Las relaciones sociales que forman parte del día a día de una persona, así como su manera de interaccionar con su entorno, influyen de forma directa en su bienestar, lo que supone un impacto en su salud tanto física como mental. Las consecuencias negativas del aislamiento social y la soledad se relacionan con una menor longevidad y un mayor riesgo de padecer ciertas enfermedades. De hecho, una investigación encabezada por el Hospital Universitario de Essen, en Alemania, reveló que las personas que viven aisladas tienen un 44% más de probabilidades de sufrir un accidente cardiovascular. La falta de contacto social también afecta al bienestar del cerebro, según advierte el psiquiatra Manuel Cassinello: “Es un potente factor de estrés con repercusiones a corto y largo plazo (…). Además, puede acelerar el envejecimiento cerebral, aumentando el riesgo de demencias como el Alzheimer o de depresión, vinculada, a su vez, a un mayor riesgo de demencia”.
Los seres humanos son profundamente sociales, y experimentan la necesidad de satisfacer su sentimiento de pertenencia y unidad a un grupo o comunidad. Por ello, a la hora de relacionarse con otros, muchas personas se ven afectadas por el miedo al rechazo o a ser juzgadas. En este aspecto, el lenguaje no verbal puede llegar a marcar la diferencia, sobre todo en lo que respecta a ciertos gestos en particular. El experto en lenguaje no verbal José Astorga, a través de un vídeo publicado en su perfil de la red social de TikTok, señala un total de tres gestos que pueden ser interpretados de forma negativa por los demás.
¿Qué gestos evitar para no caer mal?
El primer gesto al que hace referencia José Astorga es al de desviar la mirada al responder. El motivo detrás de este comportamiento puede que simplemente sea que esa persona tiene una personalidad tímida, pero también es una señal asociada a la mentira o a la falta de interés en la conversación. Por lo que, si el interlocutor lo interpreta de esta forma, podría desconfiar o concluir que la otra persona está siendo poco respetuosa.
No obstante, lo contrario tampoco es algo positivo, según el experto en lenguaje no verbal. Es decir, quedarse inmóvil escuchando sin hacer ningún tipo de gesto. Un estudio realizado por la Brunel University London muestra cómo el hecho de asentir con la cabeza durante una conversación influye positivamente en el interlocutor. Este gesto ayuda a que las personas sientan un mayor agrado y que experimenten una sensación de más confianza.
El último gesto sobre el que advierte José Astorga es el de cruzar los brazos durante una conversación. Estos funcionan como una barrera entre ambas personas, por lo que puede asociarse con una actitud defensiva o también una muestra de desacuerdo con el tema que se está tratando.


