Rosario Nadal no necesita ocupar el centro para que todo gire a su alrededor. Su trayectoria —de las subastas de Christie’s a los márgenes creativos de Alttra, la fundación independiente que impulsa desde Mallorca— habla de una inteligencia sutil, capaz de conectar artistas, instituciones y territorios dispares. En 2017, durante la apertura de la tienda de Masscob en la isla, conoció a Jacobo Cobián y Marga Massanet, fundadores de la firma gallega.
Ya admiraba su trabajo, pero bastó esa primera conversación para que surgiera una sintonía que con el tiempo se volvió amistad. “Hace unos años hice un roadtrip por Galicia y ellos me hicieron de guías improvisados, dándome pistas fuera del circuito. Así empezó todo”, recuerda Nadal. Jacobo completa: “Fue una relación inesperada que se fue consolidando poco a poco”.
Rosario, Jacobo y Marga conformaron un triángulo de discusión creativa, con Abraham Cruzvillegas como vértice
La idea de una colaboración comenzó como tanteo en 2023, hasta que hace siete meses tomaron la decisión de trabajar seriamente. Rosario, Jacobo y Marga conformaron un triángulo de discusión creativa, con Abraham Cruzvillegas como vértice. De ese cruce nació una colección que rehúye el gesto puramente decorativo para explorar lo que ocurre cuando moda y arte comparten ritmo, lenguaje y territorio. “Admiramos a Rosario desde hace tiempo, pero mucho más ahora que la conocemos un poco más y hemos trabajado juntos —dicen desde Masscob—. Compartimos discreción y profesionalidad. Nos gusta que nuestro trabajo hable por sí solo y nosotros mantenernos en un segundo plano. Cuando Rosario nos contactó para ofrecernos el proyecto, no nos lo pensamos dos veces… y sin profundizar mucho, enseguida vimos que con ella liderando esto iba a ser una experiencia bonita.”

Camisa de popelín inspirada en la obra ‘Nuestra imagen actual 2019’, de la colección Masscob × Cruzvillegas
¿Qué buscaba Alttra al colaborar con Masscob? ¿Cuál fue el contexto irrepetible de este proyecto y cómo evitaron una relación meramente estética?
Admiro a Masscob desde hace tiempo, no solo por su estética, sino por su ética y por una forma de crear que siento cercana. Desde el principio, quisimos construir un diálogo genuino entre disciplinas, alejado de lo promocional. La obra de Abraham Cruzvillegas, con su mirada sobre la autoconstrucción, lo precario y lo poético de lo cotidiano, aportó una dimensión conceptual muy potente. El contexto irrepetible fue precisamente ese cruce improbable —y sin embargo orgánico— entre Abraham y Masscob. Alttra activó ese encuentro, cuidando los tiempos, las identidades y los procesos. Lo artístico salió de su espacio habitual para instalarse en un terreno fértil que la moda también puede ofrecer, siempre que se le permita trabajar con contenido, con sentido y con respeto mutuo.
¿Cómo se estructura una colaboración triangular sin diluir las autorías?
Toda colaboración exige respeto mutuo, apertura y generosidad. Esta lo fue. Las piezas son al mismo tiempo Masscob y Cruzvillegas, y también son unisex, lo cual amplió el alcance del diálogo. Mi papel fue guiar esa conversación, facilitar que cada voz mantuviera su identidad y se dejara transformar por las otras.

RosarioNadal, con túnica de lino rústico basada en la obra ‘Horizontes 2005’ , de Abraham Cruzvillegas, en la colección de Masscob y Alttra
¿Qué papel cree que juega la moda en los circuitos culturales serios hoy? ¿Sigue siendo mirada con condescendencia?
La moda es una forma de expresión cultural con un potencial artístico enorme, aunque a menudo se la subestime por su amplitud. Se la relega a las secciones de estilo de vida y rara vez se le concede un lugar en el discurso cultural serio, como si fuera únicamente comercial o superficial. Pero esa percepción ignora que todas las disciplinas —también el arte, el cine o la música— pueden caer en la banalidad. La moda no es solo ropa: es lenguaje, identidad, memoria colectiva y espacio de crítica social. La forma en que nos vestimos dice quiénes somos, qué queremos expresar y qué normas decidimos desafiar.
Trabajar desde los márgenes me permite tener una mirada más amplia
¿Qué puede ofrecer el arte contemporáneo a la moda? ¿Y viceversa?
Históricamente, la moda se ha nutrido mucho del arte, no solo en lo visual, también en lo conceptual. Los moodboards están llenos de referencias artísticas. Pero la moda también ofrece algo al arte: una conexión directa con lo social y lo político. Más allá de las disciplinas, me interesa el espacio común donde ambas se cruzan y generan nuevas formas de narrar el presente.

Rosario Nadal, con pantalón y camisade seda lavada con estampado de la obra ‘Autorretrato ciego’, deAbraham Cruzvillegas, de la colaboración de Alttra y Masscob
¿Cómo ha evolucionado su visión del rol de las instituciones frente al artista y el público?
El rol esencial no ha cambiado: generar y compartir conocimiento. Pero las formas sí deben actualizarse. Las instituciones hoy tienen que abrirse a nuevas formas de participación sin perder profundidad. Idealmente, deberían funcionar como espacios de diálogo horizontal. Aunque esta apertura no está exenta de riesgos: en algunos contextos, las presiones políticas o ideológicas pueden comprometer su independencia. Mi evolución ha sido orgánica. Sigo trabajando con instituciones, sector privado y proyectos filantrópicos como Alttra. Esta fundación surge de una necesidad real: traer a las Baleares experiencias acumuladas en años de trabajo internacional. Lanzarla aquí, donde la cultura de mecenazgo aún es limitada, ha sido un reto enorme, pero también profundamente estimulante.
¿Qué tipo de narración le interesa construir con Alattra? ¿Una fundación puede tener voz sin ego?
Siempre he preferido trabajar desde los márgenes. Colocarme fuera del centro me permite tener una mirada más amplia y fomentar el trabajo colectivo. En Alttra buscamos construir un relato accesible, donde el arte sea una herramienta para pensar el mundo. El ego, si está equilibrado, no es un problema: puede ser motor de motivación y compromiso.

Rosario Nadal lleva un plaid de algodón y lino basado en la obra ‘Nuestra imagen actual’, de Abraham Cruzvillegas, de la colección de Masscob y Alttra
Los responsables de la firma gallega, Jacobo Cobián y Marga Massanet, reconocen que el reto fue tan conceptual como artesanal. “Interpretamos la obra del artista a través de nuestra identidad —explican—. Seguimos de cerca el desarrollo creativo y artesanal, asegurando que la gama de colores y la esencia del artista se reflejaran en cada prenda, sin dejar de ser llevaderas ni perder autenticidad.”
¿Qué aprendieron del proceso de trabajo con Abraham Cruzvillegas?
Conectar con el universo conceptual de Abraham Cruzvillegas, conocido por su trabajo en torno a la transformación, la autoconstrucción, el uso de materiales cotidianos y la improvisación, ha sido todo un reto. Masscob se aleja de las tendencias comerciales y apuesta por el valor del arte en la vida cotidiana. Esta alianza representa una evolución en el lenguaje de Masscob, reafirmando su posición como una marca que cree en la creatividad honesta y el intercambio cultural.

“Conectar con el universo conceptual de Abraham Cruzvillegas, conocido por su trabajo en torno a la transformación, la autoconstrucción”
Hoy muchas marcas instrumentalizan el arte para ganar legitimidad, ¿cómo evitar que una colaboración como esta se vuelva puramente estética o decorativa?
Es clave involucrar al artista y mantener una colaboración abierta para que su visión y esencia se reflejen genuinamente en las prendas sin perder identidad de marca. Hay que explorar un diálogo real entre ambas partes, donde el arte y la moda se enriquezcan mutuamente, aportando significado y profundidad a cada pieza. Desde el enfoque de la improvisación, experimentamos, transformamos y adaptamos piezas permitiendo que el proceso creativo sea abierto, flexible y colectivo.
Es clave involucrar al artista para que su visión se refleje genuinamente en las prendas sin perder identidad de marca
¿Cómo describirían la colección?
De este diálogo creativo nace una serie de estampados en una paleta de colores fieles a la obra del artista, donde destacan tonos neutros acompañados de pinceladas de rosa, verde, azul... aplicados sobre sutiles sedas y tejidos naturales desarrollados en exclusiva para esta colaboración. Son treinta piezas que incluyen vestidos, chaquetas, camisas, pantalones, prendas de punto y accesorios, pensadas para ofrecer versatilidad tanto a mujeres como a hombres.
Fotografía: Bèla Adler.
Estilismo: Florence Reveillaud
Peluquería y maquillaje: Teresa Alamillo