El universo íntimo de Marta Rota y sus hijas Andrea y Alejandra, el equipo genial de Tot-Hom

Creadoras

Su alta costura, que conquista a tres generaciones, tiene su tienda madre en Barcelona, una boutique que adoran las celebridades en la mejor zona de Madrid, causa furor en Tokio y estrena delegación en México

Marta Rota, con sus hijas Andrea  y Alejandra (de negro)

Marta Rota, con sus hijas Andrea y Alejandra (de negro)

Adrià Cañameras

Marta Rota es un terremoto. Pequeña pero enérgica, con una risa contagiosa que llega fácilmente a la carcajada y una determinación inagotable con la que acompaña cada una de sus palabras, muchos la consideran nuestra última gran dama de la alta costura. Pero ella se queja. “¡Que no!”, argumenta, “que de última nada” . Lo dice convencida porque tiene relevo, sus hijas Andrea y Alejandra Oses, con las que a día de hoy y desde hace más de una década forma el trío imparable que late tras las etiquetas de Tot-Hom. El estilo por el que suspiran (y hacen cola si hace falta) al menos tres generaciones enteras. Inspirada siempre en la esencia de su maestra y mentora, su madre Margarita Jovani quien fuera la modista más deseada de la burguesía barcelonesa en los años sesenta, cuenta con cincuenta petites mains que crean sin cesar  en su taller barcelonés los trajes de alta costura para las mejores fiestas, bodas, alfombras rojas de Madrid, Barcelona, Los Ángeles y más allá y todo momentazo vital de su legión creciente de admiradoras.  

Nos recibe en su nueva casa de Esplugues. Todo engamado. Todo ordenado. Todo tan Tot-Hom y tan bello que no cabe la menor duda de que aquí no entra otro estilista que no sea la propia Marta Rota. Está clarísimo que ella y solo ella es quien se ha encargado de que ahora huela a una perfecta mezcla de jazmín y el café recién hecho que ofrece junto a un apetecible bizcocho con toda la pinta de haber sido horneado en casa. No hay tiempo de preguntar. Marta Rota está enderezando un brillante árbol de Navidad, a pie de escalera, mientras atiende una llamada y descarta las tres que se agolpan a continuación. Decide poner el móvil en modo avión.

En equipo. Andrea (de blanco) se encarga de la colección de novias y Alejandra tiene vía directa con las creadoras de contenido

En equipo. Andrea (de blanco) se encarga de la colección de novias y Alejandra tiene vía directa con las creadoras de contenido

Adrià Cañameras

Es definitivamente imposible dar con un solo detalle que falte o que sobre. Así es el alma de Tot-Hom. Una perfeccionista (y trabajadora) indomable que sumergida en el aire saneado de la mejor zona de Esplugues ha conseguido la réplica del ático en la ciudad que dejó justo antes de la pandemia. “Cuando vino mi marido no se lo creía, mi madre se había traído aquí el ático de Via Augusta. Yo sabía que es capaz de eso y más pero por lo visto él todavía no, ¡se quedó atónito!”, se ríe Andrea (la hija mayor, que estudió dos años de Derecho, es la encargada de la colección de novias). Y su hermana Alejandra (entendida en las redes y amiga de las blogueras e influencers que, como Alex Rivière, a veces colaboran con la firma con colecciones cápsula) lo confirma. “Nos pasó a todos”, dice, “es increíble ver de lo que es capaz madre, cuando le entra una idea en la cabeza no para hasta conseguirla. Es maravillosamente obstinada”.

Encontré en la moda mi salvación y mi refugio, no quería sentirme sola”

Marta Rota

De eso, de su obstinación por la belleza y por la alta costura, nos habla Marta Rota en su cocina con vistas, el corazón de esta casa de tonos neutros y brillantes piezas de anticuario que, confiesa, “en alguna ocasión he pagado con vestidos y al revés, a veces me han pagado los vestidos con estos objetos que me acompañan desde hace tanto tiempo”. Sin parar un segundo quieta, reconoce que nunca imaginó este éxito inmenso. Menos, “que iba a liarla tanto” teniendo en cuenta que todo comenzó muy pronto y casi a la fuerza, al fallecer su padre cuando ella tenía cuatro años y ver cómo su madre se entregaba absolutamente a su taller de costura. “Encontré en la moda mi salvación y mi refugio, no quería sentirme sola”, asegura. Y así comenzó este sueño que permanece firme, en la flagship del tramo medio de la calle Balmes que el equipo de Tot-Hom ha hecho casi enteramente suyo. Un poco más allá de la tienda madre está la de la segunda línea y ese inmenso taller donde se corta y cose todo, pero todo todo, a mano, además de un pequeño outlet con las últimas tallas de maravillas de otras temporadas. Pero la fama no se ha quedado en la zona alta de Barcelona. Ha trascendido, se ha expandido como la pólvora.

En su nueva casa de Esplugues es todo  Tot-Hom y tan bello que no cabe la menor duda de que aquí no entra otro estilista que no sea la propia Marta Rota

En su nueva casa de Esplugues es todo Tot-Hom y tan bello que no cabe la menor duda de que aquí no entra otro estilista que no sea la propia Marta Rota

Adrià Cañameras
Es definitivamente imposible dar con un solo detalle que falte o que sobre

Es definitivamente imposible dar con un solo detalle que falte o que sobre

Adrià Cañameras

Este trío (ahora cuarteto porque desde que Ramon Osés, el marido de Marta Rota, cerró su consulta de médico odontólogo es uno más en el equipo) dio el gran salto al abrir en 2001 boutique en el barrio de Salamanca. La primera celebridad en llamar a su puerta fue Isabel Preysler y luego le siguieron Naty Abascal, Rossy de Palma y Ana Belén (para el vestuario de la gira El gusto es nuestro) entre otras muchas, muchísimas, celebridades.

Y Tot-Hom creció y creció y disfruta ahora del inesperado furor que arranca entre las novias japonesas (en Tokio la firma desata la locura) y ¡en México DF! donde una clienta ha inaugurado un taller que replica su sello. “No estaremos ahí cada día”, cuenta Marta Rota, “pero vamos a ir muy a menudo. Será un Tot-Hom auténtico. Muy nuestro”. La manera de ser, la inagotable positividad, esa risa franca que todo lo impregna, esa pasión por la belleza, en definitiva, ese universo único Tot-Hom, trasciende en la forma de vestir (y de ser) de sus clientas que son madres, hijas y abuelas y que se pelean, sí, se pelean, por ir a los desfiles o a las presentaciones en que este trío de creadoras presentan en sociedad su enorme capacidad creativa.

El salón de Marta Rota, calidez en blanco

El salón de Marta Rota, calidez en blanco

Adrià Cañameras

Marta Rota, que se inventó este Tot-Hom el día que cumplía 15 años, presentando su primera colección en una discoteca (también en la calle Balmes), cuenta el secreto de su éxito , sus más de 40.000 vestidos y sus 55 años de carrera en El aplauso de las hadas. Es su libro de memorias publicado en la Navidad de 2023 a modo de terapia, donde explica también de donde salió lo de Tot-Hom. “Tothom té dret a ser guapo” (todo el mundo tiene derecho a ser guapo), le oía decir a su madre. Y eso explica que su moda, taller y tienda (un templo de belleza con atención personalizada hasta el mimo y salón privado con chimenea que ha sido testimonio de momentos únicos), reciban ese nombre tan inclusivo.

Tonos neutros. Aunque su costura también apuesta por los tonos más encendidos, ellas viven y se visten en colores neutros

Tonos neutros. Aunque su costura también apuesta por los tonos más encendidos, ellas viven y se visten en colores neutros

Adrià Cañameras

Marta, Alejandra y Andrea están en permanente tránsito de un lado a otro. Dibujando. Probando. Conversando. Ideando. Trabajando en esa belleza para todas que está más de moda que nunca. Siempre van de bólido. Pero esta semana ha sido el no va más. Un equipo televisivo de lo más mediático ha invadido su taller para descubrir entre las mejores gasas y las plumas más vistosas, tafetanes y sedas salvajes de todos los colores los secretos mejor guardados de los fiestones que están por venir. Esa manera de hacer única de Marta Rota. Y hacerle revivir los desfiles que presenció de niña. Cómo alucinaba con Valentino, Ungaro e Yves Saint Laurent. Y cómo Hubert de Givenchy le abrochó, ¡él, en persona!, la gabardina que se probaba en su atelier parisino. “Súper, me dijo”, rememora, “ese día casi me muero”, y vuelve a estallar en carcajadas

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