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Júlia Vigas, la influencer de moda entregada a la fundación del futbolista Thiago Alcántara

Entrevista

 La presidenta de la Alcantara Family Foundation reivindica una belleza que va más allá de la apariencia: la de tender la mano a quienes empiezan de cero

Júlia Vigas posando ante un espejo para sus seguidores de Instagram

juliavigas/Instagram

Ha vuelto a Barcelona después de unos años en Liverpool, convertida en madre de familia numerosa y en presidenta de la Alcantara Family Foundation, una fundación sin ánimo de lucro que trabaja por mejorar las condiciones de vida de los jóvenes inmigrantes, a través del deporte. Júlia Vigas, influencer de moda y estilo de vida, casada con el futbolista Thiago Alcántara, habla para La Vanguardia de lo injusto de “la imagen estigmatizada que dan algunos políticos de los migrantes”, pero también de temas más banales como sus rutinas de cuidado personal.

Júlia Vigas empresaria y presidenta de Alcántara Family Foundation 

juliavigas/Instagram

¿En qué consiste la labor de Alcántara Family Foundation?

En la inclusión social de jóvenes migrantes a través del deporte y sus valores. Esto se vuelve real cuando creamos espacios de comunidad donde los jóvenes se sienten parte de un equipo y no de un colectivo marginado. A través de programas, -como la Welcome League, los torneos Esport Jove i Acció, el Campeonato Meiland, las jornadas en Marcet Football y, más recientemente, los proyectos sociales que desarrollamos junto a Laureus Sport, como en Futbol Más Madrid -, conseguimos que vivan experiencias de pertenencia, disciplina y amistad. Además, complementamos estas iniciativas con formación en sostenibilidad, charlas motivacionales y actividades culturales. Porque estamos convencidos de que la educación y el deporte deben ir de la mano para abrir oportunidades reales de futuro.

¿Cómo surgió su creación?

Siempre habíamos apoyado proyectos de otras fundaciones, recaudando dinero para ellas. En 2013 organizamos un torneo de fútbol solidario y, más adelante, en nuestra boda, recaudamos fondos para tres causas distintas. Al final, decidimos crear nuestra propia fundación como plataforma sobre la que hacer crecer todos nuestros proyectos.

Los jóvenes siempre han estado y nuestra misión es darles una oportunidad en esta vida”

¿Habíais vivido de cerca la necesidad de crear algo como vuestra fundación?

Sí, desde mucho antes de constituir la fundación ya colaborábamos con proyectos que trabajaban con jóvenes migrantes en Barcelona. Conocimos de cerca su situación: chicos sin hogar, sin referentes familiares, sin red de apoyo. Ese contacto directo nos hizo ver que el deporte era su refugio, pero faltaba una estructura que les acompañara más allá del campo. La necesidad no era abstracta: era una realidad visible en barrios como el Raval, y esa experiencia fue la chispa que nos motivó a dar forma a la fundación.

¿En qué momento entran los jóvenes y qué labor se hace con ellos?

Los jóvenes siempre han estado y nuestra misión es darles una oportunidad en esta vida, cosa que la mayoría no han tenido. A través del deporte les conquistas y luego les das formación y valores para que puedan construir un futuro.  El contacto surge de forma bidireccional. Por un lado, trabajamos junto a entidades sociales y deportivas, (como No Más Invisibles, Marcet Football, UE Sant Andreu, El Consell de l’Esport Escolar, UFEC, etc.), que nos derivan jóvenes. Por otro, los propios chicos se acercan al ver a sus amigos participar en nuestras ligas, torneos o actividades culturales. La confianza se genera en el terreno de juego, en el aula de formación o en un evento comunitario, y a partir de ahí comienza un proceso más profundo de acompañamiento.

Muchos de los jóvenes con los que trabajamos llegan en condiciones extremadamente difíciles y sin una red familiar de apoyo”

¿En qué situación se encuentran los jóvenes a los que apoyáis? 

Están en riesgo de exclusión social: algunos sin hogar, sin necesidades básicas cubiertas, sin hablar el idioma ni posibilidades reales de encontrar un empleo...

¿Qué significa para ellos el deporte en un contexto tan desolador? 

A través del deporte es mucho más fácil llegar a los niños, porque vienen a la fundación a pasárselo bien, a jugar, no con la sensación de que están recibiendo ayuda. Y eso es precisamente lo bonito: aquí no se sienten diferentes ni etiquetados, sino parte de un equipo.

¿Por qué son todos hombres?

En el caso de la casa de acogida, acogíamos solo a hombres porque ya existe un número elevado de organizaciones especializadas en atender a mujeres. En el caso de, por ejemplo, el proyecto de fútbol del Raval, hemos trabajado con niños y niñas. Nuestro objetivo es ayudar a los jóvenes, independientemente de su sexo, género o raza.

Es por eso que iniciativas privadas como la nuestra son clave: complementan lo que las instituciones no alcanzan”

¿Cuál es tu posición cuando oyes a determinados políticos hablar contra los migrantes?

Al final creo que existe una generalización muy grande y es lo que genera mayor clickbait, pero esto no quiere decir que sea la verdad absoluta. Creo que deberíamos valorar más el esfuerzo y las dificultades que atraviesan, y dejar atrás esa mentalidad que nos hace juzgar sin conocer. Muchos de los jóvenes con los que trabajamos llegan en condiciones extremadamente difíciles: algunos han dormido en la calle, otros no hablan el idioma, la mayoría sin una red familiar de apoyo. Sin embargo, lo que hemos visto en la fundación es que cuando se les brinda formación, deporte y comunidad, su respuesta es de compromiso y gratitud. Lejos de la imagen estigmatizada que a veces transmiten ciertos discursos políticos, estos chicos buscan oportunidades reales de crecer. Lo demostramos en cada actividad: en las formaciones sobre sostenibilidad o en restauración mostraron interés por aprender oficios; en la cursa Diagonal DIR, corrieron para apoyar causas sociales; y en las charlas con Thiago en Marcet, preguntaron con ilusión cómo prepararse para una carrera deportiva. Respecto a las ayudas sociales, son mínimas y en ningún caso suficientes para cubrir sus necesidades. Es por eso que iniciativas privadas como la nuestra son clave: complementan lo que las instituciones no alcanzan, dándoles dignidad, acompañamiento y un horizonte de posibilidades.

En tu Instagram personal se te percibe como una prescriptora de estilo, con un estilo de vida envidiable. ¿Te identificas con tu perfil?

Sí, me identifico, pero también añadiría la parte de emprendedora, que muchas veces cuesta reflejar, ya que muchas de las inversiones no son atractivas visualmente en redes. Y como todo en Instagram: mostramos lo que queremos mostrar. No hablo de según qué temas personales. Es importante que la gente entienda que nadie tiene una vida perfecta, y lo que se ve en redes es solo un 5% de la realidad.

Un momento deportivo en la fundación

Alcántara Foundation

¿Qué no mostrarías nunca?

En redes intento compartir una parte bonita y estética de mi día a día, pero siempre desde un lugar real. Aun así, hay cosas que prefiero mantener para mí. No muestro los momentos más íntimos o vulnerables, ni los problemas familiares o personales, porque creo que no todo tiene que estar expuesto. Me gusta preservar una parte de mi vida solo para los míos.

Thiago y tú formáis una pareja sólida que comparte muchos intereses. ¿Cómo cambia la relación con los años?

En nuestro caso, se ha hecho más fuerte. Empezamos siendo dos niños de 20 años, y ahora somos una familia numerosa que ha vivido en tres países y ha superado muchos obstáculos. La clave ha sido priorizarnos. Yo siempre digo que, desde que fuimos padres, he sido muy pesada con que encontráramos tiempo para los dos: salir a cenar, escaparnos un fin de semana, ir juntos al gimnasio... Lo importante es encontrar tiempo de calidad y seguir conectando.

¿Qué aficiones compartís?

Compartimos muchas cosas, sobre todo la pasión por el deporte y por cuidarnos, tanto física como mentalmente. Nos encanta entrenar juntos, hacer planes al aire libre, viajar, descubrir sitios nuevos… y también disfrutar de los pequeños momentos en casa, que cada vez valoramos más. Creo que lo bonito es que, después de tantos años, seguimos disfrutando de estar juntos, de reírnos, de hablar de nuestros proyectos, de inspirarnos mutuamente. Tenemos personalidades diferentes, pero compartimos valores, intereses y una manera muy parecida de entender la vida.

La influencer de estilo de vida y de moda y el futbolista Thiago Alcántara

La Vanguardia

¿Recuerdas cómo fue el momento en que os conocisteis? 

¡Claro! Fue muy bonito. Un amigo en común nos presentó.

¿Qué importancia tiene en tu vida el deporte, cuánto tiempo le dedicas y qué haces?

Es un hábito indispensable. Me gusta estar sana, sentirme bien física y mentalmente.

¿En qué consiste tu rutina?

Desde que he vuelto a España estoy enganchadísima al pádel. El pilates me encanta y el entrenamiento de fuerza lo hago más por salud. Suelo entrenar tres días a la semana fuerza, un día pilates y uno o dos días pádel.

¿Y las/os amigas/os, qué importancia tienen en tu vida? 

Mucha. Soy muy social con mis amigos de siempre, aunque me cuesta abrirme a gente nueva. Nuestra casa suele ser el punto de encuentro con la familia y los amigos.

¿Hablas con tus amigas de cosas de las que no hablas con tu marido?

Solo de temas que sé que pueden no interesarle tanto, como moda o cosmética. Pero no de otras cosas, porque mi marido es mi mejor amigo y con él hablo de todo.

¿Qué es para ti la belleza? 

Cuidarse, quererse, estar bien con una misma y priorizarse. Parece que priorizarse esté mal visto, pero creo que es al revés. Solo si me cuido, puedo dar la mejor versión de mí misma.