamos muy bien, vieron un poco la vibra que desprendíamos y nos hicieron el encargo. Básicamente nos miramos, nos reímos y dijimos que sí, como si leyéramos el pensamiento de la otra y supiéramos que estaría encantadísima de hacer este proyecto.

La sexualidad es el tema base del libro. Un concepto que mucha gente puede pensar que se refiere únicamente al sexo. Pero es una palabra que engloba muchas más cosas.

Sílvia Catalán (S. C.): Sí. Confundir la sexualidad con sexo o con prácticas sexuales es quedarse muy lejos de lo que es la sexualidad. Nosotras en este libro hablamos de relaciones, de vínculos, de salud física, de salud social, sobre todo cuando hacemos referencia a temas como puede ser una violación. Y esto es algo por lo que mucha gente se pone las manos en la cabeza y se pregunta: “¿Cómo puede ser que aparezca este término en un libro pensado para educación sexual infantil?” Pues porque la sexualidad y la educación sexual que nos rodea también contempla esto. La sexualidad es una mirada muy amplia y muy diversa. Y hemos intentado, como somos nosotras, hacerla muy inclusiva.

Lee también

El método infalible para saber si una gasolinera te pone menos combustible del que dice

Víctor Endrino Cuesta / RAC1
El método infalible para saber si una gasolinera te pone menos combustible del que dice

¿Qué educación sexual hay hoy en día?

S. C.: Siempre decimos que hay cierta educación sexual, pero también que hay mucha falta de educación sexual, que también es educación sexual.

E. C.: Las familias que ahora mismo estamos intentando hacer educación sexual, la mayoría recibimos una educación sexual muy pobre. En el mejor de los casos, muy centrada en “ponte un preservativo para no dejar embarazada o para no pillar una ITS”, y para de contar. Y veníamos de generaciones a las que ni siquiera les habían explicado eso. Es muy difícil hacerlo bien. Si además tenemos en cuenta que las instituciones públicas van haciendo cositas, pero que tampoco se aborda el tema de manera clara y se incluye de forma definitiva y explícita en el currículum escolar, no estamos en el mejor momento. Y si añadimos el elemento de que las historias romántico-sexuales y la pornografía han ocupado… creo que siempre han ocupado un espacio, pero ahora tenemos acceso mucho más fácil. Por lo tanto, están devorando ese espacio educativo de manera flagrante. Pues no lo sé… yo diría que no estamos en el mejor momento.

S. C.: Yo siempre doy el toque un poco optimista. Estoy completamente de acuerdo con Elena a nivel formal. Creo que la educación sexual está en pañales y, de hecho, las sexólogas llevamos tiempo luchando para que se incluya en los currículums y se haga una buena educación formal en las escuelas. Ahora bien, sí detecto que, al menos, hay un interés mucho mayor por la educación sexual informal o dentro de las familias. Cada vez son más las familias que tienen uno o dos libros sobre sexualidad en casa para hablar con los niños. Cada vez son más las familias que se preocupan por asistir a talleres que podemos impartir Elena o yo en algún momento. Sí hay interés por hacer bien esta labor, y eso ya es un avance, pero al final, cuando una persona se pone a hacer esta educación sexual parte de una base tan pobre que es como enseñar matemáticas sin haber aprendido a contar hasta cinco. No puedes. Estamos avanzando, pero poco a poco.

Cuando tu hijo o hija te hace una pregunta incómoda sobre sexualidad, ¿cómo debes actuar?

E. C.: Ante las preguntas que nos hacen los niños siempre hay que responder algo, aunque sea un “no lo sé, voy a buscar la información”. También va muy bien preguntarles cómo se les ocurrió la duda o de dónde sacaron la información, porque así podrás calibrar el nivel de la pregunta, porque los adultos tendemos a pensar que lo hacen desde una perspectiva adulta que no tienen. Después, es importante dar la información que piden como cuando nos preguntan cualquier otra cosa que no tiene que ver con la sexualidad. En general, cuando les comienzas a explicar, los niños se cansan a los pocos minutos y ya no quieren saber más, pero es importante siempre dar una respuesta aunque no se sepa. Un “No lo sé, te lo busco” también es una buena opción.

S. C.: Si tu hijo o hija te hace una pregunta incómoda sobre sexualidad, lo primero que debes hacer es respirar hondo, mantener la calma y pensar que lo está preguntando desde la voluntad de conocer. Si te hace una pregunta de este tipo, yo les digo a los padres que pueden ponerse un adhesivo verde por haber hecho una buena maternidad o paternidad. A partir de ahí, hay que responder lo más claro posible y desde lo que tú sabes y crees que puede entender. No hace falta explicarle cosas muy técnicas a un niño de tres años; eso vendrá más adelante. Y adaptarse a lo que va pidiendo, si necesita más información hará más preguntas, pero si ya tiene suficiente, dejará de preguntar.

Sílvia Catalán, psicóloga experta en sexualidad y coautora de 'I ara què li dic?'

“Si tu hijo o hija te hace una pregunta incómoda sobre sexualidad, responde desde lo que sabes y crees que puede entender”

¿Qué hacen mal los padres y madres cuando quieren hablar o cuando no quieren hablar de sexualidad?

E. C.: Es complicado. Las familias también llevan una carga importante. Veníamos de un modelo en el que los padres y madres eran quienes mandaban, tenían razón y no se discutía nada, y de repente hemos pasado al otro extremo. Ahora no sabemos poner límites ni siquiera en educación sexual, que además es un gran tabú y no se sabe muy bien cómo abordarlo. Ni Sílvia ni yo quisiéramos culpar a las familias porque lo hacen lo mejor que saben, pero sí es cierto que se hacen cosas mal porque no hay conciencia de lo que es una sexualidad saludable o simplemente que la sexualidad forma parte de la vida y es muy natural. Y, encima, como tenemos estas gafas con una mirada muy pornográfica de todo lo que tiene que ver con la sexualidad, es muy complicado hacerlo bien.

S. C.: Hacemos cosas mal por culpa de este tabú que arrastramos y muchas veces con buena intención de protección. Cuando voy a escuelas y hago talleres con niños de tercero, cuarto y quinto de primaria siempre les pregunto qué hacen sus padres cuando en la televisión aparece una escena de sexo, entendiendo sexo como cuatro besos y cuatro caricias, que normalmente no es más ni muy explícito. Y es muy divertido porque muchísimos niños responden “Mis padres cambian de canal” o “Mi madre me manda a la cocina a buscar un vaso de agua”. Me hace mucha gracia y es muy inocente. Y eso, que lo hace la familia, está mal hecho. No se trata de juzgar a las familias, pero es una mala forma de educar sexualmente porque lo que les estamos diciendo es que de eso no se habla. Y ¿por qué lo hacemos? Porque nos incomoda, porque pensamos que tal vez son demasiado pequeños para verlo, o para entender las explicaciones que podemos darles, o porque pensamos que eso es perversión o que los empuja a tener relaciones sexuales antes de tiempo. Es una situación que agobia mucho a las familias y se hacen muchas cosas para proteger.

“Si tu hijo o hija te hace una pregunta incómoda sobre sexualidad, responde desde lo que sabes y crees que puede entender”

Canva

¿Cuáles pueden ser las consecuencias, aunque se haga con buena intención, de una escasa o nula educación sexual?

E. C.: Si no se aborda el tema directamente, igualmente, por omisión, se recibe educación sexual. El mensaje que cala es el social. No tenemos nada en contra de la sexualidad como parte de un juego sexual, aunque es imposible dejar las emociones aparte; pero tampoco debe terminarse con la idea de que todo debe estar vinculado al amor. Pero eso es lo que tenemos ahora socialmente: una sexualidad completamente machista donde se priorizan conductas que son violencia. Cuando hablamos de esto no solo nos referimos a toda la pornografía mainstream a la que tienen acceso los niños desde muy temprano, sino también a todo ese amor romántico de series y libros que, a diferencia de la pornografía que sobre todo consumen los niños, aquí entran principalmente las niñas. Aquí hay un cóctel brutal de vincular un tipo de “amor”, que no es amor, sino violencia y toxicidad pura, con un sexo completamente descomunal. Si no tomamos parte activa, eso es lo que entra por la puerta grande.

A padres y madres que se pregunten a partir de qué edad deben empezar a hablar de sexualidad con su hijo, ¿cuál sería vuestra recomendación?

S. C.: La respuesta siempre es: desde ya mismo. Tenga la edad que tenga. Siempre decimos que, al final, la educación sexual es algo muy integrado y de sexualidad tenemos desde que nacemos hasta que morimos, y es importante empezarla a trabajar desde muy pequeños. Evidentemente, cuando tiene tres años, no le explicarás cómo se pone un preservativo porque ni le importa ni se enterará. Pero sí podemos empezar a conectarle con su propio cuerpo, explicarle las partes del cuerpo de una forma más global. No evitando hablar, por ejemplo, de un pene o de una vulva, sino incluyéndolos dentro del lenguaje porque al final son partes de su cuerpo. Y a partir de aquí, adaptándonos siempre a la edad y, de hecho, lo que hemos hecho en este libro cuando lo escribimos ha sido precisamente eso: en función de la edad que tenga tu hijo, a esa pregunta le puedes responder un poquito más de esta manera o un poquito más de aquella. Siempre teniendo en cuenta que cada niño es un mundo y habrá quienes estén muy avanzados para su edad y otros que necesiten explicaciones previas. La respuesta sería que se debe empezar ya mismo. De hecho, cada vez más escuelas piden talleres desde edades más tempranas. Y eso es genial. 

Sílvia Catalán, psicóloga experta en sexualidad y coautora de 'I ara què li dic?'

“Cuando los niños tienen tres años no les explicarás cómo se pone un preservativo porque no les importa, pero puedes empezar a explicarles las partes del cuerpo de una forma más global”

De hecho, las escuelas también pueden tener un papel muy importante y la responsabilidad no debería ser únicamente de las familias. ¿Se puede educar conjuntamente?

E. C.: De momento no se está educando mucho conjuntamente porque, a menudo, las escuelas van por un lado y las familias por otro. La escuela es un espacio que aglutina muchas diversidades diferentes y es un espacio fantástico para poder hacer una buena educación sexual. En el fondo, cada familia educará desde su burbuja de realidad, su perspectiva y sus aprendizajes; en cambio, la escuela tiene una pluridiversidad a todos los niveles: racial, de orientación, de identidades, de funcionalidades y de realidades socioeconómicas. Pero, ¿qué pasa? Que cuando las escuelas organizan cosas para las familias, sea desde el mismo centro o externalizando alguna charla, acaban siendo siempre las mismas cuatro familias las que van, que ya son las que tienen alguna lectura sobre esto. Uno de los retos auténticos que tenemos es llegar a todos y que la escuela pueda acoger a todas las familias para que puedan enviar este mismo mensaje educativo a todos.

Una situación insólita o que os haya sorprendido durante una charla en una escuela.

S.C.: La más insólita fue un día que estaba con alumnos de tercero o cuarto de ESO y hablaba del consenso en las relaciones sexuales, del deseo, de la importancia de atender si la otra persona quiere o no quiere, y explicando esto, un chico levantó la mano y confesó ante toda la clase que él había mantenido relaciones sexuales sin consentimiento con otra persona, siendo él quien presionaba a la otra persona. Para mí fue un momento de ver lo importante que es poner nombre a estos actos sin consentimiento que no dejan de ser abusos sexuales o violaciones. Este niño conectó de golpe con esto y se dio cuenta de que había hecho algo mal y alguien le había explicado por qué estaba mal hecho. Pensé que quizá no estamos explicando suficientemente bien que eso está mal, que aquí una mujer no disfruta. Para mí fue como un punto súper importante de inflexión, tanto para mí como para la gente que estaba en la clase en ese momento; fue muy impactante.

Lee también

Una negligencia médica ata la vida de una familia a 1.000 km de distancia: “Nuestro futuro pasa por venir a vivir a Cataluña”

Judit Pellicer / RAC1
Una negligencia médica ata la vida de una familia a 1.000 km de distancia: “Nuestro futuro pasa por venir a vivir a Cataluña”

E.C.: Yo pienso en la situación al revés. Es importante que este chico haya podido localizar que lo que ha hecho quizá no está bien. Pero me ha pasado más de una vez que ves a las chicas cómo les cambia la cara cuando estás explicando cómo debería ser una relación sexual saludable porque tienen claro que lo que están haciendo con sus parejas no lo es. A veces, dependiendo del contexto, nos atrevemos a hacer intervenciones más osadas y recuerdo un día que ponía un ejemplo explicando que todo el mundo tiene muy claro que no se puede obligar a nadie a practicar sexo anal. Las chicas lo tenían muy claro, pero cuando les dije que es lo mismo a la hora de hacer una felación, me miraban con cara de preguntar si de verdad no estaban obligadas a hacerlo. Ves que se dan cuenta de que, en el fondo, lo importante en la sexualidad es que tú decidas lo que quieres que pase, que no tiene que decidir otro por ti y que no hay nada obligatorio. Ver que entienden que deben huir de esta sexualidad impuesta y decidir realmente si les apetece o no hacer una práctica u otra también es un momento muy bonito.

Elena Crespi, psicóloga experta en sexualidad y coautora de 'I ara què li dic?'

“A las chicas les cambia la cara cuando estás explicando cómo debería ser una relación sexual saludable porque tienen claro que lo que hacen con sus parejas no lo es”

¿La pornografía ha sido la que ha hecho más daño en este sentido? ¿El sexo ficticio ha provocado que jóvenes y adolescentes dejen de entender lo que es el consentimiento, el amor y el respeto?

E.C.: Colabora muchísimo ahora mismo, porque hay pocos adolescentes, sobre todo chicos, que no hayan visto pornografía, pero no es lo único. Por eso, muchas veces, y creo que cada vez más sexólogas y feministas lo pedimos, hay que estar alerta con la pornografía, pero también alerta con este modelo de amor romántico que consumen tantas chicas. Creo que uno y otro son inseparables como grandes responsables.

Para vosotras, ¿qué se debería hacer con la pornografía?

S.C.: Creo que ninguna de las dos es partidaria de hacer una prohibición como tal o de abolir la pornografía. No deja de ser un entretenimiento adulto más. Si la pornografía se acompañara de una buena educación sexual y entendiéramos que lo que estamos viendo es una película como Star Wars o una serie como Stranger Things, un entretenimiento que pongo cuando quiero tener un momento de relajación conmigo misma y masturbarme, sería fantástico. Para mí la solución no sería prohibirla, sería, evidentemente, retirarla del alcance de la infancia joven no formada y acompañarla de educación sexual, pero claro, eso es un sueño del país de la piruleta. Esto no existe porque nunca llegaremos (o al menos yo no lo veré) a hacer una educación sexual tan completa para entender esto. Se debe hacer una restricción de acceso para menores y para personas que no tienen la capacidad de entender que esto no es un manual para aprender a tener relaciones sexuales.

Silvia Catalán, a la izquierda, y Elena Crespi, a la derecha, presentan su nuevo libro 'I ara què li dic?'

Silvia Catalán, a la izquierda, y Elena Crespi, a la derecha, presentan su nuevo libro 'I ara què li dic?'

Cedida | Jordi Casas Caritg

Las familias que quieren educar sobre sexo a menudo se encuentran con muchas barreras como la pornografía, el uso y abuso de las redes sociales, el exceso de toda clase de información… ¿Cómo se combaten estos obstáculos en casa?

S.C.: Al final, cada uno tiene que encontrar su manera de sobreponerse, pero creo que con formación e información, con libros como el nuestro y muchos otros… También se puede hacer cinefórum y poner una película en la que aparezca una escena de sexualidad no explícita y hablar de ello con los niños. Para llegar a este punto, como no todos los padres y madres están educados en sexualidad, deben trabajar su propia sexualidad, ver qué vínculo tienen con la sexualidad porque si a mí me incomoda, es muy difícil que lo pueda transmitir de manera tranquila y sencilla a los niños. Hay un trabajo muy de fondo, pero que nadie se estrese porque cualquier pequeña cosa suma.

E.C.: ¿Sabes lo que pensaba antes, cuando salió mi parte más pesimista sobre que no estamos en el mejor momento? Que sí estamos en un buen momento de producción de materiales educativos con dos dedos de frente. Tenemos recursos, tenemos libros, podemos ir a la biblioteca, las escuelas e institutos se preocupan. En la medida de lo posible, tenemos que mover fichas para que en la escuela pueda haber charlas de educación sexual. Estamos en un momento en que nosotros, los profesionales de estos temas, tenemos más movimiento porque hay un poco más de conciencia. Por lo tanto, por un lado es un momento complicado, pero si hay esta inquietud hay recursos más o menos accesibles para todas las familias, las escuelas y los institutos.

Al principio os pregunté por qué decidís escribir este libro. Ahora, una vez escrito y publicado, ¿qué deseáis que sea el objetivo más allá de responder preguntas incómodas?

E.C.: Creo que buscamos tranquilizar un poco porque cuando alguien entra a ver este manual como un grito de auxilio para saber qué responder a las preguntas que les hacen los niños y ve las respuestas dice “ah, no era un Everest, era una montaña pequeñita”.

Lee también

“¡Alerta! Sephora no tiene activo un sorteo de calendarios de adviento”: el aviso de la Agencia de Ciberseguridad sobre una estafa que circula por WhatsApp

Ignasi Duran / RAC1 
La estafa de Sephora que señala la Agencia Catalana de Ciberseguridad

¿En algún momento podemos llegar a romper con el tabú que rodea la sexualidad o, al menos, que estas preguntas que planteáis en el libro dejen de ser incómodas en casa?

E.C.: No sé si lo veremos.

S.C.: Creo que en algunos entornos sí y eso ya empieza a verse. Que sea algo generalizado a nivel social creo que costará muchos años, si es que se llega alguna vez, porque ya veremos con el revulsivo que nos llega ahora de extrema derecha y veremos hacia dónde vamos con todo esto. Quiero pensar que vamos encaminados, pero no lo veremos en ninguna de las tres. 

Elena Crespi, psicóloga experta en sexualidad y coautora de 'I ara què li dic?'

“Quedan cositas por hacer para que la sexualidad deje de ser tabú, pero poco a poco hay algunas preguntas que ya empiezan a dejar de ser incómodas”

E.C.: Nosotras lo estamos viendo porque también formamos parte de unas burbujas de realidad muy concretas. Trabajamos de lo que nos apasiona y estamos en una posición social concreta que no es ni de lejos la más alta, pero evidentemente no es la más baja. Esto nos coloca en una posición en que sí podemos encontrarnos con familias que tienen estas inquietudes. En otros espacios quizá es más difícil, pero vamos cambiando. Quedan cositas por hacer aquí, pero poco a poco hay algunas preguntas que ya empiezan a dejar de ser incómodas.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...