El verano es pura expansión. Arde la calle al sol de poniente y las gentes desnudan sus cuerpos al sol… parafraseando una vieja y popular canción de Radio Futura. El periodo estival es aquel en el más salimos y nos relacionamos. Tiempo de amor, aventuras y de vivir más en el cuerpo que en la mente racional. Tampoco es tiempo de volverse locos, pero sí de cambiar rutinas mentales para sentir que entramos en modo vacacional.
Por fortuna el teletrabajo y la media jornada han cambiado aquel viejo hábito de hacer vacaciones todos de golpe durante el mes de agosto. Ahora el verano se extiende por meses y podemos trabajar parcialmente sintiendo el estío o estar totalmente desconectados.
Mujeres realizando yoga dinámico
Psicología veraniega
Psicológicamente es bueno cambiar de rutinas y de espacio. La mayoría nos vamos a la playa, cerca del mar, buscando el contacto con el agua que nos refresca y conecta con esa sensación tan necesaria del fluir y el dejarse llevar. Igualmente, la vida en la playa puede ser sinónimo de largas y pausadas lectoras o de simple contemplación meditativa en la que uno no hace nada. Desconectarse y dejar de hacer nos sana.
También es momento de conectar con aquellos hobbies o actividades que no podemos realizar con asiduidad durante el año. Unos juegan a palas, salen a practicar paddlesurf, intensifican su práctica de yoga o se entregan con devoción a los tardeos con amigos o las copas de noche. En verano es bueno salir a bailar y practicar deporte, siempre y cuando tengamos en cuenta no hacerlo bajo intensas olas de calor o en las horas más cálidas de la jornada. Mentalmente debemos estar conectados al positivismo, el humor, la risa, las ganas de vivir y celebrar la vida. Ya no es momento de interiorizar y encerrarse sino de salir, comunicar y expresarse.
Persona practicando yoga en una tabla de surf
Sabiduría somática estival
El cuerpo es sabio y en verano nos pide actividad y descanso a partes iguales. Idealmente, deberíamos seguir el curso de las horas solares y no acostarse tan tarde como a veces sucede, pero el calor también marca su pauta. En las horas centrales del día en muchos países mediterráneos, debemos parar y protegernos bajo la sombra. La siesta no es una mala práctica y aprovechar las primeras horas del día para hacer deporte o activarse es una buena opción. El atardecer es la otra franja en la que salir y relacionarse. En la noche deberíamos reposar.
En verano necesitamos del contacto y la comunicación. Mover el cuerpo y sentir que estamos sanos. La dieta es necesaria más que para lucir un cuerpo bonito, para no ir sobrecargados de proteína y grasas. En verano debemos comer menos en la noche. Tomar ensaladas y refrescarnos con frutas de temporada. Naranja y frutos rojos. Especias picantes que ayudan a digerir, beber en abundancia y aunque parezca mentira no abusar de lo muy frío.
Es esencial mover el cuerpo y sentir que estamos sanos
Así mismo, esta es la temporada de conectar nuestro cuerpo con la energía más expansiva y radiante. Esa que nos lleva a vibrar con la vitalidad. El órgano más vinculado es el corazón. Si está abierto y radiante los ojos nos brillan. El corazón determina nuestra capacidad de relacionarnos y hace de vínculo entre el mundo interno y externo.
Pese a que no siempre somos consciente, la energía radiante nos envuelve. Sólo tenemos que sintonizar con ella y dejarnos llevar. Esto lo logramos con prácticas energéticas como las siguientes o visitando nuestros lugares favoritos.
Tres prácticas energéticas
Estos pueden ser algunos de los estilos de yoga más dinámicos y en alza. El pilates lleva más tiempo en el candelero, pero se suma a estas prácticas que nos ponen en forma trabajando mucho la energía del plexo solar, punto de ombligo y la elasticidad en movimiento. Todas ellas es mejor practicarlas en la mañana.

Ashtanga
Esta es una forma dinámica de yoga que sigue un vinyasa o secuencias fijas de posturas que se sincronizan con una respiración bien pautada. Los movimientos no tienen pausa y fluyen al mismo tiempo que respiramos. Miles de personas lo han adoptado como práctica personal

Kundalini Yoga
El yoga de la energía. Consiste en posturas muy variadas que pueden ser compartidas con otros estilos como el hatha, pero aquí la tendencia es a enlazarlas, enfatizando la elevación de energía con técnicas como la respiración -abdominal- de fuego. Así mismo, se activan los centros energéticos o chakras.

Pilates
Serie de movimientos controlados y precisos que fortalecen los músculos abdominales, así como los estiramientos globales. Cercano al yoga y centrado en mantener la columna sana. Trabaja la musculatura profunda y plantea un ejercicio sin impacto, progresivo y global.
Tres lugares de expansión
No son lugares para el bolsillo de cualquiera, pero sí ejemplos de espacios privilegiados donde sentir la expansión propia del verano. Mares turquesa o aguas entre bellas montañas. Cada uno debe encontrar su lugar o descubrir nuevos parajes que le inciten esa vitalidad propia del verano.

Formentera
La isla del amor, antiguo reducto de hippies en plena evasión. Paraíso natural que las embarcaciones millonarias tomaron por verano. Pese a ello, lugares como la playa de Ïlletes y otros rincones en los que disfrutar de sus aguas turquesas, convierten a Formentera en un lugar único. Noches estrelladas, puestas de sol inolvidables, aguas azules que irradian armonía y felicidad.

Lago de Como
Situado en la Lombardía, al norte de Italia. Famoso por su paisaje alpino y sus bellas villas. Desde la renacentista Como un funicular sube hasta el monte Brunate. No es alta montaña sino un lugar de ensueño donde reposar, meciéndose en la contemplación de sus aguas.

Costa Amalfitana
Extensión de apenas 50km del sur de la península Sorrentina de Italia. Bellos acantilados verticales que caen sobre un Mediterráneo accidentado con pequeñas playas y villas decadentes de un lujo inusitado. Limonares y viñedos en terrazas que han sido escenarios fílmicos de por vida.
Tres estrellas de la eterna juventud 1