Poco queda de aquella Eivissa de los años cuarenta, cuando la sal era fuente principal de economía de la isla. Los hombres ataviados con sombreros y azadas escarbaban en las montañas blancas de sal y la trasportaban sobre su cabeza hasta un carro tirado por animales. Bajo la intensa luz del sol, la sal brillaba como si fuera nieve, lo llamaban oro blanco. Se dice que la sal se ha extraído desde tiempos romanos, y es por ello que se considera una de las actividades más antiguas de la isla. Con el tiempo se mecanizó, y hoy en día la producción ha disminuido, pero no su importancia, sigue siendo un elemento histórico del patrimonio ibicenco.
Las salinas se han convertido en un espacio protegido. El parque natural de Ses Salines d’Eivissa i Formentera es patrimonio de la humanidad, y se extiende entre el sur de Eivissa y el norte de Formentera, entre Sant Josep de sa Talaia y de Formentera. Cada octubre, las salinas se transforman en un escenario fascinante para rendir homenaje a las prácticas tradicionales asociadas a esta antigua profesión.
El parque natural de Ses Salines d’Eivissa i Formentera es patrimonio de la humanidad
La extracción de la sal es un oficio que casi se ha perdido
La a Fira de la Sal es una fiesta organizada por el Ayuntamiento de Sant Josep de Sa Talaia llena de actividades para todos. El encendido del fogueró, una hoguera, en la Era de l’Antic Munt de Sal -el lugar de se amontaba la sal recogida-, marca el inicio de la fiesta. Así era como antiguamente se comunicaba que la temporada de recogida de la sal había comenzado, y el humo servía para llamar a los trabajadores hacia las salinas.
Del 17 al 19 de octubre, Sant Josep se convertirá en una ventana al pasado. Durante tres días será posible revivir oficios y tradiciones que casi han desaparecido. Habrá demostraciones de cómo se recogía la sal a mano, como lo hacían antiguamente los salineros, y expertos locales compartirán su conocimiento sobre este oficio que guarda tanta historia.
La sal es el tema principal de todas las actividades
Además, la experiencia se completa con visitas teatralizadas a la torre de la Sal Rossa, donde se narrará cómo los vigilantes defendían la costa de los piratas. El folclore también estará presente con una auténtica “ballada” tradicional, y para los curiosos que quieran poner las manos en acción habrá talleres de acuarela con sal y de aromatización de recetas.
La gastronomía, como no podía ser de otra manera, tendrá un papel especial. Algunos chefs locales prepararán en directo ossos amb col, un guiso tradicional que luego podrá probarse en las clásicas fiambreras salineras, recreación de las que los trabajadores llevaban al campo. Y es que la verdad es que la cocina guarda tanta memoria como las piedras. Gracias a la colaboración con Sabors d’Eivissa, también se enseñará a elaborar salmorra, una de las técnicas de conservación más antiguas que aún pervive en la isla.
Tendrá lugar una demostración del tradicional plato 'ossos amb cols'
El corazón del evento estará en la plaza de Sant Jordi, donde se instalará un mercado artesanal. Allí se podrán descubrir productos locales, piezas de artesanía ibicenca y participar en actividades pensadas tanto para niños como para adultos, todas ellas con la sal como protagonista.
El broche final será una proyección audiovisual sobre la fachada de la iglesia de Sant Jordi. Un espectáculo que recorrerá la historia de las salinas y sus tradiciones, iluminando el presente con la memoria del pasado.
Un plan de otoño lleno de historia y sabor.
