Mikel Pérez, biotecnólogo alimentario y divulgador en redes sociales, ha vuelto a encender el debate público en torno al consumo de productos ecológicos. En uno de sus posts publicados en TikTok, el experto criticó abiertamente el uso de las etiquetas “BIO”, “ECO” u “orgánico” en los supermercados, asegurando que muchos consumidores interpretan esos sellos como garantía de salud o sostenibilidad cuando, en realidad, no lo son.
“Te la están metiendo doblada con la etiqueta bio”, afirmó el biotecnólogo, antes de explicar que los términos eco, bio u orgánico “son exactamente lo mismo” dentro del marco legislativo europeo.
¿Qué significa que un alimento sea “ECO”?
Según detalló, estas denominaciones simplemente indican que un alimento cumple el reglamento comunitario de producción ecológica. Ese sello garantiza, por un lado, que no se han utilizado fertilizantes de síntesis química ni organismos modificados genéticamente, aunque sí fertilizantes naturales.
Por otro, implica ligeras mejoras en bienestar animal, como más espacio, acceso al aire libre o un control más restrictivo del uso de antibióticos. Mikel quiso matizar que, aunque estas prácticas puedan considerarse avances positivos, no significan por sí mismas que el alimento resultante sea nutricionalmente superior.
“La ciencia es clara”, subrayó, señalando que los análisis realizados hasta la fecha no han encontrado diferencias relevantes entre productos ecológicos y convencionales.
Mikel Pérez explicando las etiquetas BIO
El biotecnólogo alimentario insistió en que el hecho de evitar fertilizantes sintéticos no aporta por sí mismo ningún beneficio demostrado para la salud humana. Como cuenta en su vídeo, el concepto “ecológico” se refiere únicamente al método de producción, pero no a la calidad nutricional final del producto.
Sin embargo, uno de los aspectos que más debate ha generado es la relación entre lo ecológico y la sostenibilidad. Un producto con el sello “eco” no es necesariamente más respetuoso con el medio ambiente.
También explicó que la normativa europea no impone límites a factores como la huella de carbono, el transporte, el uso de agua o las emisiones de CO₂ asociadas al proceso. “Un plátano con el sello eco puede venir de Ecuador en un avión refrigerado y envuelto en plástico”, puso de ejemplo.
I Love Food (Muntaner, 476)
Son varias las investigaciones que apoyan la idea de que los alimentos con sello “eco” no garantizan una superioridad nutricional clara respecto a los convencionales. Una revisión de 2024 en la revista Heliyon analizó 147 estudios con 1.779 muestras de frutas, verduras, cereales y otros alimentos, comprobando que en el 41,9 % de las comparaciones no había diferencias significativas en valores nutricionales entre productos ecológicos y convencionales.
Un estudio publicado en 2009 en el American Journal of Clinical Nutrition concluyó que no hay suficientes pruebas para afirmar que los productos ecológicos sean nutricionalmente superiores: las diferencias detectadas eran mínimas y poco relevantes para la salud pública.
El biotecnólogo concluyó su intervención recordando que “un alimento lleve la etiqueta eco solo se refiere a cómo se ha producido y no significa ni que sea más saludable ni que sea más sostenible”.

