De posado serio y mirada penetrante, la diseñadora Tamuna Ingorokva expresa su carisma y optimismo a través de la ropa. Con un cuerpo rojo llamado Samantha, de cuello alto y mangas con volumen, la georgiana sentencia, sin decir palabra, que su moda está llena de matices.
Como ella, tiene un carácter fuerte pero también gentil, y sus patrones recuerdan las obras de sus arquitectos preferidos. Su visión sostenible y creativa sobre este arte la ha llevado a conquistar pasarelas como la de París, Nueva York y Londres y ahora, para el futuro de su firma, imagina un mundo más global y sin barreras.
La diseñadora georgiana luce la blusa Samantha
¿Qué inspira su proceso creativo?
Mi inspiración nace principalmente de la arquitectura, los viajes y el arte. Puede surgir también de películas, a veces simplemente tengo ideas al estar una tarde con amigos o conocer a una persona interesante. Y entre los artistas que me han influido a través de su trabajo están Richard Ferra y David Judd.
¿Cómo ha influido su herencia cultural georgiana en su trabajo y en la forma en la que aborda el diseño de moda?
Es difícil ser diseñador de moda en Georgia porque tengo que viajar mucho para llevar mi trabajo a otros lugares y comunicarme con personas de todo el mundo, pero al mismo tiempo, el dinamismo de la ciudad me aporta perspectiva y diversidad a la hora de diseñar.
Blazer Matasi de un solo botón, falda Linda de seda tafetán y bolso Jaqueline violeta. ‘Mules’ Tinate de cuero
Siempre escojo primero el tejido y después los colores. Es un proceso muy espontáneo e intuitivo"
Blazer Naome de un solo botón, camisa Dalma con botones, pantalones anchos Leara y ‘mules’ Tinate
El uso de tejidos sostenibles y de calidad es siempre protagonista en su moda. ¿En base a qué selecciona los materiales?
Algunos tejidos están siempre presentes en mis colecciones, como el tafetán, la lana, la seda y la muselina. También el chifón y la organza son importantes en algunas piezas. Siempre escojo primero el tejido y después los colores. Es un proceso muy espontáneo e intuitivo, como cocinar: preparas todos los ingredientes y después los juntas y sale algo completamente nuevo. Me dejo sorprender por el resultado.
En sus colecciones, las siluetas masculinas y femeninas se difuminan. ¿Cómo equilibra ese juego de estructuras?
Mi firma se basa en incorporar detalles masculinos en piezas más femeninas al mismo tiempo que busco desprender una cierta feminidad a través de prendas de corte masculino, como una chaqueta con hombreras o un traje de sastre. La belleza reside en el contraste.
La modelo luce un vestido transparente de seda de color naranja y con detalles fruncidos
¿Su moda no tiene género?
Sí tiene, en mi mente siempre hago ropa para mujeres. El contraste solo marca mi carácter en la moda. Lo que busco es representar a una mujer de carácter fuerte a la vez que suave, porque en cada mujer conviven esos matices.
¿Qué papel tiene la sostenibilidad en sus creaciones?
Es muy importante. Utilizo muchos tejidos reciclados y cuido mucho el proceso de confección. En mi taller nos encargamos de todo el proceso. De hecho, en la industria es, tanto para el presente como para el futuro, lo más importante.
Americana Niki, top cruzado Frances, minifalda Dorothy y bolso Jaqueline de plástico reciclado
¿Debería la industria abogar más por la sostenibilidad?
La moda es la segunda industria que más contamina. Además, no es necesario llevar tanta ropa, es decir, sobrecargar mucho un estilismo. Con pocas prendas ya te puedes crear un armario de calidad. A mis clientes siempre les digo que piensen en transmitir un mensaje claro y sencillo, como en la política.
¿Cuáles son sus planes para el futuro de su marca?
No pienso mucho en el futuro, me gusta estar presente y vivir el ahora. Pero, en general, busco hacer crecer mi negocio y convertirme en una marca más global. Me gustaría vender en tiendas con esencia, como las que hay en Dover Street Market de Londres.
Fotografía: Bèla Adler
Estilista: Tamuna Ingorokva
Modelo: Janina Maidorn (Viva Barcelona)
