El interiorismo actual integra la personalidad, la riqueza cromática y las imperfecciones.
Tendencias 2026
Basándose en un maximalismo seleccionado hacia la creación artesanal responsable, los entornos contemporáneos buscan evocar emociones, texturas y vínculos ante el distanciamiento tecnológico.

Piedra y contraste de color en un interior de Cosentino

El diseño de viviendas —así como de hoteles, restaurantes y locales de comercio— abandona la estética neutra y fría para adoptar entornos con mayor carácter, sentimiento y permanencia. Tras un largo periodo de uniformidad estética, surge un requerimiento evidente: ocupar lugares que reflejen la identidad de sus habitantes, que fomenten una conexión profunda y que perduren a través de los años superando las modas pasajeras.
El nuevo maximalismo
En esta situación, el maximalismo ornamental reaparece con vigor, no como un desborde gratuito, sino como una riqueza deliberada y selecta. Hablamos de espacios configurados por niveles, donde cada componente añade sentido y evocación. Diseños vibrantes, papeles de pared con sello propio, tonalidades intensas, cortinajes amplios y objetos de familia o salvados transmutan muros y cuartos en crónicas plásticas y afectivas. La residencia deja de ser un recinto imparcial para convertirse otra vez en una historia privada, casi existencial.

Artesanía y memoria
La labor artesana se mantiene en ascenso como emblema de origen, época y estabilidad. Ante la fabricación industrializada, se estima lo que posee trascendencia. Los objetos de cerámica y cristal elaborados a mano, los tapices confeccionados, la madera trabajada de forma clásica, las labores de aguja y los componentes orgánicos otorgan espíritu y una imperfección deliberada. Posiblemente se trate de una réplica a las tesis del filósofo Byung-Chul Han, quien argumenta que el entusiasmo por lo terso proviene de una estética plana y sin matices propia del ámbito tecnológico, ideada para satisfacer sin meditación y agotarse sin obstáculos. Ante tal planteamiento, el diseño de interiores reclama la vigencia de lo irregular.

Dicha indagación se vincula con el pensamiento de uno de los pensadores contemporáneos más destacados, Byung-Chul Han, quien manifiesta en La salvación de lo bello que el interés actual por lo terso obedece a una estética carente de negatividad, propia del entorno digital: planos uniformes, placenteros, sin roces ni espesor, diseñados para un consumo veloz. Ante tal dinámica, el diseño de espacios hoy defiende la existencia de lo imperfecto, el recuerdo que guardan las piezas y la consistencia de la realidad física.
Curvas envolventes
Los trazos sinuosos y los acabados táctiles potencian esta perspectiva. Evocan que en el entorno natural nada, ni siquiera la anatomía humana, posee líneas totalmente rectas. Asientos acogedores, formas fluidas, maderas naturales, mármoles de veteado intenso y tejidos con cuerpo incitan a la interacción, al reposo y a la estancia prolongada. El entorno deja de ser meramente contemplado: se vive.

A todo color
La tonalidad desempeña una función esencial en esta metamorfosis. Matices terracota, verdes oscuros, azules potentes y tierras sombrías brindan estabilidad y densidad. Los toques llamativos se mezclan con neutros acogedores para mitigar la gélida sensación del blanco digital que imperó en las estancias por mucho tiempo. Hasta la tonalidad anual sugerida por Pantone, denominada Cloud dancer, carece de una blancura pura, presentando en su lugar un tinte gris, a medio camino entre lo templado y lo fresco, seleccionado por representar serenidad y transparencia. El efecto final son espacios más cercanos, perceptibles y afectivamente reconfortantes.
En conclusión, esta innovadora manera de concebir el interiorismo no pretende deslumbrar de forma súbita, sino desarrollar, paso a paso, espacios con esencia, preparados para escoltar la vida y madurar con nobleza.
