Cómo hacer de lo clásico algo moderno con los fundadores de Hereu
Moda
La tradición no riñe con la vanguardia. Los patrones atemporales con siluetas inesperadas construyen la máxima de una moda lenta. La misma que el sello de marroquinería Hereu lleva calzando diez años.
Volver a formas clásicas con siluetas de insospechado parece ser la nueva tendencia, esa misma aleación que forja Hereu
No les gusta la palabra tendencia. Hay en José Luis Bartolomé y Albert Escribano una reticencia, muy elocuente, a la rigidez en sus colecciones. Se les podría definir como unos nostálgicos empedernidos. Como algo más que neorrománticos con debilidad por las cangrejeras, la piel de vacuno gallego y las arquitecturas disonantes. Son a la moda una semántica libre; al andar: calzado inesperado tras los pasos de algo conocido. Solo dos buenos amigos, claro, pueden gestar el genoma de la marca Hereu.
Su estudio, ubicado en Barcelona desde 2015, almacena un diálogo constante entre dos visiones, cóncava (Escribano) y convexa (Bartolomé), “Él siempre tira a menos y yo a más”. La unión de visiones de corte mediterráneo coincide con el pulso de este otoño: volver a patrones clásicos con pequeños detalles de inesperado. Parece la respuesta a un empache generalizado por las formas blandas, la resaca del renacimiento Y2K, tiempos convulsos y la bajada de fiebre del confort devenido de la pandemia covid-19. Véase la vuelta de las siluetas eduardianas (JW Anderson x Dior Homme), que ya se diagnosticaban en alza tras la exposición del Met Superfine Tailoring Black Style y su consecuente Met gala. Todo parece coagularse en una máxima común: heredar lo clásico con un enfoque radicalmente contemporáneo.
En Hereu trabajan sus zapatos con materiales propios del territorio
Quienes se acercan a las confecciones de Bartolomé y Escribano “deben ser un poco educados y con aprecio al material”, en sus propias palabras. Con voluntad por entender que la moda no solo propone un envoltorio textil hecho a nuestras siluetas, sino que también “un ensayo intelectual, emocional”. Gesto radical (relativo a la raíz) expresado con algo más que nostalgia. Porque ya no basta la nostalgia (instrumento de abrasión lenta con infantilismo subyacente).
Bolso de mano y de hombro Arta plisado, confeccionado artesanalmente en piel de cordero hecho en España. Sobre libro de Joan Miró Grand Palais, 1974.
Sin embargo, la nostalgia parece ser el factor clave para entender la propuesta de Hereu así como la tendencia. La nostalgia ha muerto y ha renacido ipso facto. La tendencia ya no es pendular. Las multiplicidades tendenciosas giran en espiral y se contradicen en simultáneo. Podemos vivir un renacimiento de la estética Y2K que conviva con el punk chic japonés, el barroquismo neochentero, el heroin chic y a su vez un marcado estilo clean look minimalista wabi sabi que abandere el oxímoron del lujo silencioso. Resultado: arcoíris social yuxtapuesto a la pérdida de pertenencia generacional en los tiempos de la inmediatez; carencia de raíz por exceso de raíz en un folclore líquido.
Mocasín Alacala junto a mocasín Nombela elaborados por artesanos en los talleres distribuidos por España
“Nacimos en los 80, nuestra nostalgia es la de nuestras familias de los 60 y los 70. Hay gente joven ahora, que tiene 20 años, que quizá no entiende la nostalgia de la misma manera que nosotros, pero sí lo ven como algo que les emociona igual.”, afirma Bartolomé. Hereu ha macerado todas sus piezas en esa pulsión por lo antiguo encontrando la horma de sus zapatos en la combinación de técnicas inherentes del folklore balear y peninsular, los gestos modernistas y las notas orgánicas. Claro que su mirada al pasado no trata de aferrarse a lo establecido sino que entiende su labor revolucionaria en tratar sus confecciones, al igual que la nostalgia, como “una artesanía en sí misma, algo con lo que poder ofrecer algo nuevo y honesto”, como aporta Escribano.
Un par de soft shoes Tilla Supple Shiny sobre el libro 'Artesanía popular de España', por Rafael Calvete
“La nostalgia es nuestra vida”, decía Roberto Peregalli en Los lugares y el polvo. En Hereu lo suscriben aunque también creen en que el futuro es posible y no necesita, como con sus zapatos, un calzador de tendencia. La nueva moda debe ser una más lenta, con una mirada renovada que pueda trazar nuevas maneras de entender lo atemporal: lo honesto. Esto no es un relato de tendencia. Es un relato de resiliencia. Una nota al pie de página sobre volver a formas conocidas de aristas insospechadas. Herencia popular, nuestro derecho a la belleza.
Nota a pie de 'scroll'
Tras nuestras pisadas
Bartolomé y Escribano entienden el folclore como una base documental imprescindible para sus colecciones. Conversando con ellos no se pudo evitar poner sobre la mesa: “Se llamaba patatera porque en Mallorca hay muchas patatas. Para recoger las patatas y que no se te metiera la tierra dentro tenía unos ciertos pliegues en concreto. Para los años cincuenta evolucionó para el uso de los ciclistas. Para ello quitaron los cordones a la patatera para que no se enganchasen en la bicicleta. Todo tenía un porqué. También encontramos una sandalia que se llamaba la frailera, que imitaba la silueta de las abarcas pero con un talón y una tira para que lo pudieran llevar los frailes...”. Esa pasión por el diseño de archivo así como el feísmo más práctico y costero como el de una cangrejera de los años ochenta dan por resultado su homenaje a la raíz.