Hace no tantos años, el kéfir era un verdadero exotismo. Ahora, en cambio, está muy presente y puede encontrarse con sabores diferentes, con fruta y en formatos muy diversos. Lo conocemos menos que el yogur, pero igualmente tiene la fama de ser saludable. Ahora bien, ¿lo es tanto como pensamos?
“A menudo hay conceptos erróneos respecto a su valor nutritivo”, avisa la médico y nutricionista Magda Carlas en el podcast Respostes que alimenten. “Aunque esté en la misma línea que los yogures, el kéfir no es un yogur agrio ni un tipo de yogur más saludable. Es una leche fermentada a la que se han añadido unos microorganismos distintos a los del yogur”, concluye.
Aunque esté en la misma línea que los yogures, el kéfir es una leche fermentada
El kéfir se vende en muchos formatos diferentes actualmente
Estos microorganismos, más numerosos que en el yogur, dan al kéfir más poder probiótico, es decir, benefician la microbiota o conjunto de microorganismos presente en nuestro intestino y que hace funciones muy importantes contra las enfermedades. Pero esta no es la única ventaja del kéfir respecto al yogur: “Su valor nutritivo es considerable: cuando está hecho con leche y no con agua, aporta calcio, proteínas de alta calidad biológica, vitamina A y vitamina D”, repasa la doctora Carlas.
Y por si fuera poco, todavía tiene otra ventaja. En este caso, para los intolerantes a la lactosa: “La intolerancia a la lactosa depende de la dosis y, aunque el kéfir puede tener un poco, es ideal para quien tiene problemas con la lactosa, se tolera mejor que la leche ”.
Aunque el kéfir puede tener un poco, es ideal para quien tiene problemas con la lactosa, se tolera mejor que la leche
A la hora de tomar kéfir, la doctora apuesta por lo natural, sin azucarar. “Un batido de kéfir, manzana y zanahoria con un poco de zumo de limón o naranja -dice la médico y nutricionista- es una magnífica manera de empezar el día: digestivo, vitamínico y muy bueno”.
Este artículo fue publicado originalmente en RAC1.

