Uno de cada cuatro españoles sufrirá un ictus a lo largo de su vida, así de tajante se muestran los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Una enfermedad cardiovascular ocasionada por una interrupción repentina del flujo de sangre al cerebro, que suele estar provocada por un isquemia o una ruptura de una vena o una arteria. Esta patología representa la segunda causa de muerte en el mundo y la segunda causa de deterioro cognitivo en la población adulta, así como la primera causa de discapacidad en Europa, según la SEN. Pese a ello, tan solo el 50% de los españoles sería capaz de identificar las señales de que se está sufriendo un ictus.
“Cuando se produce un ictus, las primeras horas desde el inicio de los síntomas son cruciales”, aseguran los especialistas de la SEN. De hecho, los datos señalan que, si se actúa en las primeras seis horas tras sufrir un ictus, las complicaciones derivadas de esta enfermedad se reducen en más de un 25%. Por ello es importante saber reconocer los síntomas de un ictus, para así poder actuar lo más rápido posible.
¿Cómo reconocer un ictus y de qué forma se debe actuar?
A la hora de identificar si una persona está sufriendo un ictus, el neurólogo Víctor Gómez, a través de un vídeo publicado en la red social de TikTok, asegura que hay que prestar atención a signos muy concretos: “Hay que fijarse en tres cosas: cara, brazo y habla”. Es decir, esos cambios o alteraciones repentinos, relacionados con estos tres aspectos, que pueden delatar un caso de ictus. “Cuando se paraliza un lado de la cara, cuando no puedo movilizar correctamente un brazo o un lado del cuerpo, y cuando no salen correctamente las palabras a la hora de hablar”, explica el especialista.
No obstante, existen otras señales que también hay que tener en cuenta. Una de ellas puede ser una pérdida brusca de la sensibilidad de un lado del cuerpo, uno de los síntomas más comunes de un ictus. También es posible que la persona sufra de una falta de visión, que puede darse en uno o en ambos ojos. La movilidad igualmente se puede ver afectada, por ejemplo, a través una pérdida brusca de equilibrio al caminar.
“Si reconocemos alguno de estos síntomas, tenemos que actuar rápido. Cuanto antes tengamos una asistencia médica, menos secuelas podremos tener a largo plazo”, asegura Víctor Gómez. El protocolo consistiría en avisar a los servicios de emergencia y mantener a la persona afectada en una posición relajada, tumbada y con el cabecero ligeramente elevado. “No debemos trasladar a la persona en nuestro propio coche (…); no se le deben dar medicaciones como la aspirina, ya que pueden resultar contraproducentes; y no se le debe dar ni agua ni alimentos por el riesgo de atragantamiento”.


