Cuando se trata de asistir a una boda, la elección del vestido es crucial. Jesús Sanmartín, diseñador especializado en trajes de novia e invitada en Sanmartín Atelier, lo tiene claro: se tiene que ir elegante, pero no como si la invitada fuera el foco de todas las miradas. Esta declaración, compartida en sus redes sociales, ha generado debate sobre los errores más comunes en la vestimenta de invitadas y la diferencia entre la sofisticación y el exceso.
Claves para no perder la elegancia
Las gafas de sol, a no ser que lo pidan los novios, hay que cambiarlas por tocados.
Sanmartín advierte que los vestidos largos con aberturas exageradas, colas o brillos excesivos pueden desentonar en una boda. No hay nada más inoportuno que querer robar protagonismo a la novia, señala.
El diseñador, con experiencia en la confección de vestidos a medida en Valencia, insiste en que muchas invitadas caen en la trampa de la licra y los tejidos extremadamente finos. Estos materiales ajustados al cuerpo sin un buen forro dan la sensación de baja calidad.
Otro punto clave es evitar los monos sin estructura. Aunque existen diseños elegantes, muchos están confeccionados con tejidos finos y sin forro, lo que afecta su caída y puede generar un efecto descuidado. A esto se suma la importancia de elegir prendas que favorezcan la silueta sin marcar zonas no deseadas, como la cadera baja o el vientre. La elegancia está en potenciar los puntos fuertes de cada cuerpo y disimular los débiles.
En cuanto a los accesorios, el protocolo establece que las gafas de sol no son adecuadas para una invitada, especialmente si se lleva pamela. La función del tocado es resguardarte del sol, no combinarlo con unas gafas.
Tendencias para invitadas en 2025
Cada temporada tiene sus tendencias.
Si bien la elegancia se basa en el equilibrio, cada temporada trae consigo nuevas tendencias. Según Sandra Majada, creadora de Invitada perfecta, en 2025 destacarán los colores mocha, rosa empolvado y azul bebé, junto con la cintura baja y los escotes palabra de honor. También se vivirá un regreso de los vestidos boho con tejidos vaporosos y estampados florales, así como la consolidación de los volantes y las transparencias en faldas y pantalones.
Entre los complementos, los tocados artesanales con personalidad se posicionarán como los grandes protagonistas. Además, los guantes ópera, en versión tul o transparencia, volverán a ser un accesorio clave en bodas de noche. Majada destaca que, aunque la moda evoluciona, la clave está en encontrar el equilibrio entre tendencia y protocolo para no caer en el exceso.
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La elegancia en una boda no está reñida con la moda, pero sí requiere un criterio claro: respetar el evento, entender su código de vestimenta y apostar por la sofisticación sin caer en lo extravagante.