Comenzó repartiendo trajes de novia arriba y abajo con su Vespa, se inventó las colaboraciones con diseñadores internacionales - ¡con Christian Lacroix, Karl Lagerfeld y Zuhair Murad!_-, y fue la primera en irrumpir en las bodas mediáticas. Debutó con Paula Echevarría en 2006, y, desde entonces, la lista no ha parado de crecer con celebridades como Antonela Roccuzzo, en su boda con Lionel Messi en 2017, y Mery Perelló, en su enlace con Rafa Nadal en 2019.
Todo comenzó en una tiendecita de paseo de Gràcia y sin ningún plan de crecimiento a la vista
Siempre amable, siempre sonriente y con la palabra “amore” escapando sin cesar en su charla plagada de anécdotas que dan para escribir una novela, Rosa Clará es a día de hoy la jefa de una comunidad de novias fieles que ha crecido junto a la firma. Con presencia en 80 países -y 4.000 puntos de venta, una nueva sede de 22.000 metros cuadrados en construcción, capital 100% familiar y esfuerzo, muchísimo esfuerzo-, esta adelantada a su tiempo se encuentra así, de repente, sin haber tenido tiempo de asumir tanto éxito, celebrando el 30 aniversario de la empresa que creó para inventar los vestidos de novia, más difíciles. Los que son fáciles de llevar.

El grupo lanza 16 colecciones de novia y seis de fi esta, y ha vestido a ‘celebrities’ de medio planeta para sus bodas
Minimalistas. Elegantes. De líneas rectas. Sencillos pero muy elaborados por dentro. Atemporales. “Yo quería que alguien que se pusiera un vestido nuestro se viera guap y se sintiera cómoda”, cuenta Rosa Clará que le puso el nombre a este gigante internacional que es su empresa sencillamente porque no se le ocurría otro, y que tiene una palabra, también inventada, para definir su esencia. Vestibilidad
Y así es como echando mano de la “vestibilidad” ha encadenado estas tres décadas de éxito que marcan, además, un punto de inflexión. Quizá el momento más decisivo de toda su carrera porque Rosa da un paso al lado para ceder todo el protagonismo, absoluto, a su hijo Dani que se apellida Clará como ella y que, aunque es arquitecto de formación, maneja una soltura innata para manejarse en la industria de la moda nupcial.

Ha triunfado haciendo lo más difícil: vestidos fáciles de llevar
“Mi madre es sutilmente contundente”, cuenta él, arrancando una sonrisa traviesa a la diseñadora que reconoce sus artimañas. “Hace 12 años entró un CEO en la empresa, Manuel Cano, que espero que esté con nosotros siempre, y es el que de verdad manda, pero que Dani recoja mi relevo es lo mejor que me ha pasado en la vida”, explica Rosa Clara para reconocer que “aprovechando que la sede de l’Hospitalet quedaba pequeña abrí unas oficinas delante de la universidad donde estudiaba Dani para que pudiera venir por las tardes a hacer ahí sus proyectos.”. Y dirigiéndose a él, exclama “pero yo nunca te dije que vinieras a trabajar conmigo, ¿verdad amore?”.
Desde que entré por primera vez en la oficina valoro el doble el trabajo de mi madre”
Y en efecto. Nunca lo hizo. Pero una cosa llevó a otra. Como se dice ahora, todo resultó muy orgánico. “Comencé a hacer los proyectos de la uni y acabé haciendo los tuyos” -sigue Dani en su diálogo con Rosa- “pero desde que entré por primera vez en la oficina te valoro el doble”. Y, claro, Rosa Clará se emociona. Estalla de nuevo en risas... y lágrimas recordando la formación de su hijo en la empresa. “Lo hizo todo. Estuvo en todos los departamentos trabajando codo a codo y con humildad, hasta que un día el señor que repartía vestidos con la furgoneta se quejó. ¿Y cuándo vas a venir conmigo? le soltó a Dani que no se lo pensó dos veces. Estuvo una semana con él repartiendo vestidos así que tiene una imagen de la casa mucho más amplia que la mía”, explica Rosa.

El patrón, el mimo en los detalles y tejidos marcan la diferencia
Y de ahí al mundo.Luego Dani se fue a Estados Unidos recorriendo “tiendas hostiles, donde no sabían ni quiénes éramos, producto en mano”. Empezaron vendiendo a puerta fría y salió bien... Ahora Miami y expandiéndonos más y más. “Ahí también gustamos, amore”, resume Dani Clará.
Todo comenzó, ya se ha dicho, hace treinta años en una tiendecita de paseo de Gràcia y sin ningún plan de crecimiento a la vista. “Parece que fue ayer. Nos metimos en una espiral imparable de éxito y comenzamos a crecer y a crecer. y a crecer y no había manera de parar”, resume Rosa Clará impresionada. “Al año de abrir la primera tienda Barcelona comenzó este ascenso imparable. Dani ya había nacido y no quería viajar. Abrimos una tienda en Sevilla, luego otra en Alicante y ya fue un no parar de modo que me perdí muchas horas con mi hijo que ahora la vida me está devolviendo”, sonríe. “¿Verdad amore?”, le dice a Dani, y se abrazan en una muestra más de su compacta complicidad.
Dani ya había nacido y yo no paraba de viajar... me perdí muchas horas con mi hijo que ahora la vida me está devolviendo”
En este tiempo, además de acompañar a las famosas (o no) en el día más importante de su vida ha diseñado el vestido de su propia boda con Josep Artigas y los cinco de su nuera, Anne-Marie Colling, en una boda de película con 21 estrellas Michelin y cuatro escenarios inaccesibles para la mayoría de los mortales. Pero lo más importante, dice, es la llegada de Chloe Clará. Su nieta está llamada a ser el relevo del relevo de toda esta vorágine de éxitos .