Los Kushner, ambición y poder: la ajetreada familia política de Donald Trump
La saga
La familia conforma una saga independiente en la que se entremezclan el drama del Holocausto, el sueño americano y una ambición desmedida
Donald Trump con Jared Kushner, Ivanka Trump y sus hijos Arabella y Theodore, y el matrimonio Seryl y Charles Kushner
El pasado julio Charles Kushner, consuegro de Donald Trump, aterrizó en París como nuevo embajador en Francia. Aunque en la diplomacia estadounidense es normal que estos puestos los ocupen personas cercanas al presidente, la prensa mundial se hizo eco de la noticia. ¿Las razones? El llamativo pasado del embajador: “A mediados de los 2000 Charles Kushner se declaró culpable de dieciséis delitos, incluyendo manipulación de testigos y evasión fiscal, así como mentir a la comisión electoral. Pasó algo más de un año en prisión”, explica al Magazine Andrea Bernstein, autora de American Oligarchs, un libro donde disecciona las dinastías Kushner y Trump. Estos antecedentes dificultarían acceder a un cargo así pero, como recuerda esta periodista: “A finales de su primer mandato el presidente Trump perdonó a Kushner, despejando así su reincorporación a la vida empresarial y política”.
La reincorporación ha sido completa. A sus 71 años el promotor inmobiliario reside con su esposa Seryl en la inmensa embajada parisina (contaron que la primera noche se perdieron por el edificio) y ocupa un codiciado puesto diplomático. “Francia es clave para EE.UU., por lo que es muy útil que el nuevo embajador tenga una relación personal con el presidente”, cuenta un ex-diplomático estadounidense. Es el caso de Charles Kushner que explicó a Paris Match que para comunicarse con Trump sólo tenía que levantar el teléfono: “Antes de considerarlo el presidente lo considero mi amigo, mi familia: compartimos hijos y tres nietos”. Se refiere a su hijo Jared y a su nuera Ivanka, asesores de Trump en su primera administración.
Charles Kushner y su esposa, Seryl Kushner salen del Palacio del Elíseo en París
Los embajadores se muestran orgullosos de su extensa familia, que comprende cuatro hijos y varios nietos, criados en el llamado judaísmo ortodoxo moderno, que busca compaginar las obligaciones de la práctica de esta religión con la vida secular actual. Charles es hijo de supervivientes del Holocausto, lo que ha marcado a la familia. Sus padres, Joe Berkowitz y Rae Kushner, vivieron sendos calvarios durante la ocupación nazi de Polonia: ambos presenciaron los asesinatos de miembros de sus familias y ambos escaparon de los alemanes. Rae, cavando un túnel para salir del gueto. Joe, oculto durante meses en un agujero en el bosque. Entre aquellos horrores se conocieron y se enamoraron. En 1949, tras muchas penurias, lograron el visado para emigrar a América. Para facilitar el trámite, Joe adoptó el apellido de su esposa.
Antes de presidente lo considero mi amigo, mi familia: compartimos hijos y tres nietos”
Los Kushner se instalaron en Nueva Jersey y él empezó a trabajar en la construcción, sector que vivía un auge, auspiciado por las ayudas gubernamentales. Prosperaron y, como cuenta Andrea Bernstein: “En 1970 Joe y Rae empezaron a comportarse como verdaderos ricos”. Fue entonces cuando establecieron fideicomisos para sus cuatro hijos: Linda, Murray, Charles y Esther. La familia, como señala la autora: “Había renacido de las cenizas”.
Con el tiempo, los hermanos Kushner crearon sus propias familias. Charles y Seryl (de soltera, Stadtmauer) tuvieron también cuatro hijos: Dara, Jared, Nicole y Joshua. Los criaron en una mansión en Newark, con las dinámicas de un clan extenso: infinidad de comidas y celebraciones religiosas, muchos primos con los que jugar y vacaciones en Florida, a cargo de la matriarca. Jared fue a una escuela privada, donde no se le recuerda como un estudiante brillante, aunque en 1999 fue aceptado en Harvard. Para facilitar las cosas, su padre había donado 2,5 millones de dólares a la universidad. Podía permitírselo: tras la muerte de Joe había asumido el rol de patriarca, gestionando a través de Kushner Companies las 4.000 propiedades de la familia.
Incrementó el patrimonio, pero en el camino cometió varias irregularidades, como desviar dinero de la empresa para gastos personales. La amistad con Benjamin Netanyahu se forja en esa época: le pagó 400.000$ para que viniera a dar conferencias a Nueva Jersey y le alojó en su casa. El hoy primer ministro israelí se convirtió en amigo de la familia: una relación que ha contribuido a alcanzar el reciente alto el fuego en Gaza, en el que Jared Kushner ha sido un actor clave.
El matrimonio Jared Kushner e Ivanka Trump con sus hijos. Arabella, Joseph y Theodore se preparan para tomar un avión con destino a Washington para la segunda toma de posesión de Donald Trump
Con el nuevo siglo se produjo el cisma entre los herederos de Rae y Joe Kushner: Murray, el hijo mayor, demandó a Charles, exigiéndole acceso a las cuentas de la empresa. Su hermana Esther le apoyó, lo que enfureció al demandado de tal manera que, para presionarla, contrató a una prostituta para que sedujera a su marido y ordenó grabar el encuentro sexual. Le envió la cinta a su hermana, pero Esther no se achantó y la presentó a la fiscalía, que ya investigaba a Charles. Para evitar el escándalo de un juicio, se declaró culpable de 16 delitos y fue condenado a dos años de prisión.
En 2005, con su padre en la cárcel, Jared tomó las riendas de Kushner Companies, cuyo portafolio sumaba más de 20.000 viviendas y millones de metros cuadrados en locales y oficinas. Pero aquel patrimonio no era suficiente: con 26 años firmó la hipoteca de la compra (1.800 millones de dólares) de un rascacielos en el 666 de la 5ªAvenida. Esta adquisición fue un lastre para Kushner Companies, pero materializaba el sueño de entrar por la puerta grande en Manhattan. En esa época Jared también adquirió el semanal The New York Observer. Con estos credenciales conoció a Ivanka Trump en una comida, en 2007. Ella dijo que se quedó “embelesada”. Se casaron dos años después.
Joshua Kushner y la modelo Karlie Kloss
Ivanka, convertida al judaísmo, fue recibida por su familia política con los brazos abiertos. Las crónicas cuentan que este trato no lo tuvo la otra nuera, la modelo Karlie Kloss. Aunque la esposa de Joshua Kushner también se convirtió, sus orígenes, más modestos que los de Ivanka, no convencían a sus suegros, como explica la periodista Vicky Ward en Kushner, Inc.: Greed. Ambition. Corruption. Hoy las cosas han cambiado: Kloss sigue triunfando como modelo, es madre de tres Kushner y, como su marido, es una apasionada empresaria de las nuevas tecnologías. Joshua se dedica a las finanzas y en 2022 se convirtió en el primer milmillonario de la familia.
Sin embargo, tanto su hermano como su padre ya están en este club: en 2024 Forbes estimó que la fortuna combinada de la saga superaba los 7.000 millones de dólares. En sintonía con los Trump, los Kushner siguen acumulando poder y capital. Para Andrea Bernstein, ambas dinastías representan “una oligarquía americana” que, describe, se alimenta de la creciente desigualdad y de la influencia del dinero en la política.