Jody Baumstein, terapeuta, discute los obstáculos sociales que surgen durante las cenas de Navidad: “Gastamos mucha energía mental pensando en lo que hacen los demás, pero no lo podemos controlar”
Comidas navideñas
La especialista aconseja tomar la iniciativa y emplear una conversación sincera para fijar límites antes de los encuentros con parientes o conocidos.
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Jody Baumstein
A todos nos ha sucedido en algún momento: nos encontramos gozando de una placentera comida de Navidad cuando un pariente opta por introducir un tema de debate delicado que nos perturba. Frente a este escenario, se nos presentan dos alternativas: evadir la situación o tomar una bocanada de aire y sobrellevar la tensión sin perder la compostura.
Para poder ejecutar la segunda alternativa sin sufrir consecuencias graves, la psicóloga de origen estadounidense Jody Baumstein, quien labora en el hospital Children's Healthcare of Atlanta, subraya un aspecto de suma importancia: las barreras sociales.
“Los límites son muy importantes para mantener y proteger nuestra paz” comienza desvelando la experta en una entrevista con la CNN. Para la terapeuta, establecer límites no se trata de crear distancias, sino de mantenerse conectados de forma saludable.
Por esta razón, Baumstein aconseja ser previsores y emplear una comunicación directa para fijar un límite antes de encontrarse con parientes o conocidos. ¿La meta? Prevenir posibles disputas que podrían manifestarse en las comidas de Navidad, un momento en que los asistentes tienden a perder la inhibición después de ingerir alcohol.
Amor, empleo o asuntos gubernamentales: los temas más evitados durante las celebraciones navideñas
Temas como la política, la fe, las finanzas, disputas familiares previas, el estado profesional y desavenencias románticas son algunos de los asuntos que la mayor parte de la gente procura eludir durante estas celebraciones. Esto se debe a que en las reuniones de Nochebuena y Navidad, donde coinciden diversas edades, puntos de vista y un tiempo prolongado de convivencia, es aconsejable no abordarlos si se desea preservar la armonía familiar.
Asimismo, la terapeuta recomienda aceptar que si un tema no se debe discutir, lo único que podemos controlar es nuestra propia respuesta: “Gastamos mucha energía mental pensando en lo que hacen los demás, pero no lo podemos controlar” apunta la experta.
Rechazar una invitación, una victoria oportuna
La urgencia de “llegar a todo” puede transformar actividades destinadas al placer en deberes. Frente a esta situación, Baumstein aconseja rechazar cortésmente las invitaciones que no nos atraen o no nos benefician.
En caso de asistir a dicho evento, conviene prepararse para proteger sus límites: si alguien habla de un tema que has vetado, empieza con un recordatorio gentil. En caso de que los límites vuelvan a ser violentados, es necesario tomar una decisión: “Si el tema sale de nuevo terminaré la conversación, me voy de la habitación o me voy del todo” apunta la terapeuta.
Al final, la Navidad no se trata de tener la razón o de ganar discusiones, sino de proteger tu propio bienestar y gozar de un buen momento con quienes te acompañan. Establecer límites, o incluso retirarse cuando es oportuno, no representa un fracaso, sino una manifestación de autocuidado. Porque en ocasiones, el mejor obsequio de estas festividades no es ceder por obligación, sino regresar a casa con tu tranquilidad inalterada.