Más de una década lleva MasterChef en emisión en nuestro país, y parece que todavía queda concurso para rato. Está claro que la fórmula funciona, y en gran parte, sean más amados o criticados por parte de la audiencia, el éxito reside en las caras visibles del formato. En el caso del programa de La 1, y tras la salida de Eva González en 2018, nunca pueden faltar los jueces.
Ese trío implacable, que forman tres de los chefs de mayor renombre de nuestro país. Dos hombres, Jordi Cruz y Pepe Rodríguez, pero solo una mujer. Ella es Samantha Vallejo-Nágera, conocida también por su faceta como responsable del reputado servicio de catering ‘Samantha de España’ o de Casa Taberna, el hotel-restaurante que regenta en Pedraza. Proyectos que se suman y que a veces hacen difícil que encuentre ratos para mimarse. Esos necesarios ratos para estar con ella misma.
“Enganchada” a la vida saludable
Siempre trata de sacar tiempo para cuidarse y tiene sus propios trucos
Sobre eso y otros tantos asuntos habló la propia Samantha en una entrevista para el diario ABC el pasado noviembre 2021. En conversación con la periodista Laura Pintos, la juez del concurso culinario de RTVE hacía hincapié en que “hay una edad en la que tienes que cuidarte cada vez más”. Ella reconoce que se cuida bastante, y esto parte de “la alimentación, descansar, controlar los excesos como fumar o beber, aunque yo no bebo y me fumo como mucho tres pitillos al día”.
“Estoy totalmente enganchada a mi vida saludable”, admitía entonces sobre una cotidianidad en la que dormir o el deporte se suman a otras ‘adicciones’ como la de “trabajar sin parar, soy bastante workaholic”. Sea como fuere, y por mucho que le encante su profesión, es consciente de que debe sacar tiempo para el descanso y el autocuidado. Y lo practica: “Me cuido la piel, bebo agua y me encanta darme un baño cuando llego a casa y ponerme cremas buenas que huelan bien, para mí todo eso es una gozada”.

Samantha Vallejo-Nágera en las cocinas de 'MasterChef'.
Tan sencillo como que “me gusta tener momentos para mí”, casi siempre por las mañanas, mientras comienza a organizar y hacer cosas y va poniéndose las cremas y cumpliendo con sus rutinas. En ellas, incorpora algunos trucos de belleza que no dudó en compartir con sus seguidores en su charla con el medio antes citado: “Yo me levanto, pongo los desayunos y después me gusta peinarme y ponerme mis cremas. Lo hago con un pincel, y disfruto muchísimo de hacerlo, de ese tiempo de mimarme, de mirarme a la cara y ver que estoy bien”.
“Veo personas que lo pasan mal”
No siente la presión pública que va de la mano con cumplir años
En aquella entrevista se definía también como “camaleónica, a veces más práctica y otras más sofisticada” en lo que a su apariencia se refiere. Admitía que le gusta disfrazarse, “ir un poco loquita”, y es así como de forma genuina se forma su estilo propio. El que la define, sin importar la edad o las presiones que otras personas que se dedican a su sector puedan sentir.
Y no precisamente por la parte que respecta a lo culinario, sino la que está asociada a la imagen y a presencia en los medios y que puede con el paso de los años. Ella, aunque ve esa presión en los demás, se alegra de no sentirla en primera persona. “Me siento bien, enérgica, estupenda, aunque sí, es cierto que veo personas que lo pasan mal, que intentan seguir ciertas tendencias o a personas más jóvenes”, explicaba, mientras que ella aseveraba sentirse “igual que una de 35”.